Grupos de EE UU y Europa en el Festival de Montpelier
La danza ha llegado con mucho poder a esta ciudad de ambiente mediterr¨¢neo, la que m¨¢s se ha dejado permear de la arquitectura contempor¨¢nea (aqu¨ª est¨¢ Antigone, la obra mayor de Bofill). Montpellier est¨¢ llena de banderolas tricolores del festival, pero no de los tonos de la ense?a nacional gala, sino rosa y celeste. Jean-Paul Montanari y su equipo han conseguido que esta s¨¦ptima edici¨®n del festival internacional sea la de la consolidaci¨®n organizativa.
El programa, ambicioso a la vez que justificado, trae espect¨¢culos para todos los gustos. M¨¢s que en la exclusividad, Montanari programa lo que la ciudad no ha visto o desea volver a ver; es el caso del grupo Ris et Danceries, reconstructores de danzas barrocas que repiten este a?o en la misma escena: el patio del Museo Jacques Coeur, pero reforzados con la presencia de Rudolf Nureyev.Las gradas, con capacidad para 1.300 personas, estuvieron abarrotadas cuando todav¨ªa el cielo sobre el palacio era de ese azul profundo, casi marino, donde apareci¨® el divo vestido de brocados -de oro y sangre, con un tocado de plumas rojas pedido prestado a un cuadro de Poussin, la mirada baja y las medias y los zapatos de p¨²rpura como un grabado tenebrista. ?l solo y el violonchelista que discretamente tocaba en una esquina hicieron la suite de Bach recomponiendo una danza antigua, de evocaci¨®n de los albores del ballet. Nureyev, por momentos, se liberaba en un baile cult¨ªsimo de esmero arqueol¨®gico, recogiendo todo el c¨®digo de voces y pasos que nos ha legado la iconograf¨ªa, para sobre ello edificar una danza atemporal, respetuosa y elegante. En el grupo destaca la espa?ola Ana Yepes, hija de Narciso, con un papel solista en el baile de Luis XIV.
Antes se ha podido ver en la ¨®pera (que por cierto, gracias a un coherente uso de la sala, permanece abierta todo el a?o y la puede ocupar la for¨¢nea) dos programas de Trisha Brown. Ella es lo que queda de la danza posmoderna americana, fue la eminencia del movimiento neoyorquino y como tal ha trascendido; lo que fue o sab¨ªa es hoy estilo y sus nuevas creaciones se mantienen dentro de aquellos hallazgos a los que tanto debe la nueva danza europea.
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