El ni?o Stefan Milenkovic, considerado uno de los mejores violines de Europa
El violinista yugoslavo Stefan Milenkovic, de 10 a?os de edad, ha rebasado, seg¨²n los cr¨ªticos, los c¨¢nones de ni?o prodigio y se ha convertido en uno de los mejores violines de Europa. Despu¨¦s de su reciente actuaci¨®n en Coblenza, un diario alem¨¢n dijo de ¨¦l que era "un ¨¢ngel bajado del cielo". Entre sus clases de la escuela primaria y los conciertos programados por todo el mundo no tiene un hueco libre hasta el a?o 1990. El Paganini del siglo XX, seg¨²n la cr¨ªtica italiana, tocar¨¢ el 27 de noviembre en Cremona con un Stradivarius que perteneci¨® a aquella diab¨®lica leyenda del viol¨ªn.
Ha realizado dos giras por Espa?a. En Londres actuar¨¢ el a?o que viene en una gala a beneficio de la lucha contra el SIDA, junto al tenor Pl¨¢cido Domingo y otros tres grandes de la m¨²sica. Sigue siendo un ni?o que desarma a los informadores, que esperan respuestas ret¨®ricas. Cuando le preguntaron qu¨¦ siente al interpretar la dificil¨ªsima Sonata op. 108 de Brahms, respondi¨®: "Me gusta tocarla y la toco, me siento bien".Ha sido en su tierra belgradense donde m¨¢s dificil le result¨® ser profeta, como en su tiempo al pianista Ivo Pogorelic. Los medios musicales yugoslavos llevaban a?os acogiendo con sonrisas las actuaciones de aquel ni?o tan mono de frac blanco, mientras que el extranjero lo consagraba. A los siete a?os de edad gan¨® en el festival checoslovaco de Ustina Orlici a ni?os prodigio de todo el mundo, algunos de 16 a?os de edad. Casi no pudo con la pesada copa de cristal de Bohemia que le entregaron de premio. A los ocho a?os toc¨® en Mosc¨² con la orquesta del Bolshoi, y este julio actuar¨¢ en el festival estadounidense de Newport y en el neoyorquino de Mozart.
Tras su triunfo como solista en un gran teatro belgradense, su ciudad le dio el espaldarazo retransmitiendo por televisi¨®n su interpretaci¨®n de una hora y 10 minutos de Vivaldi y Bach con los Solistas de Zagreb Belgrado se transform¨® para un comentarista en "la ciudad cuyo pr¨ªncipe era un ni?o", como la obra de Montherlant Su madre, Lidia Cainazzo, declar¨® a este peri¨®dico: "Duran te mucho tiempo cre¨ª que era un gran talento, pero hoy he visto que es un genio". En escena y ante las c¨¢maras tiene el aplomo contundente de un ni?o absorto en su juego.
Su padre, Zoran Milenkovic, profesor de viol¨ªn, quiso ver si Stefan val¨ªa para la m¨²sica cuando el ni?o acababa de cumplir los tres a?os. No le hizo ascos al arco y empez¨® con clases de 10 minutos, aumentando en cinco cada tres meses. Andan ya por los 155 minutos diarios. Para Zoran, lo m¨¢s importante es el equilibrio afectivo de su hijo, y parte fundamental de su pedagog¨ªa es que siga sinti¨¦ndose ni?o.
Por el momento, el ¨²nico problema de Stef¨¢n es que sus prodigiosas manitas no han empu?ado todav¨ªa un viol¨ªn de los grandes. Toca en un formidable picolo tres cuartos, un Gagliano del siglo XVIII.
Babelia
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