Tiempo estancado
Luna de lobos, segundo largometraje dirigido por S¨¢nchez Vald¨¦s, cuenta una s¨®lida historia, pero sus resultados son endebles. Tiene tono de buen cine, hay en ella buenos di¨¢logos, posee una excelente ambientaci¨®n, los tipos son cre¨ªbles, es una pel¨ªcula sencilla e incluso a veces emocionante. Pero padece dos defectos graves: uno imputable a la cortedad de los medios de producci¨®n y el otro a que los autores del filme no han puesto remedio a esta cortedad con una argucia capaz de encubrirla.Relata la aventura de un grupo de guerrilleros antifranquistas en una agreste zona monta?osa del norte de Espa?a, durante un tiempo que abarca una d¨¦cada, entre 1937 y el final de la segunda guerra mundial. Pues bien, el rodaje de este dilatado tiempo de aventura se ha llevado a cabo en el marco de una eterna visi¨®n oto?al de esa zona monta?osa, creando as¨ª un escenario sin transcurso, un paisaje sin estaciones, que rompe la temporalidad del filme, en el que no hay reflejo del paso de los climas, ni, por lo tanto, sensaci¨®n de verdadera duraci¨®n. Y el buscado itinerario de la aventura, as¨ª encajonado, se estanca.
Luna de lobos
Direcci¨®n: Julio S¨¢nchez Vald¨¦s. Gui¨®n: Julio Llamazares y J. S¨¢nchez Vald¨¦s, sobre la novela del primero. Fotograf¨ªa: Juan Molina. M¨²sica: Luis Mendo y Bernardo Fuster. Montaje: Teresa Font. Producci¨®n: Jos¨¦ Luis Olaizola, 1987. Int¨¦rpretes: Santiago Ramos, Antonio Resines, Alvaro de Luna, Kiti Manver, Fernando Vivanco. Estreno en Madrid en cines Espa?oleto, Gran V¨ªa y La Vaguada.
500 semanas iguales
Un filme de estas caracter¨ªsticas debe rodarse por fuerza en varias etapas clim¨¢ticas. Al no permitirlo el sistema de producci¨®n, ¨¦ste destruye la verosimilitud del transcurso temporal. La pel¨ªcula puede ocurrir en cinco, en cincuenta o en quinientas semanas. Es lo mismo. No gravita sobre ella el peso de ese transcurso y esto repercute en la conducta de los personajes.Lo anterior es responsabilidad de un sistema de producci¨®n estrecho. Pero a esta estrechez han contribuido los autores de la pel¨ªcula al no intentar compensar la uniformidad del paisaje marcando con m¨¢s intensidad una evoluci¨®n, incluso una mutaci¨®n, f¨ªsica y ps¨ªquica en los comportamientos. De esta manera, al estancamiento del tiempo exterior se a?ade el propio estancamiento de las composiciones f¨ªsicas de los actores. S¨®lo el vago cambio que al final se produce en el personaje que interpreta Santiago Ramos apunta un rasgo que el director debiera haber acentuado y generalizado con m¨¢s energ¨ªa. Pero, adem¨¢s de ser insuficiente, este alobamiento del personaje llega demasiado tarde.
Todo esto repercute negativamente en una pel¨ªcula donde hay m¨¢s violencia en el enunciado de los sucesos que en su representaci¨®n. La escena de la emboscada del autom¨®vil, entre otras, revela la existencia de tal violencia indicada y no formalizada. El ralentizamiento de la imagen lo es de una conducta ya interiormente ralentizada por una disposici¨®n del juego de actores que parece dominada por la apat¨ªa y la falta rec¨ªproca de contrastes entre los personajes: todos parecen el mismo. S¨®lo Antonio Resines se embarca en el adosamiento de alguna distinci¨®n en su composici¨®n y su comportamiento. Pero su esfuerzo es solitario y no basta.
De ah¨ª que una gran parte de las bondades de Luna de lobos, que las tiene y no pocas, se diluya en estos dos graves defectos envolventes, que, de no haber existido, hubieran multiplicado sin duda la fuerza de convicci¨®n del relato.
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