La mirada extranjera
Despu¨¦s del enorme ¨¦xito obtenido por Strangers than paradise dentro de los circuitos de arte y ensayo, Jim Jarmusch ten¨ªa ante s¨ª el reto de no decepcionar a sus admiradores, lo bastante esnobistas como para cansarse enseguida de su reci¨¦n creado ¨ªdolo si ¨¦ste no sabe dosificar con habilidad lo que debe haber de nuevo y de repetido en cada uno de sus pasos. Down by law es un buen ejemplo de ese talento: hay un tenia central que se repite -el personaje que contempla con ojos nuevos un mundo que no es el suyo- y que ya estaba tambi¨¦n en Permanent vacation, pero cambia el envoltor¨ªo argumental del filme, que abandona la cr¨®nica costumbrista y minimal de unos h¨¦roes marginales para tantear las maneras de la comedia negra, protagonizada por un pinchad¨ªscos en paro, un macarra de poca monta y un turista italiano que se ve cornplicado en un caso de asesinato.Down by law se abre con unos magn¨ªficos travelines descriptivos de Nueva Orleans y sus alrededores, soberbiamente filmados en blanco y negro, con un esmero compositivo que choca abierta mente con la existencia miserable de los dos personajes encarnados por los actores norteamericanos, uno de los cuales -Waits- presta su extraordinaria voz rota para el tema de la pel¨ªcula. Esta mirada de la c¨¢mara, ir¨®nicamente embellecedora a medio camino entre el look del cine policiaco y el gusto por los espacios abiertos propio del western, ve redoblada su fuerza con la aparici¨®n de Roberto Benigni, formidable en su composici¨®n de turista hablador y curioso capaz a¨²n de vivir la vida como una pel¨ªcula.
Down by law
Director y guionosta: Jim Jannusch. Int¨¦rpretes: Tom Waits, John Lurie Roberto Benigni, Ellen Barkin y Nicoletta Braschi. M¨²sica: John Lurie. Fotograf¨ªas: Robby Muller. Estadounidense, 1986. Estreno en el cine Alphaville.
Huida
Si Jim Jarmisch comienza la pel¨ªcula sugiriendo una necesidad constante de huida y un descreimiento absoluto sobre las ventajas que pueden derivarse de buscar otra ciudad y otros amigo -¨¦sa era la perspectiva neoyorquina que encarnaba Lurie en su anterior trabajo, donde le bastaba con ver el mundo a trav¨¦s del televisor-, lo cierto es que se interesa por quienes se niegan a contar los d¨ªas que quedan de c¨¢rcel haciendo rayitas en la pared. Si Tom Waits se desespera y aburre de este modo, Benigni se apresura a dibujar una ventana. Finalmente, todos podr¨¢n escapar de la c¨¢rcel, pero ir¨¢n a parar a una caba?a de dimensiones muy parecidas a las de la detestada celda. Eso no es grave para el italiano, que desea compartir sus sue?os y tiene una gran reserva de optimismo e imaginaci¨®n pero no resulta tentador para Waits y Lurie -Jack y Zack-, dos personajes a punto de morir espiritualmente. Benigni quiere conocer Tejas a pesar de que sus compaferos de fuga le aseguren que el westem hace ya mucho que desapareci¨®. A fin de cuentas, ¨¦l es a¨²n capaz de creer.Down by law es una pel¨ªcula producida con la ayuda de Wim Weinders, Chris Sievemich, Robert Frank, Jean-Marie Straub y Dani¨¨le Huillet, que aportaron sus consejos y bastantes metros de negativo. Su origen era ser un cortometraje de cinco minutos, pero Jarmusch escribi¨® un primer tratamiento, que lo convert¨ªa en un proyecto de casi 40. Luego, a medida que iba mostrando fragmentos rodados, aparec¨ªa m¨¢s dinero, y la historia creci¨® hasta convertirse en lo que es hoy: un filme con dos partes bien diferenciadas.
La primera, m¨¢s fr¨ªa y estilizada; la segunda, mucho m¨¢s divertida y vital. Y Roberto Benigni es quien marca la ruptura de tono, algo l¨®gico para un cineasta que prima los personajes sebre el relato, que obvia lo que ser¨ªan momentos fuertes para otro director, como es el de la fuga del presidio. Finalmente, a pesar de, o, mejor dicho, gracias a ese cambio de tono y estilo, Down by law es hoy un magn¨ªfico largometraje.
Babelia
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