Per¨², la historia extraoficial
Un espeso silencio sigue cubriendo la matanza de presos en Lima en. junio de 1986
Entre el 18 y el 20 de junio de 1986, los penales lime?os de Lurigancho y la isla-prisi¨®n El Front¨®n fueron asaltados por las tropas peruanas para reprimir un mot¨ªn de prisioneros de la organizaci¨®n terrorista Sendero Luminoso. Las autoridades militares admitieron entonces que 156 reclusos hab¨ªan muerto a consecuencia de la acci¨®n, entre ellos virtualmente todos los de Sendero en Lurigancho. Orgartizaciones pol¨ªticas y sindicales peruanas cifraron la matanza en 400 personas. El presidente Alan Garc¨ªa confirm¨® el 27 de Junio que m¨¢s de 100 extremistas hab¨ªan sido "ejecutados" despu¨¦s de rendirse. Un a?o despu¨¦s el silencio oficial planea Lodav¨ªa sobre aquellos hechos, remernorados ahora por un testigo que los vivi¨® muy de cerca.
Secreto, parcialidad o datos fragmentarios. Esto es lo que los peruanos tienen un a?o despu¨¦s de unos acontecimintoas -los asaltos a los penales lime?os de Lurigancho y la isla prisi¨®n- que contin¨²an conmoviendo profundamente en el pa¨ªs andino. Hay tambi¨¦n miedo, el temor de civiles, profesionales interesados en aquellos hechos o familiares ante el poder militar, que casi desde los primeros momentos control¨® la situaci¨®n.
Resumida telegr¨¢ficamente, la situaci¨®n actual es como sigue:
Gobierno: promesas iniciales de llevar el juicio por responsabilidades sobre los hechos hasta las ¨²ltimas consecuencias. Silencio posterior.
Jurisdicci¨®n: entregada poco tiempo despu¨¦s de los sucesos al fuero militar por la Corte Suprema de Justicia de Per¨².
Expediente: trece tomos. Su estudio, por la parte civil, fue abierto el 19 de mayo pasado.
Parte civil: ante la perspectiva de un juicio p¨²blico, una decena de abogados re¨²ne sus fuerzas en estos momentos para representar a los familiares de una docena de presos muertos.
N¨²mero de muertos: Catorce en Lurigancho (cifra oficial). Dos en la c¨¢rcel de mujeres Santa B¨¢rbara (oficial). Ciento treinta y siete o m¨¢s en El Front¨®n (c¨¢lculos extraoficiales). Se habla de detenidos-desaparecidos (no hay datos).
Juicio p¨²blico: de celebrarse, ser¨ªa despu¨¦s del dictamen del consejo de guerra, que tal vez se produzca en los pr¨®ximos d¨ªas. Esta posibilidad s¨®lo afectar¨ªa a un peque?o grupo de uniformados que estuvieron en las operaciones de Lurigancho. En el caso de El Front¨®n, no existen ni cad¨¢veres ni parte civil y, por tanto, tampoco acusados.
Participantes en la matanza: m¨¢s de 100 miembros del Ej¨¦rcito y de la polic¨ªa peruanos, seg¨²n c¨¢lculos extraoficiales.
Acusados: treinta y dos, entre subalternos (la mayor parte) y oficiales. Casi todos ellos son miembros de la Guardia Republicana. S¨®lo uno es miembro del Ej¨¦rcito, el general Jorge Rabanal Portilla. En la fase de instrucci¨®n fueron encausados 196 uniformados: diecinueve del Ej¨¦rcito y 177 de la Guardia. Extraoficialmente, se se?ala que s¨®lo hay nueve detenidos, y excepto ¨¦sos, el resto contin¨²a cumpliendo funciones en sus instituciones.
Detenidos: un coronel, un teniente, un alf¨¦rez, un cabo y cinco guardias, todos pertenecientes a la Guardia Republicana.
Supervivientes de la matanza: despachos oficiales confidenciales de julio del a?o pasado daban un total de 96; este n¨²mero sigue en entredicho.
