Coraz¨®n
En un sesudo informe sobre el coraz¨®n que public¨® este peri¨®dico hace poco se dec¨ªa que los casados sufren m¨¢s infartos que los solteros. Espectacular noticia que no hace sino confirmar nuestras m¨¢s secretas sospechas, a saber: que la familia es insufrible y que el emparejarse es un gran cisco. Tantos a?os compadeciendo a los solterones por la leyenda de amargura y soledad que les rodea, y hete aqu¨ª que ahora se comprueba que el sufrimiento radical reside en las tensiones conyugales. La tristura de una cama vac¨ªa entre tinieblas es gloria pura comparada con el dormir d¨ªa tras d¨ªa junto a una respiraci¨®n que te exaspera; pocas cosas debe de haber tan destructivas como ese odio que se puede llegar a tener a quien se quiere. Es el encender la luz por las noches bajo el pretexto de leer y en realidad para fastidiar al compa?ero. O mostrarse francamente grosero con los amigos de ella para as¨ª poder mortificarla. En fin, todos sabemos qu¨¦ extremos de ignominia llegan a alcanzar las peque?as venganzas hogare?as. No es de extra?ar que las v¨ªsceras revienten.A?ade el informe que los casados con licenciadas universitarias padecen un ¨ªndice especialmente elevado de infartos. Ah¨ª les quer¨ªa yo ver. No es s¨®lo que el matrimonio sea una instituci¨®n harto dudosa, sino que, adem¨¢s, en los ¨²ltimos tiempos la cosa se est¨¢ poniendo inaguantable. Con tanta chica educada que no se calla y que contesta, que grita cuando le gritan, que se atreve a poner en cuesti¨®n al oponente. Pobres guerreros sin reposo, ventricularmente machacados. La batalla es siempre m¨¢s dificil cuando el enemigo es poderoso.
El coraz¨®n se nos desgarra, s¨ª. Se nos parte el pobre coraz¨®n de sentimiento. Pero estos ¨²ltimos datos m¨¦dicos parecen establecer que la rotura no nos viene de amor o desamor, de soledad rom¨¢ntica u otras grandezas metafisicas. No se?or. Nuestra bomba de sangre se detiene, como cualquier motor sucio, atrancada por diversas basurillas. Por una cotidianidad trivial e insatisfecha. Un mito m¨¢s que tia destruido la ciencia.
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