Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, en gira por Sonora y Sinaloa
El hijo de un h¨¦roe nacional de M¨¦xico hace campa?a por la democratizaci¨®n del PRI
Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas recorre M¨¦xico para difundir el mensaje de la Corriente Democr¨¢tica, grupo disidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder), pese a las amenazas de expulsi¨®n y las condenas de su partido. C¨¢rdenas, de 53 a?os, ex gobernador del Estado de Michoac¨¢n, hijo de una de las grandes figuras de la historia de M¨¦xico, el ex presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas, exige la apertura del registro de precandidatos priistas a la presidencia de la Rep¨²blica y la democratizaci¨®n de las estructuras anquilosadas del partido que gobierna desde hace 58 a?os. El corresponsal de EL PA?S lo acompa?¨® cuatro d¨ªas por los Estados norte?os de Sonora y Sinaloa.
En el pueblo de Potam, en el Estado de Sonora, bajo un sol implacable, con una temperatura de m¨¢s de 40 grados a la sombra, se han congregado a primera hora de la tarde unas 150 personas en la plaza de tierra. Esperan la llegada del ingeniero C¨¢rdenas, el hijo de Tata L¨¢zaro, el presidente que nacionaliz¨® el petr¨®leo y reparti¨® las tierras a los yaquis.Entre los que esperan hay campesinos de los ejidos (tierras comunales), pero tambi¨¦n ha llegado un grupo de pescadores yaquis del vecino puerto de Guaymas. "Vinimos aqu¨ª porque nos inspira confianza el compa?ero C¨¢rdenas. Le conocemos desde hace tiempo por su trayectoria", dicen. Los pescadores se definen como priistas, pero denuncian que un cacique del PRI les ha quitado la posibilidad de pescar y ganarse la vida. Los pescadores se lamentan de que no se reconocen sus derechos. "Ese se?or que ,nos est¨¢ mangoneando", manifiestan, "desgraciadamente es priista y dice que somos mariguanos y borrachos para no dejarnos pescar".
Mientras los pescadores hablan en corrillo, se ha formado la reuni¨®n en tomo a C¨¢rdenas. Est¨¢n all¨ª cuatro de los ocho gobernadores de los yaquis. Uno de ellos explica que, a la misma hora, el gobernador de Sonora los convoc¨® a una comida en Hermosillo, la capital del Estado. Desde que C¨¢rdenas inici¨® su gira se encuentra por todas partes con esta clase de zancadillas del aparato del Estado y del PRI.
Alto, enjuto, envarado y con el gesto adusto, C¨¢rdenas no se asemeja al pol¨ªtico mexicano cl¨¢sico, que va por la vida repartiendo abrazos. Este hombre parece el caballero de la triste figura en todos los sentidos del t¨¦rmino: por su cara siempre seria y por haberse lanzado a la llanura a la quijotesca aventura de desafiar a la jerarqu¨ªa del omnipotente y omnipresente PRI, lo que en M¨¦xico equivale a luchar contra los molinos de viento. Cuando est¨¢ entre el c¨ªrculo de amigos que le sigue, C¨¢rdenas se relaja, sonr¨ªe y hasta muestra su humor, pero en las reuniones pol¨ªticas es serio hasta la solemnidad.
El portavoz de los yaquis de Potam le da la bienvenida y le saluda como "precandidato" del PRI a la presidencia, aunque C¨¢rdenas s¨®lo se presenta como un ciudadano que espera a que su partido abra formalmente el registro de precandidaturas. Esta exigencia de C¨¢rdenas y la Corriente es un desaf¨ªo a la regla no escrita del dedazo, que permite al presidente en ejercicio escoger al candidato del PRI, lo que equivale de hecho a designar sucesor, porque el partido nunca ha perdido una elecci¨®n importante en los 58 a?os de existencia.
Los yaquis no entienden de sutilezas, pero se dan cuenta de que los dirigentes del PRI trataron de boicotear su encuentro con el hijo del hombre que les dio las tierras, y acusan al secretario de la Confederaci¨®n Nacional Campesina de haberles convocado a una reuni¨®n. El portavoz yaqui anuncia con solemnidad: "Toda la comunidad est¨¢ dispuesta a dar sus votos por usted".
Cuando toma la palabra, C¨¢rdenas explica que la situaci¨®n de los yaquis es similar a la de 1956 y 1957, cuando acompa?aba a su padre. "Las tierras no les han sido entregadas o se las arrebataron", dice. "Los problemas tienen las mismas causas, que no han podido ser atacadas de ra¨ªz".
Matos reclama los derechos que les concedi¨® el general C¨¢rdenas y habla de "esos a?ejos problemas que no se resuelven todav¨ªa, porque se sigue la pol¨ªtica de exterminio de los yaquis: que se mueran o que se larguen de aqu¨ª".
Pago a los revolucionarios
Despu¨¦s Matos denuncia las deportaciones sufridas en el pasado y se lamenta de que "¨¦se fue el precio" que se les dio "por haber participado en la lucha revolucionaria de 1910". "Se quiere el exterminio, porque ni siquiera agua nos quieren dar a los yaquis", dice.En Pueblo Yaqui (Sonora), el acto previsto tuvo que anularse. La nave industrial alquilada estaba vac¨ªa. S¨®lo se hab¨ªan congregado unas 50 personas. C¨¢rdenas los salud¨®. Los organizadores estaban un poco avergonzados por la ausencia de p¨²blico. Se acercan campesinos que se definen como "priistas cardenistas, fieles a la memoria del general. En el alma de todos los mexicanos se recuerda la expropiaci¨®n petrolera y el reparto de tierras en el valle yaqui". Uno se justifica ante C¨¢rdenas y explica: "Somos pocas gentes, pero tenemos los pantalones bien ajustados. Usted no desmaye".
En Los Mochis y Culiac¨¢n (Sinaloa) consigue C¨¢rdenas las mayores concentraciones de su gira. Unas 300 personas se re¨²nen en recintos universitarios para escuchar el discurso del pol¨ªtico y plantearle luego preguntas.
C¨¢rdenas evita dar argumentos a los que quieren expulsarle del partido y se manifiesta invariable en su l¨ªnea de seguir la lucha desde dentro. De vez en cuando interviene un campesino, que hace la referencia obligada e inevitable a la figura de su padre, el general C¨¢rdenas. Uno le invita a que. siga adelante. "No es justo que en el PRI les satanicen a ustedes", dice, y no expulsen a los Durazo (ex jefe de polic¨ªa del Distrito Federal, hoy procesado y encarcelado) y otros espec¨ªmenes de esa ralea".
Luego, con desconfianza, pregunta si lo de la Corriente "no es un simulacro". C¨¢rdenas responde: "Estarnos actuando con toda responsabilidad. No les puedo dar m¨¢s garant¨ªa que nuestra palabra. No nos hemos prestado a ser comparsas de nada y llegaremos hasta donde haga falta. El tiempo mostrar¨¢ la rectitud de nuestra conducta y nuestros prop¨®sitos".
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