Tumbas clandestinas: los m¨¢s recientes datos de Amnist¨ªa Internacional (del 29 de mayo) ofrec¨ªan la relaci¨®n de cad¨¢veres y los meses en que han sido encontrados, paulatinamente, 60 cuerpos, probablemente de El Front¨®n, de los que no hay identidad ni fecha de muerte. As¨ª, en enero de 1987, 10; en febrero, 29 en marzo, 7, y en abril, 14. Amnist¨ªa Internacional sigue esperando todav¨ªa la respuesta del presidente Alan Garc¨ªa a una carta que esta organizaci¨®n hurnanitaria internacional dirigi¨® al jefe del Estado el 24 de junio de 1986, en relaci¨®n a la agilizaci¨®n y garant¨ªas de un proceso sobre la matanza.
Presos actuales por terrorisrno: las c¨¢rceles lime?as de Lurigancho y Cantogrande albergan ahora a todos los acusados de terrorismo. S¨®lo en la primera, y seg¨²n c¨¢lculos extraoficiales, hay m¨¢s de 40.
Situaci¨®n de El Front¨®n y Santa B¨¢rbara: destruidos. Hoy inoperantes.
Testimonio directo
Lo que sigue es el testimonio directo de una persona que por su trabajo en los penales de El Front¨®n, Lurigancho y Cantogrande a lo largo de a?os puede sacar a la luz -sin nombres ni fechas- la escondida vida de estos penales antes de la matanza, en el momento de producirse y clespu¨¦s de ella.
"Calculo que en uno y otro perial (el Front¨®n y Lurigancho) rnurieron unos .170 presos", dice el testigo. "Antes de los hechos, en la isla-prisi¨®n hab¨ªa unos 170 internos, y en Lurigancho, entre 1,20 y 130".
"Seg¨²n los par¨¢metros l¨®gicos", a?ade, "es inexplicable lo que pas¨®, porque se habr¨ªa podi(lo hablar. Cu¨¢ntas cosas sucedieron id¨¦nticas o m¨¢s graves; por ejemplo, la toma de rehenes de toda la plana mayor del Instiluto Nacional Penitenciario en El Front¨®n... Pero conversamos, conversamos y la cosa se arregl¨® muy bien. Pero aqu¨ª no... La cosa fue brutal. Me enter¨¦ en la tarde del mismo d¨ªa de los sucesos, cuando ya se hab¨ªa establecido todo el cord¨®n policial. Trat¨¦ de intervenir, pero era demasiado tarde. Era tarde porque anlles solicitaban asesor¨ªa directainente las autoridades, pero en esta ocasi¨®n no. Con el cambio a un nuevo Gobierno no lo pensaron. Actuaron as¨ª, a la loca".
"Tengo la impresi¨®n", a?ade, de que en el Gobierno se lleg¨® a !an estado de exasperaci¨®n y que actuaron tambi¨¦n de una manera exasperada. Pocos d¨ªas despu¨¦s, pude intervenir pero ya, en Lurigancho, no val¨ªa la pena. No hab¨ªa nada. Ten¨ªamos que ocuparnos de los sobrevivientes en Canto Grande. Entr¨¦ unos d¨ªas despu¨¦s en Luirigancho, pues en El Front¨®n nadie m¨¢s volvi¨® a entrar. Aquello era un caos. Todo estaba revuelto, como despu¨¦s de una guerra: papeles diseminados por todas partes, manchas de sangre y, todo lo que ellos hab¨ªan puesto, cositas como ¨¦sta [y ense?a un largo clavo afilado en la punta, ainarrado con un alambre a un palito, tal vez las ¨²nicas armas de los amotinados en el momento del operativo ... ]. ?sa es la triste realidad".
