Genscher 'versus' Kohl
LAS DECLARACIONES del portavoz del Ministerio de Exteriores de la URSS, Guennadi Guerassimov, sobre la eventual colocaci¨®n en la Rep¨²blica Democr¨¢t¨ªca Alemana (RDA) de nuevos misiles sovi¨¦ticos de alcance medio llaman la atenci¨®n sobre las important¨ªsimas negociaciones que se est¨¢n desarrollando en Ginebra entre sovi¨¦ticos y norteamericanos en torno a la la supresi¨®n en Europa de los misiles nucleares de alcance corto y medio, entre 500 y 5.000 kil¨®metros. Las palabras del funcionario sovi¨¦tico no son alarmantes, aunque den la impresi¨®n de una marcha atr¨¢s. Hay que colocarlas dentro del juego de presiones que rodean unas conversaciones de tanta trascendencia. En Ginebra se est¨¢ preparando para el pr¨®ximo oto?o un paso hist¨®rico en la v¨ªa del desarme: hasta ahora, los acuerdos entre la URSS y EE UU han puesto ciertos l¨ªmites, en cantidad y calidad, a un proceso de rearme que nunca ha cesado. Pero la opci¨®n supercero implica destruir miles de armas nucleares. Ser¨ªa algo radicalmente nuevo, el inicio de un desarme real.Hoy la cuesti¨®n principal en torno a la cual existe un conflicto directo entre las tesis occidentales y las sovi¨¦ticas es la de los 72 misiles Pershing 1A, que est¨¢n en manos del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), si bien sus cabezas nucleares pertenecen a EE UU. Washington declara que esos misiles son de un pa¨ªs tercero, como los franceses y brit¨¢nicos, y que no deben ser tenidos en cuenta en el tratado entre la URSS y EE UU. Tal posici¨®n no es l¨®gica: lo sustancial no son los anticuados misiles Pershing 1A, sino las cabezas nucleares; y ¨¦stas son norteamericanas. En ning¨²n caso podr¨ªan ser transferidas a la RFA, ya que nadie piensa revisar los tratados internacionales que le proh¨ªben tener armas nucleares.
Aunque se habla de misiles Pershing 1 A, el problema verdadero es el de sus cabezas nucleares. Visto el tema en sus t¨¦rminos reales, no ofrece dificultades insolubles. Incluso si el acuerdo sobre la opci¨®n supercero se firma antes de 1988, su aplicaci¨®n se extender¨¢ a lo largo de cinco a?os. En ese plazo, los Pershing 1A ser¨¢n ya totalmente obsoletos. En c¨ªrculos amplios de la RFA, incluso cercanos al Gobierno, existe la convicci¨®n de que con una f¨®rmula u otra el tema de esos misiles se superar¨¢ en un momento de la negociaci¨®n.
En el marco de la RFA, el problema tiene una entidad propia que no es posible desconocer. Koffl logr¨® que el Partido Dem¨®crata Cristiano, con su asociado de Baviera encabezado por Strauss, aceptase la opci¨®n supercero poniendo como condici¨®n que la RFA conservase los 72 Pershing 1 A. Daba satisfacci¨®n al naci¨®nalismo alem¨¢n con la falsa flusi¨®n de que esos misiles eran tratados en un rango semejante al de los arsenales nucleares de Francia y el Reino Unido. En cambio, Genscher y su partido liberal preconizan la renuncia a los Pershing 1 A, coincidiendo en este punto, como en otros de pol¨ªtica exterior, con el partido socialdem¨®crata. Lo significativo es que esa actitud ha ayudado a Genscher a reforzar su base electoral y le ha dado mayor peso en el Gobierno. En el seno de ¨¦ste se han manifestado otros desacuerdos, y lo ocurrido en Hamburgo ha causado sorpresa: por primera vez desde la ca¨ªda de Schmidt los liberales han decidido aliarse con los socialistas para gobernar un land. Ello indica futuras dificultades para Kohl. Pero no parece probable que estos problemas de pol¨ªtica alemana impidan el previsto acuerdo entre Reagan y Gorbachov.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.