Maravall y el barroco
En gran medida, el di¨¢logo intelectual entre Jos¨¦ Antonio Maravall y la Espa?a barroca resume su trayectoria como historiador. No en vano, si el libro ahora premiado tiene por origen un curso monogr¨¢fico dictado en 1966 en la ?cole des Hautes ?tudes, de Par¨ªs, sus antecedentes han de buscarse en los a?os cuarenta, cuando inicia la tesis doctoral sobre el pensamiento pol¨ªtico del barroco espa?ol, apenas terminada la guerra civil. En ese momento, con 30 a?os de edad, Maravall tiene ya tras de s¨ª experiencia como ensayista en las p¨¢ginas de El Sol, Luz, Cruz y Raya y Revista de Occidente. Ha sido disc¨ªpulo de Ortega y Gasset, y su pensamiento se encuentra marcado por el nacionalismo y por la frustraci¨®n de los ideales republicanos. Tal vez el inter¨¦s del siglo XVII surja en esa pregunta por las ra¨ªces de la nacionalidad, inspiradora tambi¨¦n de su Concepto de Espa?a en la Edad Media (1954). Esa preocupaci¨®n le lleva a analizar un per¨ªodo como el siglo XVII, en que se conjugan una crisis profunda y un alto grado de singularidad en el devenir hist¨®rico de Espa?a dentro del contexto europeo.Pero quiz¨¢ el an¨¢lisis qued¨® entonces pegado a lo menos significativo de la Espa?a barroca, los escritos pol¨ªticos. Maravall se dio cuenta de que la cultura barroca hab¨ªa sido en Espa?a un agregado muy complejo de manifestaciones diversas presidido por una l¨®gica interna, por una relaci¨®n peculiar entre la sociedad y el poder pol¨ªtico en un tiempo de crisis. De ah¨ª que cuando ¨¦l mismo ajusta sus coordenadas metodol¨®gicas en los a?os sesenta, vuelva a ocuparse del per¨ªodo utilizando una doble l¨ªnea de penetraci¨®n: afina, por una parte, los instrumentos de an¨¢lisis, y por otra, trata de engarzar el fen¨®meno est¨¦tico con su uso y manipulaci¨®n desde el poder mon¨¢rquico se?orial. El resultado es una serie de espl¨¦ndidos estudios que, a nuestro entender, culmina en un libro, La cultura del barroco (1975), y en el hoy premiado sobre la novela picaresca. En el fondo, y ello confiere quiz¨¢ mayor fuerza a su discurso, lat¨ªa la pregunta sobre las ra¨ªces de la crisis hist¨®rica de la Espa?a contempor¨¢nea.
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