Asfixia en el Golfo
EL CONSEJO de Seguridad de la ONU ha aprobado el 20 de julio, por unanimidad, una resoluci¨®n que "exige" un alto el fuego inmediato entre Ir¨¢n e Irak. La importancia de esta resoluci¨®n, casi sin precedentes, preparada por los cinco grandes, estriba en que abre el camino, en caso de no aplicaci¨®n del alto el fuego, a que el Consejo recurra a las sanciones previstas en la Carta de la ONU.Casi al mismo tiempo en que era votada esa resoluci¨®n, la Administraci¨®n Reagan ha iniciado la protecci¨®n de dos petroleros kuwait¨ªes, abanderados ahora por EE UU, desplegando para ello en el golfo P¨¦rsico 15 nav¨ªos de guerra y 50 aviones. A pesar de que Washington presenta esta demostraci¨®n de fuerza naval en la zona como un apoyo para los esfuerzos de paz de la ONU, la realidad es muy distinta. La unanimidad que Ira respaldado la resoluci¨®n de la ONU aconseja que EE UU y la URSS act¨²en en esta cuesti¨®n con la mayor cooperaci¨®n posible. Por otra parte, la URS S ha arrendado petroleros a Kuwait para asegurar sus exportaciones, si bien en una medida m¨¢s modesta que EE UU. No hay, pues, en ese punto disparidad o incompatibilidad de intereses. Por ello resulta incoherente que el presidente Reagan haya dado una respuesta negativa a la propuesta de Gorbachov de examinar juntos la manera de actuar de com¨²n acuerdo en el futuro en favor de la paz en esa compleja regi¨®n del mundo.
Esta negativa confirma la tesis de quienesconsideran que los objetivos de la acci¨®n decidida por Reagan no es propiciar la paz o garantizar la libertad de navegaci¨®n, sino borrar, mediante una demostraci¨®n de fuerza en un lugar estrat¨¦gico, el recuerdo de los env¨ªos de armas a Ir¨¢n, que tanto han da?ado al prestigio de EE UU en el mundo ¨¢rabe. Para surtir ese efecto de imagen, la operaci¨®n necesitaba el protagon¨ªsmo de que fuera unilateral. Pero salta a la vista la paradoja de que la ONU aprobase una resoluci¨®n gracias en primer lugar al acuerdo entre la URSS y EE UU, y que luego ¨¦ste pais se niegue expresamente a cooperar con la URS S en el seguimiento posteriol de la crisis.
Ir¨¢n, como era previsible, ha rechazado la resoluci¨®n de la ONU, a Pesar de que en ella hay puntos que van al encuentro de las demandas iran¨ªes, como los referentes a la responsabilidad por el desencadenamiento de la guerra y al uso de gases t¨®xicos, en ambos de los cuales la culpabilidad de Irak no ofrece duda. Por diversos canales se est¨¢n ejerciendo presiones para que Ir¨¢n cambie su actitud. El ministro de Exteriores de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Genscher, se va a entrevistar con el ministro de Exteriores de Ir¨¢n. Un viceministro de ese pa¨ªs ha visitado, asimismo, Mosc¨². Se sabe adem¨¢s que hay criterios dispares en los c¨ªrculos gobernantes de Teher¨¢n.
En el contexto de esta coyuntura, ?qu¨¦ efectos tendr¨¢ la operaci¨®n norteamericana en el Golfo? Lo m¨¢s positivo ser¨ªa que Ir¨¢n permaneciese pasivo. Pero no cabe descartar otras hip¨®tesis: si en Teher¨¢n predomina una l¨ªnea ultra y se producen ataques contra nav¨ªos de EE UU, las consecuencias ser¨ªan - grav¨ªsimas.
Algunos piensan que en el fondo a Ronald Reagan, por cuestiones internas orteamericanas, le vendr¨ªa bien ordenar una operaci¨®n de castigo contra el territorio iran¨ª. Pero, ?cabe supeditar a consideraciones politiqueras de ese tipo un problema de paz y guerra?
Pues no debe olvidarse que una extensi¨®n de las hostilidades podr¨ªa llevar a graves contradicciones entre
EE UU y la URS S, que es vecina de Ir¨¢n.
Para Europa la evoluci¨®n en el Golfo reviste una importancia decisiva. Por el estrecho de Ormuz pasa una parte esencial del petr¨®leo que consumimos. Es falso presentar a Ir¨¢n como la principal amenaza para la libertad de navegaci¨®n: desde 1984, ha habido 94 ataques realizados por Ir¨¢n y 139 por Irak. Lo ¨²nico efectivo para reducir los peligros suspendidos sobre ese abastecimiento vital es proseguir el camino de paz que ha abierto la resoluci¨®n de la ONU, con presiones diplom¨¢ticas y, si hace falta, sanciones colectivas. S¨®lo podr¨¢ tener ¨¦xito con la cooperaci¨®n de las superpotencias. La operaci¨®n unilateral del presidente Reagan puede ser, en cambio, muy negativa.
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