El olvido
"Algunos se salvaron", dice este testigo, "porque estaban en la carceletajudicial. Es dificil explicar todo esto. A un a?o de lo sucedido pues... las cosas se olvidan pronto. El Front¨®n est¨¢ completarn.ente destruido y es territorio militar. En Lurigancho siguen algunos presos de Izquierda Unida [IU, segunda fuerza electoral del pa¨ªs], algunos del Movimient,o Revolucionario Tupac Amaru [MRTA]. Quedan unos 30. De Sendero Luminoso, muchos, muchos. Ahora, estos presos son llevados a Cantogrande, una c¨¢rcel que hoy cuenta con 1.010 internos y que es una especie de compendio de todo: est¨¢n las mujeres y los hombres de Sendero, del MRTA y algunos universitarios (siete), sobre todo de la universidad de San Marcos. Est¨¢n tambi¨¦n los secuestradores, los capos de la droga y los polic¨ªas acusados de delitos comunes".
"Hoy, entre Lurigancho y Cantograride", a?ade, "hay un total aproximado de 220 presospol¨ªticos. En Lurigancho, en los pabellones donde ocurri¨® la matanza, todo est¨¢ limpio y se encuentran los talleres de artesan¨ªa y carpinter¨ªa de los presos comunes. La vida diaria de estos presos pol¨ªticos es igual a la de siempre, Muy organizados, muy, muy disciplinados. Recuerdo la disciplina paramilitar que ten¨ªan los que: conoc¨ª en anos anteriores. Ten¨ªan sus horas de trabajo intelectual intenso. En una ¨¦poca estudiaban 40 horas por semana, incluso s¨¢bados y domingos. Por eso, campesinos que entraban sin saber leer y escribir sal¨ªan alfabetizados. Exist¨ªan todos los grados escolares y pod¨ªan estudiar hasta el segundo ciclo de universidad, porque hab¨ªa profesores. Esa organizaci¨®n. alcanzaba -tambi¨¦n al trabajo artesanal, al entretenimiento, al adoctrinamiento, a la limpieza y la cocina".
Situaci¨®n explosiva
"Se ha hablado en estos d¨ªas que viene una nueva matanza", prosigue. "En medios cerrados siempre corren rumores de esta clase. Ahora, lo que s¨ª es cierto, y es un hecho objetivo, es que Cantogrande es una c¨¢rcel peligrosa. Poco a poco, se ha ido deteriorando la disciplina de los presos en general, excepto los pol¨ªticos, que se mantienen organizados. Los presos se pasean por donde les da la gana; hay anarqu¨ªa, cuesti¨®n que se les ha hecho ver varias veces a las autoridades, pues es una situaci¨®n potencialmente peligrosa y no s¨®lo potencialmente; ya ha habido muertos en ri?as internas. Mal dise?ada, hecha para funcionar electr¨®nicamente, con una tecnolog¨ªa que era lo mejor hace 20 a?os en Espa?a y que fue cortada por un bulldozer que cercen¨® 35.000 cables del sistema y por eso todo se hace de forma manual, se puso en funcionamiento cuando a¨²n no estaba terminada, a finales de 1984". La construcci¨®n se demor¨® considerablemente. El contrato Con una empresa espa?ola, que provoc¨® distintos embrollos, se hizo famoso por todo eso. Fue discutido, rediscutido, enjuiciado y finalmente esa c¨¢rcel no se termin¨® completamente. La situaci¨®n es explosiva en Cantogrande. En el Per¨², entre el 75% y el 80% de la gente que est¨¢ en las c¨¢rceles no est¨¢ sentenciada, s¨®lo procesada".
"El juicio de resporisabilidades por los hechos del a?o pasado", asegura el informante, "ha tardado tanto que no s¨¦ c¨®mo se va a. llevar a cabo. Creo que ahora se ha alentado a las familias para presentarse como parte civil. Hay responsabilidades tambi¨¦n, de los diversos oficiales que participaron en la matanza: cabezas, Rabanal, Azabache, y no s¨¦ c¨®mo se va a ventilar esto. Aqu¨ª lo ¨²nico que he esperado es lo inesperado".
"Ahora", concluye, "lo que se ha debido constituir y no se hizo, lo cual es lamentable y escandaloso, es la comisi¨®n parlamentaria (le seguimiento al caso".
La voz calla. No hay m¨¢s que decir.
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