Un aviso en Tarragona
EL ATENTADO contra la refiner¨ªa de Tarragona revela que ETA ha decidido abrir un nuevo frente: golpear objetivos susceptibles de crear unos niveles de terror colectivo muy superiores a los que crean sus asesinatos individuales o los golpes de mano veraniegos en las zonas tur¨ªsticas. Quienes tuvieron que abandonar sus casas en plena noche, en medio de deflagraciones, fuego y una intensa humareda, llevaban sin duda en la mente el temor a que el atentado en las instalaciones de Enpetrol desencadenase a continuaci¨®n un rosario de explosiones en los dep¨®sitos de productos qu¨ªmicos de alta peligrosidad all¨¢ existentes, con unas repercusiones todav¨ªa m¨¢s dram¨¢ticas. Todo esto hace pensar, situados en un pa¨ªs que tiene diversos centros neur¨¢lgicos de este tipo, as¨ª como centrales donde se trabaja con energ¨ªa nuclear, que ETA est¨¢ elevando su propio list¨®n respecto a la utilizaci¨®n del terror colectivo como arma estrat¨¦gica.El atentado y las posteriores confesiones de los responsables policiales ponen de manifiesto la palpable indefensi¨®n en que se encontraba el gran complejo tarraconense de industrias petroqu¨ªmicas y de qu¨ªmica de base, y, por extensi¨®n, la situaci¨®n de las otras instalaciones de estas caracter¨ªsticas que existen en Espa?a. ETA ha paralizado, aparentemente sin mayor esfuerzo, el primer centro petroqu¨ªmico espa?ol. Ning¨²n sistema de vigilancia detect¨® la presencia de las bombas en el complejo. L¨®gicamente, debe reforzarse el dispositivo de seguridad de estos polvorines en potencia. Si ante este atentado, que sit¨²a en el punto de mira de las acciones de ETA a otros complejos como el qu¨ªmico de Huelva, el petroqu¨ªmico de Algeciras o las instalaciones de Santa Cruz de Tenerife, todos ellos pr¨®ximos a centros urbanos, cabe esgrimir -aunque con un valor escasarnente atenuante- el factor sorpresa, a partir de ahora ser¨ªa una aut¨¦ntica terneridad p¨²blica no adoptar rnedidas rigurosas de prevenci¨®n.
Pero el atentado de Tarragona pone asimismo de manifiesto el grave vac¨ªo legal que existe en nuestro pa¨ªs respecto al control de las industrias peligrosas, por un retraso en la adecuaci¨®n de la llamada Directiva de Seveso, promulgada por la Comunidad Europea en 1982, despu¨¦s de la cat¨¢strofe originada en aquella ciudad italiana. La legislaci¨®n espa?ola no dispone a¨²n de una normativa que obligue a las industrias que trabajan con sustancias de alto riesgo a informar exhaustivarriente a las autoridades acerca de los productos que manipulan. Ninguna norma obliga tampoco a elaborar, en funci¨®n de ese inventaro, un doble plan de emergencia -interior y exterior- para casos de accidente. Si bien es cierto que las empresas tienen dispositivos para actuar en caso de emergencia -el control del siniestro de la refiner¨ªa de Eripetrol, donde no se produjeron nuevas explosiones por el efecto de simpat¨ªa, es un ejemplo de ello-, no lo es menos que la poblaci¨®n civil est¨¢ hoy indefensa ante una eventual cat¨¢strofe. Una gran parte de las 140.000 personas que viven en el ¨¢rea de influencia del complejo petroqu¨ªmico sali¨® la noche del atentado a la calle, presa del p¨¢nico, sin haber sido aleccionada sobre lo que ten¨ªa que hacer en un caso as¨ª.
Urge, pues, que el Gobierno tramite con celeridad su anunciado decreto sobre la prevenci¨®n de accidentes mayores en actividades industriales consideradas de alto riesgo, con el objetivo de cubrir por lo menos el vac¨ªo legal existente y homologar nuestros niveles cautelares con los existentes en el resto de la Comunidad.
Hay que precisar que en el caso de Tarragona -as¨ª como en las instalaciones de Huelva- en teor¨ªa ya estaba vigente, con car¨¢cter experimental, un plan de emergencia y seguridad, pero apenas ha servido para nada. Este plan a¨²n carece incluso de previsiones sobre c¨®mo alertar a la poblaci¨®n en un caso de siniestro. El real decreto, una vez aprobado -tras este atentado, presumiblemente se firmar¨¢ este mismo verano-, tardar¨¢, con todo, unos dos a?os en homologamos con el resto de la Europa comunitaria.
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