El pulso contra Noriega
EE UU busca un sucesor al 'hombre fuerte' de Panam¨¢
El Gobierno paname?o, junto con los seguidores del general Manuel Antonio Noriega y los sectores sociales de oposici¨®n, se dispone a afrontar nuevas pruebas de fuerza anunciadas para esta semana. Mientras tanto, funcionarios de la Administraci¨®n estadounidense no se recatan en hablar, en privado, de planes para buscar un sustituto al hombre fuerte de Panam¨¢ e incluso intentar un cambio de r¨¦gimen que retire a los militares de la vida pol¨ªtica paname?a. En los ¨²ltimos d¨ªas, el grupo en el poder parece haber recuperado una cierta iniciativa en Panam¨¢.
Al amparo del torrijismo, con ocasi¨®n del 6? aniversario de la muerte de Omar Torrijos, el r¨¦gimen -el conglomerado formado por el Gobierno, el Partido Revolucionario Democr¨¢tico (PRD) y las Fuerzas de Defensa- consigui¨® el pasado viernes una fuerte concentraci¨®n de masas, decenas de miles de personas en el centro de la capital. Al mismo tiempo, caravanas de coches de seguidores del r¨¦gimen recorren la ciudad para demostrar a la oposici¨®n que la calle todav¨ªa les pertenece. En estos actos abundan los funcionarios del Gobierno y no parece que en los barrios populares hayan tenido las caravanas gubernamentales una acogida muy favorable.La oposici¨®n, a pesar del ¨¦xito conseguido con el paro casi total de dos d¨ªas, tampoco ha conseguido extender su protesta hasta los sectores populares de Panam¨¢, de donde s¨ª podr¨ªa surgir una fuerza capaz de poner en un aprieto al r¨¦gimen. Hasta ahora, las acciones de oposici¨®n parecen concentradas fundamentalmente en torno a la V¨ªa Espa?a y Calle 50, centros comerciales y bancarios de Panam¨¢. El r¨¦gimen ha conseguido dominar, por el momento, una protesta de casi dos meses con un costo m¨ªnimo en sangre. Apenas ha habido un muerto en un incidente que no se puede calificar de absolutamente pol¨ªtico. Mayor ha sido el costo para la econom¨ªa, con la fuga de dep¨®sitos bancarios, que puede llegar a constituir un grave problema porque afecta a uno de los dos pilares de la econom¨ªa paname?a. El otro es el Canal.
El Gobierno ha tomado una serie de medidas para granjearse el favor popular: controles de precios de algunos productos b¨¢sicos y reparto anticipado de aguinaldos. Tambi¨¦n ha mostrado su capacidad represiva al acabar con el foco subversivo que supon¨ªa la presencia en su elegante casa del acusador de Noriega, el ex coronel Roberto D¨ªaz Herrera, al cerrar la Prensa de oposici¨®n y amenazar a los periodistas extranjeros, hasta el extremo de obligar a salir de Panam¨¢ al corresponsal de la agencia de noticias Reuter. Se trata de la cl¨¢sica pol¨ªtica de palo y zanahoria con el mensaje: si sois buenos, tendr¨¦is un premio, pero tambi¨¦n puedo, y no dudar¨¦, en castigaros.
