La dimisi¨®n del jefe del Estado Mayor paname?o fortalece la posici¨®n del general Noriega
El cese, aparentemente "por motivos de salud", del jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas de Panam¨¢, coronel Roberto D¨ªaz Herrera, de 40 a?os, el n¨²mero dos de la jerarqu¨ªa militar, fortalece la posici¨®n Manuel Noriega, el hombre fuerte del pa¨ªs. Durante a?os circulaban en Panam¨¢ rumores sobre enfrentamientos entre el general y el segundo hombre del Ej¨¦rcito, coronel D¨ªaz Herrera, considerado como un militar m¨¢s izquierdista y m¨¢s af¨ªn al torrijismo.
D¨ªaz Herrera es primo del fallecido Omar Torrijos. No faltan los que consideraban prefabricadas las diferencias entre Noriega y D¨ªaz Herrera como un intento del general de conseguir un mayor margen de maniobra al poder presentar al coronel como exponente de una tendencia m¨¢s izquierdista y quedar ¨¦l como un hombre equilibrado y de centro dentro de las fuerzas armadas.El cese de D¨ªaz Herrera sorprendi¨® en Panam¨¢, aunque ¨²ltimamente circulaban rumores sobre su estado an¨ªmico. D¨ªas atr¨¢s un pol¨ªtico paname?o relat¨® al enviado de este peri¨®dico que un visitante encontr¨® a D¨ªaz Herrera dedicado al yoga en su despacho, cabeza abajo, y que luego explic¨® que una pulsera que llevaba alejaba las malas influencias.
El jefe de informaci¨®n de las fuerzas armadas, mayor Edgardo L¨®pez, dijo que los problemas de salud del coronel no eran espec¨ªficos, pero que no le permit¨ªan continuar en el servicio activo. L¨®pez dijo que "la ¨²ltima vez que le vi estaba p¨¢lido y hab¨ªa perdido mucho peso". Resulta extra?o que se lance la versi¨®n del cese por motivos de salud. En Panam¨¢ este es un pretexto especialmente desprestigiado despu¨¦s del cese del entonces presidente Ar¨ªstides Royo, que dej¨® la presidencia "por motivos de salud", en lo que se llam¨® el gargantazo. Royo justific¨® su renuncia con un mal de garganta, que le oblig¨® a abandonar la presidencia y partir como embajador a Madrid.
Entre las especulaciones desatadas por el cese de D¨ªaz Herrera figura la del diario de oposici¨®n La Prensa que mencion¨® la posibilidad de que todo est¨¦ relacionado con un intento del coronel de participar en la pol¨ªtica activa como, candidato en las elecciones presidenciales de 1989, tal vez con un nuevo partido pol¨ªtico. Los movimientos de pol¨ªticos paname?os cara a la presidencia de la rep¨²blica en las elecciones de 1989 est¨¢n fuertemente condicionados por la postura que dopte el general Noriega. Hasta ahora Noriega no ha desmentido que no vaya a presentarse, aunque suele decir, en tono de broma, que no quiere estropearle el negocio a los pol¨ªticos. No parece probable que Noriega vaya a correr el riesgo de dejar el puesto de mando de las fuerzas armadas para correr el albur de una elecci¨®n presidencial. Parece m¨¢s coherente pensar que Noriega siga como hombre fuerte en el ej¨¦rcito y se acoja a la posibilidad que le ofrece la ley de prolongar su permanencia en las fuerzas armadas cinco a?os m¨¢s, hasta completar 30 a?os de servicio activo.
Independientemente de las especulaciones que circulan en Panam¨¢, la posici¨®n de Noriega parece fortalecida con la retirada de D¨ªaz Herrera. El nuevo jefe de Estado Mayor es el coronel Marcos Justines. Est¨¢, considerado un buen administrador que deber¨¢ retirarse pronto. En ambientes pol¨ªticos paname?os se cree que Noriega debe evitar la permanencia como coroneles de militares que cumplan los 25 a?os de servicio activo y que deber¨ªan retirarse, porque esto provoca descontento entre las siguientes generaciones. Sin embargo los conocedores de la escena paname?a atribuyen al general la astucia y habilidad suficientes para satisfacer las ambiciones de posibles descontentos y consideran a Noriega capaz de fortalecer su posici¨®n dentro del Ej¨¦rcito.
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