La pesada carga de ser el mejor
Carudel, tras 30 a?os de victorias, anuncia su retirada como yoquei
En abril cumplir¨¢ los cincuenta a?os de edad. Treinta de ellos se los ha pasado encima de un caballo, cosechando victorias por los hip¨®dromos de Espa?a, adonde lleg¨® procedente de Francia, su pa¨ªs natal. Tiene mala memoria; quiz¨¢ es que ha perdido la cuenta, ya que son tantas que no recuerda cu¨¢ntas carreras ha ganado ni cu¨¢ntas veces se ha llevado el trofeo al mejor jinete del a?o. Pero las estad¨ªsticas indican que ha recibido en 15 ocasiones este galard¨®n y que ha vencido en cerca de 1.500 pruebas. Ahora, cuando a¨²n es el maestro y puede soportar la pesada carga de ser el mejor, Claudio Carudel anuncia que dejar¨¢ las pistas en el mes de diciembre.
Las conservadoras amas de casa del Reino Unido invert¨ªan sus ahorros en apostar a Lester Piggott, porque no perd¨ªa casi nunca, hasta el d¨ªa de su retirada. Piggott, en efecto, se sub¨ªa a un caballo, que no era siempre el mejor, y, autom¨¢ticamente, lo convert¨ªa en el favorito de la carrera en cuesti¨®n.En Espa?a sucede algo parecido. El visitante ocasional del aficionado de a pie no juega por un caballo, sino por Claudio Car¨²del, al que convierte en el favorito porque sabe que apostar por ¨¦l es apostar sobre seguro.
Las cifras no pueden ser m¨¢s expresivas. Su porcentaje de victorias es muy superior al de sus rivales y, como ocurr¨ªa con Piggott, no siempre porque cuente con el mejor caballo. Con Carudel, Piggott y los otros grandes jinetes del mundo, la regla h¨ªpica de que un yoquei contribuye en un 25% al triunfo de un caballo se rompe. En muchas ocasiones su trabajo durante el recorrido hace posible que un caballo realmente mediocre cruce en la primera posici¨®n por delante del poste de llegada.
El n¨²mero uno
Carudel es consciente del favor que le dispensa el p¨²blico, que durante a?os le tiene por el n¨²mero uno, y del peso de la responsabilidad que debe soportar por ello. ?sta es su m¨¢s pesada carga; m¨¢s dura de llevar, incluso, que la rigurosa dieta que durante 30 a?os le ha permitido conservar su reducido f¨ªsico en no m¨¢s de 52 kilos de peso, pero se siente orgulloso de ella.El maestro -aquel aprendiz que un d¨ªa, en Francia, pag¨® su condici¨®n de novato vi¨¦ndose desmontado y colgando de las cuerdas que, al ser subidas, daban entonces la salida- sabe que cualquier decisi¨®n que tome en su vida deportiva tiene una gran repercusi¨®n.
"La determinaci¨®n de retirarme como yoquei ha sido la m¨¢s dif¨ªcil de cuantas he adoptado. Y es que siempre cuesta mucho marcharse, dejar algo, pero m¨¢s todav¨ªa cuando uno siente, en su fuero interno, que podr¨ªa seguir montando y ganando. Pero yo s¨¦ que dentro de m¨ª hay cosas que ya fallan. No es lo mismo tener veinte a?os que tener cincuenta. Eso es incuestionable, se trate de quien se trate. Lo que sucede es que la gente, aunque lo note, es muy considerada conmigo y me lo perdona. Yo quiero irme ahora, cuando a¨²n estoy bien, que esperar a tener que marcharme a la fuerza, cuando, literalmente, me echen", comenta Carudel.
Marita Villalonga, la propietaria de la cuadra Rosales, con la que Carudel tiene contrato como yoquei y preparador, no quiere quedarse sin ¨¦l. "S¨¦ que no desean que deje de montar, pero yo estoy decidido", afirma Carudel.
En definitiva, ¨¦l no se va de hip¨®dromo, pues seguir¨¢ vinculado a la cuadra Rosales como preparador, trabajo en el que lleva ya dos temporadas "Ahora tengo mucha m¨¢s ilusi¨®n en seguir preparando caballos que en continuar mont¨¢ndolos. Es una tarea que me gusta porque se tiene m¨¢s tiempo. El jinete pasa su examen en dos minutos. En ese corto espacio de tiempo se paladea la gloria o se escupe el fracaso. El preparador, en cambio, tiene mucho margen para preparar un caballo y, adem¨¢s, puede rectificar luego los errores. El yoquei tambi¨¦n es el que paga en muchas ocasiones los fallos que, en el fondo, ha cometido el preparador", expone Carudel.
Desde que hace dos a?os se convirtiese tambi¨¦n en preparador, Carudel ha confesado varias veces que monta con m¨¢s tranquilidad que antes. El ver cada d¨ªa a un caballo, el dosificar sus fuerzas y ponerlo a punto para una carrera, dice, le permite conocerlo m¨¢s y mejor. "Es como ser mec¨¢nico y piloto de un coche a la vez. Es una situaci¨®n privilegiada".
Este conocimiento m¨¢s profundo de su ejemplar y la experiencia que le han dado los a?os son las claves de su triunfo constante. "Cuando eres joven, te apoyas en otras cosas, entre ellas en la fuerza. Yo siempre he sido un jinete, aunque est¨¦ mal decirlo, que he planteado bien los recorridos. He sido un buen estratega.
Ahora, gracias a ello, puedo seguir ganando. El 90% de mis victorias en los ¨²ltimos a?os es fruto de la experiencia", advierte con sinceridad.
Los apodos populares corroboran lo comentado por Carudel. No en vano a ¨¦l se le ha conocido como el yoquei cerebral, en contraste con el que durante muchos a?os fue su gran adversario en las pistas, Rom¨¢n Mart¨ªn, cuyo apelativo era el de el yoquei de hierro.
Por lo pronto, Carudel todav¨ªa apoya el pie en los estribos y aprieta con firmeza las riendas. La yegua Teresa, que permanece invicta en los hip¨®dromos espa?oles, le est¨¢ permitiendo gozar hasta el ¨²ltimo instante de una montura brillante. Carudel va a correr con ella en Par¨ªs, el 13 de septiempre, el Prix Vermeille. Despu¨¦s es posible que tambi¨¦n intervenga en el Premio. Arco del Triunfo, la prueba m¨¢s importante de Europa.
Un adi¨®s excitante para Carudel, que reconoce que ha ganado muchas carreras que no pens¨® ganar y que perdi¨® otras en las que, seg¨²n ¨¦l, deb¨ªa haberse impuesto. Pero tambi¨¦n conoce, aunque su humildad no le permita reconocerlo, que en el hip¨®dromo se le llama igualmente el maestro porque es el que m¨¢s sabe. A el maestro le gustar¨ªa tener el a?o pr¨®ximo como jinete en su cuadra a Tolo Gelabert, su mayor contrincante en los a?os m¨¢s recientes.
Pregunta. ?Para ense?arle?
Respuesta. No; para trabajar con ¨¦l.
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