El 'tigre de papel'
D¨ªaz Herrera demostr¨® ser un tigre de papel. El ex coronel s¨®lo sirvi¨® de detonante de la crisis y puso de manifiesto su cobard¨ªa, ante la evidencia de sus declaraciones realizadas ante el fiscal, en las que se retract¨® de todas sus acusaciones contra Noriega. La clara inestabilidad psicol¨®gica de D¨ªaz le convirti¨® en una baza in¨²til para la oposici¨®n y tambi¨¦n para Estados Unidos. En su lista de acusaciones, el ex coronel implicaba a todos en toda clase de cr¨ªmenes: desde Noriega al vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, y al l¨ªder de la oposici¨®n democristiana, Ricardo Arias. No tiene nada de extra?o, por tanto, que Washington apenas abriese la boca para protestar contra el asalto de su casa.Las bazas de EE UU van por otro lado. Funcionarios de diferentes departamentos de la actual Administraci¨®n no se retraen al hablar, privadamente, de planes y escenarios para acabar con Noriega y hasta con la presencia militar en la pol¨ªtica paname?a. El objetivo final de esta maniobra puede ser conseguir una democratizaci¨®n de Panam¨¢, acorde con la pol¨ªtica de civilizar los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y poner fin al dominio militar. Tambi¨¦n es posible que detr¨¢s se esconda una estrategia a largo plazo, para dar un giro a los tratados Torrijos-Carter, que prev¨¦n la devoluci¨®n del canal a Panam¨¢ el 1 de enero del a?o 2000. Noriega, el Gobierno y el PRD agitan este fantasma y juegan abiertamente la carta nacionalista para movilizar fuerzas en apoyo del r¨¦gimen.
De consultas con diversas fuentes norteamericanas se deduce que EE UU considera que el paro ha sido un aspecto cualitativo importante en la lucha de la oposici¨®n, est¨¢n convencidos del deseo de Ios paname?os de una aut¨¦ntica democracia, y quieren apoyarlo. Para lograr estos objetivos, hay que desembarazarse de Noriega, y, aunque Washington sabe que esto es dif¨ªcil, "han empezado a buscarle un sucesor". El escenario posible para acabar con Noriega comprende tres pasos: 1) Incremento de las acusaciones p¨²blicas. Este proceso parece que se inici¨® en junio del a?o pasado con las denuncias en la Prensa norteamericana y tuvo su continuaci¨®n, no consta si planificada o no, con las acusaciones de D¨ªaz Herrera. 2) Sondeos discretos en la c¨²pula militar sobre potenciales sucesores de Noriega. 3) Reemplazo de Noriega por un militar que sirviera de puente hasta la celebraci¨®n de las pr¨®ximas elecciones.
El ¨²ltimo escal¨®n
?ste ser¨ªa un escenario ideal, pero los norteamericanos son conscientes de que Noriega es un hueso duro de roer. Gentes que le conocen de cerca comentaron al enviado de este peri¨®dico que en cierta ocasi¨®n, con la lengua un poco suelta por una copa, ese general introvertido y enigm¨¢tico coment¨® que "yo soy el ¨²ltimo escal¨®n por el que pasan todos" y "yo no me olvido de nada. Tengo una paciencia infinita para esperar y ver pasar el cad¨¢ver de mis enemigos". Los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos buscan un potencial sucesor, pero la tarea resulta dif¨ªcil. Noriega maneja a la perfecci¨®n sus Fuerzas de Defensa y sabe enviar al desierto a los que le pueden presentar problemas, y premiar y corromper a otros.La actual c¨²pula militar paname?a est¨¢ formada por 6 coroneles y 13 tenientes coroneles. La mayor¨ªa de ellos cumple ya la condici¨®n de retiro ordinario: 25 a?os de servicios en las Fuerzas de Defensa. El mismo Noriega cumpli¨® 25 a?os el pasado 26 de mayo, pero declar¨® en Guatemala que piensa seguir otros cinco a?os. Esta posibilidad la concede la llamada Ley 20, de 1983, que permite prolongar a 30 a?os el servicio activo.
Una posible fisura en las Fuerzas Armadas la provocar¨ªan las l¨®gicas ambiciones de la generaci¨®n posterior, la de los mayores, que ven cortadas sus posibilidades de ascenso con el tap¨®n que forman los coroneles y tenientes coroneles, que no se retiran y prolongan su servicio. A pesar de eso, no trasciende en Panam¨¢ que haya descontento y divisiones en las Fuerzas de Defensa, sino m¨¢s bien lo contrario. Los militares parecen conscientes de que el envite de la oposici¨®n y de Estados Unidos no va s¨®lo contra Noriega, sino que busca un cambio institucional: su retirada a los cuarteles.
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