Un liban¨¦s influyente, clave en las exportaciones militares espa?olas
Abdul Rahman el Assir, ex cu?ado de Adnan Kashogui, es el hombre que actualmente monopoliza la intermediaci¨®n de las exportaciones espa?olas de material militar. El gran golpe de El Assir ha sido la venta a Marruecos de equipo diverso por importe de m¨¢s de 330 millones de d¨®lares. El mes pasado acaba de efectuar una operaci¨®n con Somalia. El Assir, de nacionalidad libanesa, un alumno aventajado de Adnan Kashogui, le ha segado la hierba en Espa?a al que fuera considerado el hombre m¨¢s rico del mundo. Su secreto es el alt¨ªsimo nivel de sus relaciones con el entorno socialista.
En la noche del s¨¢bado 4 de julio, una mesa estaba especialmente animada en el Sporting Club de Montecarlo, sede del casino monegasco. En torno a la ruleta, el millonario liban¨¦s Samir Traboulsi y su esposa; el tambi¨¦n liban¨¦s Abdul Rahman el Assir y su esposa, la espa?ola Mar¨ªa Fern¨¢ndez-Longoria; una amiga de Mar¨ªa, y otras dos parejas de influyentes invitados espa?oles.Traboulsi, un personaje clave en los negocios de exportaci¨®n de armamento franc¨¦s, muy introducido ante la familia real saud¨ª, es un hombre espl¨¦ndido, habituado a ganar y perder grandes sumas en el casino de Montecarlo sin el menor tic de emoci¨®n. Traboulsi nunca hace posturas de menos de 3.000 francos, y cuando gana 100.000 francos reparte con gran jolgorio el diluvio de fichas entre. sus invitados para que sigan jugando.
Traboulsi tiene alquiladas durante la temporada de verano tres suites de forma permanente en el hotel Par¨ªs, a 8.000 francos la noche cada una, como un peque?o detalle para sus invitados, espa?oles este fin de semana. En el espl¨¦ndido sal¨®n levemente rococ¨® del hotel Par¨ªs, cuando las parejas cruzan las ¨²ltimas bromas, Abdul Rahman el Assir siente una oleada de calor en la sangre, y en la levedad de un suspiro ve desfilar por su cerebro la pel¨ªcula de su vida y la solidez de su reciente ¨¦xito espa?ol.
De la nada a la gloria
El Assir tiene razones para estar contento. Ha pasado de la nada a la gloria del dinero abundante en poco menos de cuatro a?os. La operaci¨®n de venta a Marruecos de material militar espa?ol por importe de 320 millones de d¨®la res (40.000 millones de pesetas) en la que ¨¦l ha intervenido como intermediario est¨¢ pr¨¢cticamente acabada. Las comisiones que se han movido en el negocio han rondado los 32 millones de d¨®lares (casi 4.000 millones de pesetas al cambio actual), o el 10% de la operaci¨®n.Bien es cierto que hay que repartir una parte importante de esa cifra, porque hay muchas voluntades que ablandar en estos negocios, tanto en Marruecos como en Espa?a, pero la tajada final no es nada despreciable, y nunca baja del 5%, es decir, m¨¢s de 2.000 millones de pesetas. Ahora acaba de intervenir en otra operaci¨®n para vender camiones espa?oles Pegaso a Somalia. Las cosas no pueden ir mejor para El Assir en Espa?a. Con personas importantes que le honran con su amistad, gente del calibre de Enrique Sarasola, embajador volante del presidente Gonz¨¢lez para misiones especiales, la estrella de Abdul Rahman el Assir parece asentada, dispuesta a brillar por muchos a?os en Espa?a sobre las cenizas de su ex cu?ado Adnan Kashogui.
En el vest¨ªbulo del hotel Par¨ªs, Abdul revive en un soplo sus modestos principios en Beirut. Hijo de un escritor, de nombre Salah Eldin el Assir, y de una cantante, de nombre art¨ªstico Siham Riki, Abdul estudi¨® Ciencias Econ¨®micas en la American University de la capital libanesa.
La muerte del padre dej¨® a la familia El Assir en una precaria situaci¨®n. La madre pidi¨® ayuda a Saeb Salam, y el ex primer, mi-nistro coloc¨® a Abdul en la Embajada de L¨ªbano en El Cairo como agregado cultural. La suerte de Abdul Rahman cambia de plano cuando un d¨ªa conoce en tina fiesta a una joven saud¨ª, editora y directora de una revista femenina, AIsharkiah. Ella es Samira Kashogui, hermana del que pronto ser¨ªa calificado como el hombre m¨¢s rico del mundo. Abdul comienza a cortejar a Samira y en 1976 hay boda.
Despu¨¦s de trabajar durante unos meses en la publicaci¨®n de Samira, Abdul entra en 1978 en la ¨®rbita de influencia de Adnan Kashogui. El millonario ha decidido que este chico, que no tiene un pelo de tonto, har¨¢ carrera a su lado. Adnan empieza a mover a su gente en la Pen¨ªnsula, y en 1980 coloca a Abdul como director general de Triad Espa?a y vicepresidente de Alkantara, una sociedad en la que, junto a Adnan, con el 50%, participan el INI y Focoex.
Kashogui, que no pod¨ªa imaginar que aquel joven liban¨¦s llegara un d¨ªa a comerle el terreno en Espa?a, introduce a Abdul en los m¨¢s reputados salones del reino. A trav¨¦s de Borja Prado, hijo de Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal, conoci¨® a Enrique Sarasola. De aquellos d¨ªas, Abdul guarda con especial cari?o una foto saludando al rey Juan Carlos. Por aquel entonces fue tambi¨¦n presentado a Felipe Gonz¨¢lez.
Abdul aprende a volar solo
Al poco tiempo, una joven belleza rubia espa?ola de buena familia, hija del actual embajador de Espa?a en El Cairo, Carlos Fern¨¢ndez-Longoria y Pav¨ªa, empieza a trabajar en Triad como telefonista. Abdul comienza a sentir se atado a la fascinaci¨®n de Mar¨ªa en la misma proporci¨®n en que aumenta su despego de Samira. Divorciarse de la hermana de Adnan Kashogui no es tarea f¨¢cil, pero a mediados de 1985 Abdul lo consigue. Abdul Rahman es ya un hombre rico e introducido en las esferas influyentes de Madrid. Ha decidido que ya puede volar solo, sin la protecci¨®n del todopoderoso Kashogui. Dos meses despu¨¦s de divorciado se casa con Mar¨ªa Fern¨¢ndez-Longoria. En marzo de 1986 mor¨ªa en El Cairo, Samira Kashogui.Abdul, con 36 a?os, es ya un personaje plenamente integrado en el paisaje social madrile?o, que viaja en su avioneta privada y que- posee, adem¨¢s de su piso madrile?o en la calle de Almagro, una hermosa casa en Par¨ªs. Apoyado en su hermano Rabi, Abdul dirige ahora sus operaciones a trav¨¦s de la compa?¨ªa Exel, situada en el paseo de la Castellana, 91, de Madrid. Por su casa pasan pol¨ªticos socialistas, abogados influyentes, hombres de negocios. Abdul y Mar¨ªa han tenido hace pocos meses su primer v¨¢stago. Mar¨ªa, hermosa como todas las hermanas Fern¨¢ndez Longoria, es la perfecta anfitriona en ese tejer y destejer de relaciones e influencias. Tras Marruecos y Somalia vendr¨¢n seguramente otros Marruecos y otras Somalias. La vida sigue igual.
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