Empresas occidentales, a la caza del mercado sovi¨¦tico
La 'perestroika' abre nuevas oportunidades
"Subvenciones, apat¨ªa, desidia, centralismo y planificaci¨®n excesiva". Los empresarios modernos occidentales, en Londres, Francfort, Tokio, Nueva York o Madrid, tienen un ilustre copart¨ªcipe de sus pesadillas y mayores enemigos, el m¨¢ximo dirigente del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), Mijail Sergeievich Gorbachov. En un pleno del Comit¨¦ Central del PCUS, el 25 de junio, y la consiguiente reuni¨®n del Soviet Supremo, Gorbachov ha dejad claro lo que quiere y ha desmentido las observaciones de los analistas, sobre todo norteamericanos, que ven s¨®lo una renovaci¨®n tecnocr¨¢tica en la pol¨ªtica del nuevo l¨ªder sovi¨¦tico.
Es mucho m¨¢s, y los empresarios occidentales comienzan a observar su desarrollo con atenci¨®n La revoluci¨®n de Gorbachov abre grandes posibilidades de cooperaci¨®n de Occidente con la URSS y supone la primera gran ocasi¨®n para las empresas occidentales de entrar en un inmenso mercado. Jap¨®n ya ha reconocido la situaci¨®n, y su penetraci¨®n en los mercados del Este, en aumento desde hace a?os, se ha convertido en una abierta ofensiva. La Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), reunida en Viena, trabaja ahora, por primera vez des de la firma del Acta de Helsinki en 1975, con la perspectiva de que la creaci¨®n de empresas mixtas en la URSS y otros pa¨ªses del Este, los acuerdos de cooperaci¨®n en terceros pa¨ªses y el asentamiento de compa?¨ªas extranjeras en el Este, con criterios de mercado, se puedan convertir en realidad en un futuro pr¨®ximo. La RFA y Checoslovaquia han propuesto sendas conferencias al respecto en el marco del proceso CSCE, y comienzan a darse las condiciones concretas para esta cooperaci¨®n.
Otra revoluci¨®n
Gorbachov quiere que la Uni¨®n Sovi¨¦tica funcione econ¨®mica, pol¨ªtica y socialmente. Ya los zares Pedro el Grande y Alejandro II intentaron, finalmente sin ¨¦xito, sacar a la sociedad rusa de su letargo milenario. Con rapidez para las condiciones sovi¨¦ticas y una firmeza y claridad que a alguno pueden parecer temerarias, el l¨ªder sovi¨¦tico se ha propuesto una aut¨¦ntica revoluci¨®n en la URSS y en el Este. Que tanto en los pa¨ªses socialistas como en Occidente muchos desean su fracaso es evidente. Que los avances hacia la aplicaci¨®n de criterios econ¨®micos modernos ser¨¢n dif¨ªciles y un cambio de mentalidad requiere decenios, si no generaciones, es obvio. Se cambiar¨¢ la pol¨ªtica de precios, la pol¨ªtica monetaria, el sistema crediticio y de finanzas. Se cerrar¨¢n empresas deficitarias y se aceptar¨¢ el fen¨®meno del paro. Se crear¨¢ una legislaci¨®n laboral con incentivos y sanciones y se acometer¨¢ una regulaci¨®n del despido.
En el Este, Gorbachov se enfrenta al llamado socialismo real, un sistema estancado y en declive general, en el que la racionalidad econ¨®mica y civil no tienen influencia alguna y las diversas nomenclaturas se aferran a sus privilegios con ansiedad muy humana. En Occidente se enfrenta a aquellas opiniones que denotan tantos deseos de que los ortodoxos del comunismo se alejen de sus axiomas como de aferrarse a los de la propia ortodoxia de su neoliberalismo.
De las resistencias contra Gorbachov, en la URSS y en los pa¨ªses de la comunidad socialista se habla y especula mucho. Cada vez parece m¨¢s claro, sin embargo, que la l¨ªnea pol¨ªtica del l¨ªder sovi¨¦tico, sus esfuerzos por lograr la glasnost (transparencia) como condici¨®n para la mucho m¨¢s compleja perestroika (reestructuraci¨®n), est¨¢n ganando terreno.
La reestructuraci¨®n de la econom¨ªa de la URSS y de los pa¨ªses socialistas aliados, que, por muchas reticencias que muestren, tendr¨¢n que emprender caminos similares, ofrece grandes posibilidades a la cooperaci¨®n Este-Oeste y a las econom¨ªas de Europa occidental para entrar en mercados con una inmensa demanda de bienes de consumo y un sector de servicios pr¨¢cticamente inexistente, en cuya creaci¨®n podr¨ªan desempe?ar un papel decisivo. La CSCE en Viena puede crear el marco para aprovechar esta primera oportunidad de superar la separaci¨®n y descompensaci¨®n entre las econom¨ªas de Oeste y Este, cuyo origen est¨¢ en la negativa de Stalin a aceptar para el Este europeo la aplicaci¨®n del Plan Marshal, del que acaba de cumplirse el 40? aniversario.
Si las compa?¨ªas europeas se duermen, los japoneses no lo har¨¢n. La japonesa Daihatsu acaba de arrebatar a Fiat un gran proyecto para la fabricaci¨®n de autom¨®viles en Polonia. Jap¨®n realiza una ofensiva para crear la infraestructura hotelera de los pa¨ªses del Este. Tambi¨¦n China demuestra un creciente inter¨¦s por este mercado.
Empresas mixtas
En la CSCE se intenta ahora que el foro econ¨®mico, con participaci¨®n no s¨®lo de diplom¨¢ticos y pol¨ªticos, sino tambi¨¦n de empresarios y t¨¦cnicos de comercio, establezca una regulaci¨®n pr¨¢ctica para la creaci¨®n de las empresas mixtas en el Este. Las normas a establecer van desde la repatriaci¨®n de beneficios, acceso directo al usuario por parte de las empresas occidentales en el Este, acceso a los datos pertinentes para elaborar planes de producci¨®n y comercializaci¨®n, hasta la regulaci¨®n de contrataci¨®n y gesti¨®n del personal y la localizaci¨®n de las industrias. El Este ha hecho un examen de conciencia forzado por su cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica, se?ala en Viena el jefe de la delegaci¨®n espa?ola en la CSCE, el embajador Javier Villacieros. Este cuestionamiento de la r¨ªgida base de su sistema hasta la fecha y su posible eliminaci¨®n pueden traer consigo una penetraci¨®n de las grandes compa?¨ªas occidentales en el Este parecida a la habida en Espa?a en los a?os sesenta. La necesidad de tecnolog¨ªa que adolece el Este le hace estar dispuesto a sacrificar muchos de los dogmas y cortapisas que hac¨ªan imposible y antiecon¨®mica para la empresa occidental la entrada en estos mercados. El embargo de alta tecnolog¨ªa al Este de los productos incluidos en las listas del COCOM supone una dificultad que no parece insalvable.
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