Un oasis al que ya no acuden las aves migratorias
Maspalomas se extiende a lo largo de m¨¢s de cuatro kil¨®metros cuadrados de superficie, al sur de Gran Canaria, en el t¨¦rmino municipal de San Bartolom¨¦ de Tirajana y junto a un litoral que, a partir de 1956, comenz¨® a ser testigo de progresivos enfrentamientos tur¨ªsticos y planes capaces de convertir parajes ¨²nicos en simple territorio urbanizable. Es sin duda uno de los casos m¨¢s flagrantes de la isla de lento e inexorable deterioro ecol¨®gico, porque hubo un tiempo en que Maspalomas era zona de concentraci¨®n de cientos de aves migratorias que hac¨ªan aqu¨ª un alto en su vuelo. Ya en 1922 el naturalista Bannerman observar¨ªa las peculiaridades y riquezas faun¨ªsticas del lugar, abundante en aves, reptiles y mam¨ªferos como el conejo o el erizo moruno. Su nombre lo toma precisamente, y por extensi¨®n, por ese car¨¢cter de lugar de paso de especies como el gorri¨®n, el cern¨ªcalo o la gaviota argentea; simplemente palomas para el vulgo. Maspalomas posee tres ecosistemas f¨¢cilmente diferenciables; el Campo Dunar, La Charca y El Palmeral son los tres patrimonios naturales m¨¢s significativos y m¨¢s da?ados por la ocupaci¨®n hotelera y el uso humano del espacio.
El deterioro m¨¢s grave de los producidos en los ¨²ltimos 30 a?os es sin duda el sufrido por La Charca, concentraci¨®n de aguas salobres, procedente del barranco de Fataga. La Charca de Maspalomas empez¨® a dejar de ser lo que. era cuando canalizaron el barranco que hac¨ªa afluir las aguas sub¨¢lveas que la llenaban. Despu¨¦s vinieron los vertidos indiscriminados de los asentamientos humanos colindantes. M¨¢s tarde, las extracciones incontroladas de agua por parte de las instalaciones hoteleras, sin que el servicio hidr¨¢ulico investigara las m¨²ltiples denuncias que en este sentido se le presentaban. Y junto a todo ello convivi¨® otro factor de deterioro, la circulaci¨®n incontrolada de personas.
"Este espacio es irrecuperable, nunca volver¨¢ a alcanzar su nivel de clima. Aunque la tecnolog¨ªa hace maravillas, ya no volver¨¢n las especies extinguidas. Se puede, eso s¨ª, crear unas condiciones m¨ªnimamente favorables en La Charca", aseguran fuentes de la Consejer¨ªa de Pol¨ªtica Territorial del Gobierno canario.
Dos son los factores de transformaci¨®n que b¨¢sicamente han operado en el campo de dunas, un complejo cuyo aporte de arenas se origina a trav¨¦s de corrientes que se mueven al borde del acantilado y avanzan en direcci¨®n este-oeste. Las construcciones hoteleras y la utilizaci¨®n masiva de la zona como lugar de esparcimiento son las causas de perturbaci¨®n del ecosistema. Las construcciones hoteleras han hecho las veces de diques a la hora de interrumpir el flujo arenoso, y la invasi¨®n de ba?istas ha tra¨ªdo instalaciones de chiringuitos y basura. Sin descontar que la gente se lleva los guijarros que son fundamentales para la formaci¨®n dunar.
Dentro de la pol¨ªtica institucional de intentar devolver a la zona su equilibrio hay que enclavar la negociaci¨®n llevada a cabo con el propietario del hotel Las Dunas. A cambio de una parcela en otro punto del litoral sure?o, el hotelero ha accedido a la demolici¨®n del edificio. "Se trata de una medida para la regeneraci¨®n del ¨¢rea", explican fuentes de la Direcci¨®n General de Pol¨ªtica Territorial de Las Palmas.
Los intentos de determinadas empresas de extraer arena del fondo del mar suponen tambi¨¦n una importante amenaza para el natural equilibrio del campo dunar. Pero, en este sentido, los organismos se han mostrado firmes.
Si bien los riesgos que se derivan de la utilizaci¨®n de la playa y de la incidencia tur¨ªstica son ya casi inamovibles, las esperanzas ahora est¨¢n puestas en la nueva ley de Espacios Naturales, que ofrece el amparo jur¨ªdico para que Ias dunas de Maspalomas empiecen a ser gestionadas como parque natural, lo que adem¨¢s justifica la operaci¨®n tur¨ªstica que genera", observan fuentes oficiales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.