Punto final
Esta carta trata de corregir las m¨¢s que notables desinformaciones que contiene el art¨ªculo del embajador de Uruguay en Espa?a publicado en este diario el pasado 15 de mayo. El embajador compara la amnist¨ªa concedida a los presos pol¨ªticos con los beneficios que para los agentes represivos representa la ley de punto final que el pueblo pretende cuestionar ahora.La amnist¨ªa a los presos pol¨ªticos se produjo al computar por tres a?os de c¨¢rcel cada uno de los realmente pasados, en base a las infrahumanas condiciones de detenci¨®n y aplicaci¨®n indiscriminada de la tortura flisica y moral. Hay a¨²n un buen n¨²mero de presos cuya amnist¨ªa no ha sido hecha efec.tiva, que gozan de una libertad solamente provisional. No existen, como el embajador afirma, ciudadanos que hayan cometido delitos sin pagar por ellos, a menos que considere que el exilio no es un duro castigo; mientras que s¨ª existen infinidad de ciudadanos que sin haber cometido ning¨²n delito prefirieron autoexiliarse a correr el riesgo de caer en manos de la indiscriminada represion que asol¨® al pa¨ªs durante m¨¢s de diez a?os. Mientras esto sucedi¨®, y sucede, no se ha purgado absolutamente ninguna pena, ni siquiera se ha identificado a los culpables, que siguen en el seno del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa atemorizando al pueblo.
El embajador identifica a los tupamaros como terroristas, cuando su ¨²nico acto susceptible de ser catalogado como terrorista fue la voladura de un establecimiento frecuentado por la oligarqu¨ªa en el que, por rara casualidad, la ¨²nica v¨ªctima fue precisamente un tupamaro. Pero no engloba en los terroristas a los aparatos represores y a las fuerzas armadas, involucrados en delitos tales como asesinatos en el pa¨ªs y en el extranjero (entre ellos los del senador Zelmar Michelini y presidente. de la C¨¢mara de Diputados, H¨¦ctor Guti¨¦rrez Ruiz); desaparici¨®n de personas (como el periodista Julio Castro), entre ellas varios ni?os; ejecuci¨®n de un golpe de Estado que atent¨® contra, la Constituci¨®n e implant¨® un verdadero r¨¦gimen de terror; detenciones arbitrarias; allanamientos y registros ilegales; cierres de sindicatos y de toda clase de organizaciones populares; apaleamientos, torturas, etc¨¦tera.
Mientras se llenan la boca declar¨¢ndose adalides de la democracia, las actuales autoridades atemorizan a la poblaci¨®n y amenazan a los funcionarios con la destituci¨®n si firman el pedido plebiscitario y al conjunto de la poblaci¨®n con la vuelta de la dic-
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tadura.- y dos firmas m¨¢s.
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