Litronas
La litrona sustituye al porro como t¨®tem de la gente reciente. Generalmente, se litronea mezcl¨¢ndole a la cerveza algunas pastillas, para que coloque m¨¢s. La pol¨ªtica/PSOE es la pol¨ªtica de la litrona, de la permisividad controlada, pero extensa, y por eso va a volver a ganar. La multitud, que no es ninguna ni?a, pero que no es m¨¢s que una ni?a, necesita sentirse libre, campante, bajo la mirada de pap¨¢. Pero en esto que Adolfo Su¨¢rez se alza con los 500 millones que le ha dado la Banca para hacer una pol¨ªtica "que pase a Felipe por la izquierda". El caso es que la Banca no financia eso, cualquiera lo comprende, sino una nueva derecha m¨¢s habitable que la de Fraga. Seguiremos viviendo el socialismo de la litrona. El PSOE ha coincidido con el alma temblorosa y anhelante del pa¨ªs, se ha producido aqu¨ª una eucarist¨ªa populista sobre la que descienden los ¨¢ngeles barrocos de Gregorio Prieto desde el cielo de vino de Valdepe?as. Entre Tina Turner y Alzaga, Espa?a se queda con Tina Turner. No es f¨¢cil desequilibrar este delicado equilibrio nacional a que han llegado los socialistas buenos y los espa?oles malos. Hay otra vez la Espa?a de las apariciones de la Virgen a la ni?a Alba Navarro pero ese Frente Popular est¨¢ pas¨¢ndole la estampita por el vestido a la ni?a Alba. Los psoes son m¨¢s agresivos fuera de Espa?a que dentro, y ¨¦sta es una de sus mejores ma?as en la pol¨ªtica de la litrona. En Bruselas atacan "el concepto tradicional de la familia", y en Madrid predican paz a las familias proletarias. Paz y litrona. Vamos a acabar siendo el pa¨ªs m¨¢s socialista de la CEE y el m¨¢s conservador del Banesto para abajo. Nuestro socialista de la CEE y el m¨¢s conservador del Banesto para abajo. Nuestro socialismo son los pantalones vaqueros que se ha puesto el pa¨ªs.Una cosa que se lleva siempre, que sirve para todas las estaciones y que, encima, "rmarca estilo". En el instituto Ramiro de Maeztu han quitado los crucifijos, como en el PSOE quitaron a Marx. Se trata de no ser los rehenes de un icono o de que el icono, cuando menos, sea tan inocuo y desechable como la litrona. Hern¨¢ndez Mancha dice: "Nuestras relaciones con la Banca son gloria divina". Pero la Banca ces¨® a Fraga, siendo Fraga. Su¨¢rez aspira al Gobierno en el 90, pero el Centro no existe, sino que come de alrededor. Punset tampoco existe y quiz¨¢ ni siquiera existe el a?o 90. Por algo ha dicho Caro Baroja que los pol¨ªticos, y no los intelectuales, "viven fuera de la realidad". Y es cuando el Vaticano reorganiza la extrema derecha espa?ola y don Marcelo sue?a nuevas beatificaciones bajo los Grecos de Illescas, que ahora los ha mandado a Madrid a ver ministros. Lo que pasa es que Felipe, ya que no otra cosa, despierta hoy en Europa m¨¢s curiosidad que el Papa. La simbiosis psocialismo/pueblo tiene un toque de honradez y un toque de vulgaridad que en Espa?a dan un metal muy maleable e indestructible al mismo tiempo. Es como una cosa hecha en casa, como los abrigos que nos hac¨ªan nuestras madres. Dentro de ese abrigo o camisa de cuadros sigue encontr¨¢ndose confortable nuestra gente, pese a todo. Mayormente, parece que le sienta. De modo que leemos novelas pornogr¨¢ficas de Carlos de Santander, nos desnudamos bajo el sol y nos regamos con la litrona, por dentro y por fuera, Renamos el alma con la bonanza del canuto y le rezamos obscenidades a Martirio. Hay ejercicios espirituales seg¨²n el m¨¦todo de San Ignacio, pero el cielo lo ganan siempre los mismos. El Congreso echa el candado, los ministros no pasan del "de que" y s¨®lo los periodistas cuentan a los huelguistas uno por uno. Carmen Romero hace campa?a por una punta del PSOE y Pablo Castellano por la otra. El personal se dir¨ªa que se ha encontrado a s¨ª mismo para nada, para la litrona. Fraga lo ha dicho con una obviedad: "El PSOE necesita a los pobres para existir".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.