Los goles anulados
Hay vidas tambi¨¦n as¨ª. Lo normal es que en alg¨²n momento algo se tuerza que t¨² no detectes, y sigas adelante (o atr¨¢s, dependiendo del momento) sin saber que todo est¨¢ anulado desde el principio y no habr¨¢ resultado
Quiz¨¢ el momento en que el f¨²tbol mejor imita a la vida es cuando se produce una falta clara que el ¨¢rbitro no pita y sigue el juego, con un equipo haciendo circular el bal¨®n y el otro defendi¨¦ndose, sospechando los dos que lo que est¨¢n haciendo no valdr¨¢ de nada si finalmente alguno marca gol. Se produce entonces ese fen¨®meno fant¨¢stico: atacar con escepticismo. Pueden pasar varios minutos, eternos para el espectador, e incluso puede pasar que todos olviden que hubo en el origen una falta y se lancen a por el partido con todo: pues bien, tampoco vale. No s¨¦ si el reglamento lo contempla, ?pero podr¨ªa producirse un fuera de juego que el ¨¢rbitro no ve en el minuto uno, que no salga la pelota durante 89, marque un equipo en el 90 y haya que anular no el gol, sino el partido?
Hay vidas tambi¨¦n as¨ª, invalidadas desde el principio, pero pocas. Lo normal es que en alg¨²n momento algo se tuerza que t¨² no detectes, y sigas adelante (o atr¨¢s, dependiendo del momento) sin saber que todo est¨¢ anulado desde el principio y no habr¨¢ resultado. Y sin embargo, he aqu¨ª el aprendizaje ya cantado por Machado sobre el camino: ?no mereci¨® de alg¨²n modo la pena?, ?no se divirti¨® el equipo mientras hac¨ªa una jugada espectacular?
Esos minutos, incluso a?os, en los que todo sigue funcionando como simulacro, pueden ser m¨¢s provechosos a¨²n que aquellos destinados a la trascendencia. Pedro Garc¨ªa Cuartango tiene una frase al respecto: ¡°Pocos se dan cuenta de que el disfrute de la vida depende mucho m¨¢s de los conocimientos que no tienen ninguna utilidad ni sentido pr¨¢ctico que de la habilidad para engrosar la cuenta corriente¡±. Si lo trasladamos al f¨²tbol, exagera: uno prefiere siempre lo ¨²til. Pero del mismo modo que en esta temporada las ocasiones falladas por Mbapp¨¦ posteriormente anuladas por fuera de juego previo, apenas suponen alivio para el jugador (¡°?qu¨¦ me pasa?¡±, podr¨ªa preguntarse), los goles anulados s¨ª son un dep¨®sito de confianza: (¡°no ha subido al marcador, pero he batido al portero, me he desmarcado del defensa, estar¨¢n m¨¢s pendientes y nerviosos en la siguiente jugada¡±).
En el partido de este domingo, el Madrid marc¨® tres goles m¨¢s de los que subieron al marcador. Uno sirvi¨® a Mbapp¨¦ para confirmar ¡ªlo hab¨ªa hecho en Arabia, pero la goleada del Bar?a no es contexto para reivindicar a nadie¡ª que est¨¢ ya en modo estratosf¨¦rico: hasta marc¨® un penalti, qui¨¦n lo dir¨ªa. Hubo otro, el de Valverde, que s¨ª perjudic¨® al Madrid: no se puede tener una racha as¨ª de loca mucho tiempo, y el Madrid perdi¨® esa bala. Fue un partido dibujado de una forma extra?a. Empez¨® con un golazo de Las Palmas a los 27 segundos, sigui¨® con un gol fallado a puerta vac¨ªa por Brahim en el minuto tres y se desatasc¨®, para el Madrid, con un penalti de delantero, esa zancadilla absurda de quien se maneja mejor en el ¨¢rea contraria que en la propia. Lo cometi¨® Sandro sobre Rodrygo. El penalti de delantero se caracteriza porque casi siempre se le hace a un rival que se est¨¢ saliendo del ¨¢rea; Rodrygo se marchaba del ¨¢rea de Las Palmas buscando sabe Dios qu¨¦ angulo, y antes de irse, Sandro lo derrib¨®. Eso pasa tambi¨¦n mucho en el d¨ªa a d¨ªa: te est¨¢s marchando del bar a casa, y antes de cruzar la puerta te regalan un penalti.
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