L¨¦otard renuncia a la dimisi¨®n, pero deja abierta la posibilidad de crisis en el Gobierno franc¨¦s
Fran?ois L¨¦otard, ministro de Cultura y secretario general del Partido Republicano franc¨¦s, no dejar¨¢ el Gobierno conservador de Jacques Chirac, pero tampoco se someter¨¢ a la regla de silencio que ha intentado imponerle el jefe del Gobierno y presidente del RPR (Asamblea para la Rep¨²blica), Jacques Chirac. Por tanto, la posibilidad de una crisis de Gobierno no ha quedado todav¨ªa cerrada. L¨¦otard anunci¨® su decisi¨®n ayer, al filo de la medianoche, en Fr¨¦jus (Provenza), localidad de la que es alcalde, ante el congreso del d¨¦cimo aniversario de su partido, que acogi¨® con j¨²bilo sus palabras. Chirac hab¨ªa exigido a su socio de coalici¨®n la elecci¨®n entre guardar la m¨¢s absoluta disciplina o la dimisi¨®n.
"Soy secretario general del partido, y lo sigo siendo; soy ministro, y lo sigo siendo; tengo libertad de palabra, y sigo teni¨¦ndola", dijo el joven ministro de 45 a?os. L¨¦otard desliz¨® ligeras cr¨ªticas a Chirac, pero atac¨® principalmente al presidente, Fran?ois Mitterrand, que ser¨ªa, seg¨²n sus palabras, el principal beneficiario de la crisis, y lanz¨® sobre el primer ministro la responsabilidad de una ruptura del pacto de Gobierno. A sus militantes L¨¦otard pidi¨® "fidelidad y civismo", y al Gobierno "dignidad y responsabilidad".Todo indica que, antes de la esperada intervenci¨®n ante el congreso republicano se han prodigado las mediaciones entre el primer ministro, molesto con el ministro de Cultura por sus intervenciones ya en la perspectiva de las elecciones presidenciales, y Fran?ois L¨¦otard, resuelto a no realizar con cesiones p¨²blicas a su derecho a la libertad de palabra manteni¨¦ndose en el Gobierno.
El resultado podr¨ªa ser interpretado como una concesi¨®n de Chirac, que acepta las promesas de una mayor prudencia por parte de L¨¦otard, pero sin obligarle a ceder en las formas. Tambi¨¦n podr¨ªa entenderse, sin embargo, como un reto dirigido a Chirac para que sea ¨¦l mismo quien destituya al ministro.
La intervenci¨®n de L¨¦otard era esperada con el mayor inter¨¦s por los j¨®venes militantes liberales del PR y una notable indiferencia de la opini¨®n p¨²blica francesa, convencida de que la pol¨¦mica que ha mantenido paralizado al Gobierno franc¨¦s durante cinco d¨ªas tiene m¨¢s relaci¨®n con las ambiciones personales que con los programas pol¨ªticos. L¨¦otard de 45 a?os y considerado como una de las m¨¢s firmes promesas de la derecha francesa, afirm¨® el pasado lunes que su partido presentar¨ªa a las presidenciales al ex primer ministro Raymond Barre o a ¨¦l mismo, con exclusi¨®n del candidato del RPR, Jacques Chirac. L¨¦otard descalific¨® a los miembros del RPR, tach¨¢ndoles de "monjes-soldados".
El Partido Republicano se ha sentido constantemente avasallado por la ocupaci¨®n del poder del Estado por parte del RPR en detrimento de sus otros socios de coalici¨®n. Chirac reaccion¨® conmirtando al joven ministro a callarse o a salir del Gobierno.
El Partido Republicano es la tercera formaci¨®n pol¨ªtica francesa, despu¨¦s del Partido Socialista y del RPR, cuenta con 60 diputados y ha hecho una aportaci¨®n al Gobierno de Chirac m¨¢s en su imagen juvenil y modertia y en sus ideas conservadoras renovadas que en influencia. y en poder.
El fundador del Partido Republicano, el ex presidente de la Rep¨²blica Val¨¦ry Giscard d'Estaing, y el secretario general del RPR, Jacques Toubon, no asisten al congreso de Fr¨¦jus, previsto en principio como una fiesta de aniversario y convertido, al final, en una mezcla de psicodrama y de apertura de la campa?a para las presidenciales.
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