Viejo verbenero

Nac¨ª en casa antigua de la Gran V¨ªa, y vivo en Chamber¨ª: soy castizo sencillo, de los de banda municipal interpretando zarzuelas -inmortales en el quiosco de la m¨²sica del Retiro, con horas de verbena desde peque?ito, con los vecinos de aquellos a?os, los de mi escalera, casi parientes por proximidad, castizo de rosquillas del santo y botijo infantil, que anualmente me compraban mis padres en la pradera, la Paloma o la Florida. Ahora ya soy mayor, pero sigo sintiendo esa pasi¨®n masoquilla por el vaso de pl¨¢stico con sangr¨ªa que ayuda a tragar el polvo del verbenero recinto.Han vuelto las verbenas con todo su esplendor, desde el organillo hasta actuaciones de calidad, pero con un problema grave: creo que no es justo que, adem¨¢s de no poder participar, haya de estar escribiendo ¨¦sta pasadas las dos de la madrugada, como remedio al c¨®lico de decibelios, que me han convertido sistem¨¢ticamente en un zombie, eso s¨ª, muy castizo, que a las siete de la ma?ana confunde la puerta del armario con la del ba?o. De verdad, creo que si comenzara la marchilla a las ocho de la tarde, adem¨¢s de participar m¨¢s vecinos de las fiestas del barrio, hasta nos levantar¨ªamos cantando La del manojo de rosas. Por favor, organizadores, pensadlo, que los viejos verbeneros nunca mueren, pero trabajan y madrugan.- Miguel ?ngel Mart¨ªn Rubio.