Tiempo literario

Aunque comprendo que ustedes no publiquen cartas sobre cr¨ªticas y contracr¨ªticas sobre la creaci¨®n literaria, hay cosas que al lector no le dejan impasible; es m¨¢s, le provocan. Por ejemplo: la insistencia publicitaria en tomo a la obra de A. Tabucchi.Dice J. E. Ayala-Dip que cuando se acaban de leer los relatos de Tabucchi, "a uno le invade la parad¨®jica sensaci¨®n de que no se pueden contar". Lo que no explica nuestro cr¨ªtico es el porqu¨¦, no s¨¦ si por ignorancia o por intereses superiores. Pero yo, como lectora, se lo puedo aclarar: ?son cursis, nauseabundos, y una se resiste a recordarlos!

No pretendo (lar lecciones a los cr¨ªticos sobre su trabajo, ni es mi intenci¨®n la de conseguir un bandazo de tim¨®n en la orientaci¨®n literaria de EL PA?S. Pero en demasiadas ocasiones me he sentido

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defraudada al seguir las sugerencias de algunos cr¨ªticos que disponen de m¨¢s espacio en el suplemento de Libros, y me he preguntado: ?Es que estos se?ores tienen anteojeras? ?Es que son insensibles a los cambios est¨¦ticos de ¨¦poca? ?Por qu¨¦ no critican la literatura entretenida y actual y dejan los tostonazos decimon¨®nicos para mejor gloria de las bibliotecas, que todo lo aceptan?. Pero hay una cosa clara: esa literatura que habla desde nuestro tiempo existe. Y se va imponiendo, mal que les pese a los retr¨®grados.-