Dos togados para Bokassa
Los abogados franceses del ex emperador preparan el segundo asalto para salvar a su cliente
ENVIADA ESPECIAL, La condena a muerte del ex emperador de, Centro¨¢frica, Jean Bedel Bokassa, ha dejado consternados a sus abogados franceses, Francis Szpiner y Fran?ois Gibault: han perdido el primer asalto sin que el tribunal aceptara siquiera atenuantes para su cliente. En el hotel de Bangui, la capital, que ha sido su domicilio a lo largo del juicio, Szpiner no para de ir de un lado para otro del vest¨ªbulo, nervioso y agitado. "Lo confieso", afirma, "no soporto ser derrotado".
La situaci¨®n es dificil, pero aun as¨ª Gibault mantiene su flema y su compostura aristocr¨¢tica. "Simplemente tenemos que enfrentarnos a los hechos. La justicia sigue su curso y ya estamos en el siguiente paso, el recurso ante el Tribunal Supremo", afirma.Ambos abogados pertenecen a la cr¨¨me de la cr¨¨me de la abogac¨ªa francesa. Y a pesar de sus personalidades absolutamente dispares est¨¢n de acuerdo en un punto: el juicio de Bokassa no s¨®lo ha sido el acontecimiento del siglo, como dicen en Bangui, sino una lecci¨®n para todo el continente negro. Por primera vez en estas latitudes se ha juzgado a un ex jefe de Estado con garant¨ªas jur¨ªdicas fiables.
Cuando llegaron a Bangui, hace ya m¨¢s de seis meses, tem¨ªan la reacci¨®n negativa de la gente de la calle, que entonces era un¨¢nimemente partidaria de la culpabilidad del ex emperador. En la ciudad la gente suele referirse ahora a los abogados utilizando el calificativo respetuoso de maestro y acude a manifestarles que "tienen raz¨®n". Una de las muchas paradojas del proceso es que el que ha estado bajo protecci¨®n oficial es el fiscal Gabriel Faustin Mbodou, mientras no ha habido ninguna escolta para los defensores.
Tanto Gibault, que ya ha pasado la cincuentena, como Szpiner, de 33 a?os, tienen a sus espaldas un amplio historial de casos sonados. El primero fue defensor de la Organizaci¨®n del Ej¨¦rcito Secreto (OAS) en los tiempos de la dram¨¢tica descolonizaci¨®n de Argelia. Szpiner debut¨® en la abogac¨ªa con apenas 21 a?os y ha intervenido en el caso Jean de Broglie, a favor del supuesto instigador del asesinato del que fuera ministro de De Gaulle, y ha defendido a los presuntos terroristas que atentaron contra el representante de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) en Par¨ªs Ezzedin Kalak. En la actualidad es el abogado de Christian Nucci, el ex ministro socialista franc¨¦s de la Cooperaci¨®n implicado en el esc¨¢ndalo Carrefour.
Personalidades opuestas
Adem¨¢s de la edad, a ambos los separa tener dos personalidades completamente opuestas. Szpiner es impulsivo, un manojo d nervios en permanente agitaci¨®n d¨ªscolo y con una conversaci¨®n que cae sobre el interlocutor como un torrente desbordado. Tiene dotes de gran showman y hace gala de una elocuencia altisonante. En la sala ha tronado con voz especialmente grave para recordar el glorioso pasado militar del ex emperador en las fuerzas armadas francesas -donde Bokassa alcanz¨® el grado de capit¨¢n- y despertar los puntos d¨¦biles de la joven con ciencia hist¨®rica centroafricana con sus citas sobre el amor filial, del que siempre ha presumido Bokassa, que le profesaba su h¨¦roe preferido, el general De Gaulle, y sobre la participaci¨®n africana en la Il Guerra Mundial y en la campa?a de Indochina.Gibault se caracteriza por una expresi¨®n inimitable que s¨®lo rompe un ligero tic en el ojo izquierdo. Fue coron¨¦l del E ej¨¦rcito franc¨¦s en Argelia y ha recibido prestigiosas condecoraciones militares, que exhibe, cosidas en su t¨²nica negra de letrado, durante sus sesiones ante los tribunales. Es hombre de pocas palabras pero certeras.
El primero en Regar a Bangui fue Szpiner, simpatizante de Chirac y del que se dice que fue sugerido a Bokassa por sus amigos de extrema derecha, en Francia. Se esperaba que llevara el proceso al campo de las implicaciones del Gobierno franc¨¦s en el golpe de Estado, que en la noche del 20 al 21 de septiembre de 1979 derroc¨® a Bokassa, y especialmente contra la figura del entonces presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing, por el que no nutre simpat¨ªas: concretamente en el famoso esc¨¢ndalo de los diamantes regalados por Bokassa al entonces jefe de Estado galo y la desaparici¨®n, la noche del 21 de septiembre, de los archivos y joyas que guardaba el emperador en las villas que fueron saqueadas, en primer lugar, por los soldados franceses.
Pero dos d¨ªas antes de que comenzara el Juicio apareci¨® Gibault, a quien califican como el enviado de Par¨ªs. A partir de ese momento la estrategia de la defensa tom¨® Otro camino: hacer hincapi¨¦ en la mala conciencia de las elites centro africanas, para convertir de este modo el juicio contra un hombre en un examen de conciencia para toda una sociedad y un sistema.
"Bokassa ha tenido un gran valor al decidir volver aqu¨ª a enfrentarse con la justicia", subraya Gibault. Su colega Szpiner es m¨¢s tajante. Considera que el fiscal, al pedir la pena de muerte para su cliente, se ha empe?ado en perseverar en sus errores", en lugar de aprovechar su oportunidad para hacer prueba de humanitarismo y generosidad. Por eso, seg¨²n afirma, pidi¨® p¨²blicamente que Dios perdonara al fiscal Mbodou. Una mujer entre el p¨²blico dijo: "Y que Dios te perdone a ti, ma?tre Szpiner".
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