Intelectuales
No pude acudir al Congreso de Intelectuales de Valencia por razones (graves) de salud "Los cuerpos son honrados" dijo Max Frisch. Quiz¨¢ mi cuerpo se rebelaba silenciosamente contra un Congreso donde sab¨ªa que le iban a "pegar". Porque en los congresos de intelectuales siempre le pegan a uno, siempre le pegan a alguien, y ese alguien suelo ser yo. Efectivamente, en Valencia, como no estaba yo, han tenido que pegar a otro. Hace a?os que no asisto a congresos de intelectuales. No me lo pide el cuerpo, que es honrado. Reagan y Gorbachov se re¨²nen en la cumbre y no est¨¢n de acuerdo en nada, pero no se pegan. Los de la ONU, los del Mercado Com¨²n, los consejos de ministros se re¨²nen todos los d¨ªas, y tampoco suelen estar de acuerdo en nada, pero no se pegan. Los nuevos te¨®logos discuten, con el Papa, pero no le pegan. La UCD tuvo un congreso cataclismal donde se hizo astillas el partido, pero nadie peg¨® a nadie. Y los comunistas lo mismo. Nadie ha pegado a Carrillo. Los ¨²nicos que se pegan son los refinados y exquisitos intelectuales. La cosa tiene tradici¨®n. En los cincuenta hubo un congreso de poetas en Segovia y dos ilustres intelectuales se dieron de bastonazos. De entonces ac¨¢ la movida no ha parado. A m¨ª no me ha amenazado nunca de violencia ning¨²n pol¨ªtico (que es la clase que peor trato), sino alg¨²n intelectual. Dijo Sartre que el artista es el par¨¢sito del pr¨ªncipe y que, cuando desaparecieron los pr¨ªncipes, el intelectual, el artista, el poeta, se erigi¨® en pr¨ªncipe de s¨ª mismo.Eso es lo que les pasa. Que est¨¢n hist¨¦ricos de haber perdido todo poder sobre la Historia y la sociedad. Y por eso se pegan. La violencia es el atributo de los m¨¢s d¨¦biles. Estoy haciendo una versi¨®n espa?ola, por encargo, de El carro de las manzanas, de Bernard Shaw. Es una comedia paradojal con un rey m¨¢s audaz y m¨¢s pol¨ªtico que su Gobierno socialista. Pero detr¨¢s de todos ellos est¨¢ Roturas SA, la gran industria pesada de la destrucci¨®n/ construcci¨®n, que es quien realmente gobierna el pa¨ªs (Inglaterra). Hoy, los pol¨ªticos y los intelectuales saben que detr¨¢s de todos nosotros est¨¢ Roturas SA, gobernando, pero los pol¨ªticos hacen mejor el juego (porque aspiran a integrarse en Roturas SA), y los intelectuales, ebrios de sus propias palabras (no tienen otra cosa), se pegan. Alberti, Cela y Garc¨ªa M¨¢rquez, los m¨¢s expertos, no acudieron a Valencia. Salvo las primeras sesiones tecnol¨®gicas, donde estuvieron Cebri¨¢n y la Mir¨®, lo dem¨¢s ha sido el ruido y la furia. Gonz¨¢lez Seara ha escrito un interesante libro sobre la transici¨®n donde nadie se pega con nadie. Los matrimonios se separan por Zarraluqui, pero ya no se tiran la vajilla de Manises a la cabeza. La filosof¨ªa, hoy, reflexiona sobre la imposibilidad de filosofar. La novela ha sido sustituida por el cine, el cine por la televisi¨®n, la televisi¨®n por el v¨ªdeo y el v¨ªdeo por el videoclip. Lenguajes visuales, primitivos y lac¨®nicos. Qu¨¦ lejos queda la palabra. En los congresos literarios no se habla de literatura, sino s¨®lo de pol¨ªtica. El intelectual sigue agarr¨¢ndose a la casaca del pr¨ªncipe, que hoy es el pol¨ªtico. Cada uno se pega por su pr¨ªncipe. Dijo Baroja que da como verg¨¹enza llamarse uno intelectual a s¨ª mismo. Ahora comprendo que no fui a Valencia no por estar internado en el Ruber, sino por miedo a que me pegasen. Los intelectuales, como no creen en sus propias palabras, siempre se pegan.
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