Cr¨®nica de Paraguay
En la cr¨®nica del magn¨ªfico corresponsal de EL PA?S Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto sobre Paraguay del 24 de mayo, tuvo la gentileza de recordarme como embajador que a altas horas de la noche y en bata y pantuflas iba a aconsejar al presidente. Pero ni yo fiii nunca hombre de bata y pantuflas y menos de embajador para visitar a un presidente al que s¨®lo salud¨¢bamos los jefes de misi¨®n el d¨ªa de su santo, a las siete, de la ma?ana, y tras darle la mano regres¨¢bamos a nuestras sedes. Como creo que a tan extraordinario informador le interesar¨¢ la verdad informativa, le dir¨¦ por qu¨¦ fui yo a Paraguay en 1964 como simple agregado cultural a las ¨®rdenes de un embajador solter¨®n y mon¨¢rquico que pidi¨® mi traslado a Brasil porque el pa¨ªs me hac¨ªa m¨¢s caso que a ¨¦l, ya que yo cultivaba el mundo cultural de izquierdas presidido por el liberal Efra¨ªn Cardozo, al que dediqu¨¦ mi Revelaci¨®n de Paraguay (Esposa Calpe, 1965), donde citaba s¨®lo de pasada a Stroessner. Yo colaboraba en la Prensa de izquierdas La Tribuna y el ABC Color. Pero el Gobierno pidi¨® a Espa?a que me nombrase embajador ante mis proyectos para el pa¨ªs, casi en agon¨ªa, de desarrollo, augurando su salvaci¨®n.Desde mi primer libro, Notas marruecas (1923), ya di muestras de mi capacidad de augurio al anunciar una guerra civil salida de Marruecos. En 1927 fui el augur del vanguardismo en mi Gaceta Literaria. En 1929, de la Rep¨²blica y la revoluci¨®n. Y de una victoria nacional en 1939. Pero, tambi¨¦n, tras 1941, que Franco, ganador de la guerra, perder¨ªa la victoria. Por lo que inici¨¦ el cambio hacia las autonom¨ªas en una socialdemocracia, instalando mi tribuna en el antiguo Caf¨¦ de Levante de la Puerta del Sol. Reivindicando a los libertadores de Am¨¦r ica, sobre todo a Bol¨ªvar, del que har¨ªa m¨¢s adelante un filme televisivo y un libro fundamental que tiene en su poder la editorial Planeta. Asimismo, en otro filme ped¨ª la reconciliaci¨®n con el pr¨ªncipe de Orange en los Pa¨ªses Bajos. Y esta labor la consagrar¨ªan nuestros Reyes. Y al mismo tiempo inici¨¦ la reconciliaci¨®n con exiliados y perseguidos, rindiendo homenaje a un Buero Vallejo. Y c¨®mo tras estos augurios s¨®lo me quedaba que los hicieran realidad pol¨ªtica un Su¨¢rez y un Felipe Gonz¨¢lez.
Escog¨ª Paraguay de toda
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Am¨¦rica para satisfacer un anhelo desde estudiante, contemplar lo que fuera la provincia gigante de las Indias, como se le llam¨® a Paraguay, que iba desde Parabazanez ala Tierra de Fuego, y al oc¨¦ano Atl¨¢ntico se le denominaba a¨²n en el XVIII el mar paraguayense.
Pero, aparte de tal anhelo, el decisivo fue el de visitar la tierra donde se diera el comunismo integral desde tiempos de los guaran¨ªes con el Mbae vera guazu, o para¨ªso sobre la tierra, y que reanudar¨ªa a la cat¨®lica Ignacio de Loyola con sus misiones ante el peligro de otro socialismo pagano reanudado por Tom¨¢s Moro con su Utop¨ªa (1516), donde reavivara los sue?os de la ciudad ideal de Teagenes de Cariclea, Hippodamo de Mileto, y sobre todo de Plat¨®n. Lo que me llev¨® a realizar un documental en NoDo, Paraguay, coraz¨®n de Am¨¦rica, premio internacional de Florencia, mucho m¨¢s aut¨¦ntico que la reciente americanada La misi¨®n. La obra de Loyolallegar¨ªa con Dostoievski a Lenin, cuyo rostro semejaba al de Ignacio de Azpeitia.
En cuanto a mi tarea de repristinar el pa¨ªs que hab¨ªa sido gigante de las Indias, creador de la argentinidad o camino de La Plata y de heroicos combatientes en el XIX, frente a tres antagonistas que no lograron repart¨ªrselo: Brasil, Argentina y Uruguay. Y a pesar de eso, vencedor de la Guerra del Chaco en 1930, de la que saldr¨ªa como gobernante Alfredo Stroessner, encontrando un pa¨ªs esclavo de sus vecinos que no ten¨ªa salida al mar con barcos propios. Sin electricidad, caminos asfaltados, agua corriente y una pol¨ªtica de crisis sucesivas que hac¨ªa a los ministros preguntar al portero si pod¨ªan subir, pues a lo mejor ocupaba ya otro su sill¨®n.
Mi labor, por tanto, consisti¨® en llevar nuestro Banco Exterior de Espa?a para financiar toda una flota mercante y un dique seco, construir una escuela de formaci¨®n profesional que lleva mi nombre y firmar m¨²ltiples tratados, entre ellos el de doble nacionalidad, por lo que el Gobierno regal¨® a Espa?a un puerto franco y una zona franca, ¨²nicos en Am¨¦rica, enlaz¨¢ndose con Iberia y tel¨¦fono directo.
Pero aqu¨ª no se trata, mi admirado Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto, de enumerar tareas estatales que no pod¨ªa realizar en pantuflas, sino mostrar que Paraguay, en un tiempo provincia gigante de las Indias y luego reducido a casi su extinci¨®n, hoy posee el potencial energ¨¦tico mayor del continente para defenderse de vecinos que siguen anhelando su reparto. Reiter¨¢ndole mi admiraci¨®n por su espl¨¦ndida prosa informativa, le saluda con estas precisiones su compa?ero.- .
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