Thatcher repite
LA SE?ORA Thatcher, que desempe?a el cargo de primera ministra desde 1979, ha recibido un tercer mandato de los electores, con una mayor¨ªa holgad¨ªsima en el Parlamento, unos 140 diputados m¨¢s que los laboristas. Este resultado debe ser relativizado, considerando las cifras que ponen de relieve el efecto deformante que tiene el sistema electoral mayoritario a la hora de reflejar los votos en la composici¨®n de la C¨¢mara de los Comunes. Los laboristas son el ¨²nico partido que ha cosechado un incremento serio de votos, en torno al 4%, y gracias a ello han obtenido 20 diputados m¨¢s. El gran triunfo de la se?ora Thatcher consiste en que ha conservado el porcentaje de votos de 1983, cuando la guerra de las Malvinas elev¨® considerablemente su prestigio. Sin embargo, los conservadores pierden unos 20 diputados.Como ya ocurri¨® en 1983, una causa determinante de la victoria de la se?ora Thatcher ha sido la divisi¨®n de las fuerzas que se le enfrentan, en el marco de un sistema electoral que responde a una concepci¨®n bipartidista del parlamentarismo. Es cierto que se mantuvo un partido liberal cuando conservadores y laboristas pasaron a ser los protagonistas de la pol¨ªtica brit¨¢nica. Pero era un partido peque?o. En cambio, a partir de 1981, cuando un sector laborista se separ¨® de ¨¦ste para crear el partido social-dem¨®crata y aliarse con los liberales, el papel del tercer partido se ha modificado sustancialmente. Ahora ¨¦ste divide profundamente a los opositores del conservadurismo, y al no convertirse en alternativa, la mayor parte de sus votos se pierde. Los laboristas han despreciado este hecho, pero despu¨¦s de las elecciones de 1983 y 1987 cabe dudar de una derrota conservadora sin que se recupere de alg¨²n modo la estructura pol¨ªtica que exist¨ªa antes de la escisi¨®n de 1981.
Dicho esto, ser¨ªa absurdo explicar la victoria de la se?ora Thatcher por razones de mec¨¢nica electoral. Las ideas del thatcherismo reflejan en gran medida la mentalidad brit¨¢nica. Desde 1979, cuando las nacionalizaciones abarcaban sectores importantes y estaban muy desprestigiadas, Margaret Thatcher ha logrado, con una pol¨ªtica de austeridad y privatizaciones, mejorar aspectos importantes de la econom¨ªa. A pesar de tres millones de parados, los que trabajan se sienten m¨¢s seguros. El Gobierno ha dado satisfacci¨®n al sentido de la propiedad, facilitando que muchos ciudadanos sean due?os de sus casas. A pesar del evidente abandono en cuestiones esenciales, como educaci¨®n y sanidad, ha predominado la impresi¨®n de que el Reino Unido est¨¢ recuperando su prosperidad.
El laborismo sigue fuertemente arraigado en las zonas en las que, con industrias tradicionales metidas en una crisis end¨¦mica, hay grandes concentraciones obreras. Pero en las zonas, sobre todo en el Sur, en las que se desarrollan nuevas ramas productivas, con trabajadores de alto nivel t¨¦cnico, permanece un acusado predominio conservador, lo cual plantea un problema serio para el futuro del laborismo.
Aunque los temas internacionales no han desempe?ado un papel fundamental en las elecciones, la se?ora Thatcher ha podido atacar las propuestas de desarme laboristas en nombre de las exigencias de la defensa, y a la vez, con su apoyo a la opci¨®n doble cero, su viaje a Mosc¨² y su participaci¨®n en las grandes reuniones internacionales, identificar su persona con una pol¨ªtica de apoyo a un desarme razonable y con la elevaci¨®n del papel del Reino Unido en el mundo.
Para la causa europea, unas elecciones que indudablemente refuerzan el pese, de la se?ora Thatcher no es una buena noticia. Su tendencia a dar prioridad a las relaciones privilegiadas entre Londres y Washington es una fuente de Obst¨¢culos para la construcci¨®n europea. Pero Europa es lo que es.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.