Un Gobierno para Italia

El Gobierno que va a nacer no puede etiquetarse porque es fruto de una situaci¨®n sin precedentes. Las relaciones entre la secretar¨ªa democristiana y la socialista nunca han sido tan tirantes pero, al mismo tiempo, Craxi y De Mita est¨¢n obligados a entenderse.Al principio se han hecho sombr¨ªos presagios. El presidente del Consejo m¨¢s joven tambi¨¦n ser¨ªa el de vida m¨¢s breve. Pero su supervivencia est¨¢ garantizada, por lo menos, hasta el congreso de los democristianos, previsto para la primavera del a?o pr¨®ximo. Diez meses son muchos en un pa¨ªs como Italia, y Goria podr¨¢ quedarse si sabe confirmar sus indudables m¨¦ritos. El elemento novedoso, y por lo tanto incierto, quiz¨¢ sea otro. Hasta ahora las discusiones para el programa nunca han reservado sorpresas, pero esta vez algo puede cambiar. Si hace cuatro a?os Craxi dirigi¨® una memorable batalla contra los comunistas, para defender los recortes a la escala m¨®vil, no est¨¢ dicho que esta vez suceda lo mismo.

Los socialistas dar¨¢n su pleno apoyo a Goria para que haga un "Gobierno de altura", pero al mismo tiempo no garantizan su participaci¨®n directa. Su apoyo externo es cierto, la participaci¨®n no es autom¨¢tica. La celebraci¨®n del refer¨¦ndum, la pol¨ªtica energ¨¦tica, la ense?anza p¨²blica y la pol¨ªtica financiera pueden convertirse en elementos preocupantes de fricci¨®n. El segundo punto de encuentro, el del programa, es importante.

16 de julio