Pacto para la expansi¨®n
Los acuerdos sociales firmados hasta ahora, se?alan los autores, ten¨ªan como objetivo b¨¢sico la moderaci¨®n salarial para as¨ª reducir la inflaci¨®n y posibilitar una recomposici¨®n de los beneficios empresariales. Ahora, sin embargo, existe una nueva situaci¨®n de relanzamiento econ¨®mico que permite a los interlocutores sociales buscar una tasa ¨®ptima de crecimiento para los salarios reales, que no debe ser superior al crecimiento de la productividad agregada de la econom¨ªa.
El cambio m¨¢s significativo que se ha producido en la evoluci¨®n de la econom¨ªa espa?ola en los dos ¨²ltimos a?os es la apreciable recuperaci¨®n que est¨¢ experimentando la demanda interna, tras un dilatado per¨ªodo de estancamiento de la misma.En el momento presente, a la hora de plantear las condiciones de un nuevo acuerdo social, no podr¨¢ olvidarse esta nueva situaci¨®n.
Los acuerdos firmados hasta ahora, al serlo en un contexto de estancamiento e inflaci¨®n, ten¨ªan como componente b¨¢sico el de la moderaci¨®n salarial para, de esta forma, reducir la tasa de inflaci¨®n y posibilitar una recomposici¨®n de los beneficios empresariales, en espera de que ¨¦stos estimularan el relanzamiento de la inversi¨®n.
Al constatar que en la actual coyuntura no parecen ser ¨¦stos los problemas m¨¢s acuciantes de nuestra econom¨ªa, dise?ar un nuevo pacto social que sea una mera reproducci¨®n de los anteriores supondr¨ªa, a nuestro entender, desaprovechar la oportunidad de abordar el principal reto que actualmente tiene planteado nuestra econom¨ªa: la creaci¨®n de empleo.
As¨ª, pues, el cambio en la coyuntura econ¨®mica y la imperiosa necesidad de afrontar dicho problema exigen un acuerdo social distinto: no se trata de reproducir un acuerdo para el ajuste, sino de dise?ar uno de nuevo cu?o capaz de consolidar y reforzar la expansi¨®n.
En nuestra opini¨®n, este nuevo pacto deber¨¢ replantear las bases sobre las que se ha venido asentando la concertaci¨®n social en Espa?a.
En primer lugar, es preciso admitir que existe una tasa ¨®ptima de crecimiento de los salarios reales que maximiza la inversi¨®n agregada. Si bien es cierto que la congelaci¨®n de los salarios ha permitido incrementar los excedentes empresariales (efecto Ricardo), no es menos evidente que por el lado de la demanda una pol¨ªtica de permanente moderaci¨®n salarial deprime la demanda de consumo y, por tanto, disminuye las necesidades de nueva inversi¨®n (efecto Keynes).
Crecimiento salarial
Es una tarea central de los part¨ªcipes en la negociaci¨®n del pacto encontrar para la nueva situaci¨®n, y de acuerdo con el contexto econ¨®mico exterior, esta tasa ¨®ptima de crecimiento de los salarios reales, que en ning¨²n caso debe ser superior al crecimiento de la productividad agregada de la econom¨ªa.
Se trata, por tanto, de generar las condiciones de demanda que permitan la m¨¢xima expansi¨®n de la inversi¨®n y, con ello, la recuperaci¨®n del empleo. En este contexto, a la pol¨ªtica monetaria se la podr¨ªa asignar como objetivo prioritario el de minimizar los tipos de inter¨¦s de la econom¨ªa, dejando a la pol¨ªtica de rentas y a otras pol¨ªticas espec¨ªficas la tarea adicional del control de la inflaci¨®n.
De este modo, los empresarios, al comparar los beneficios esperados del capital con unos tipos de inter¨¦s decrecientes, encontrar¨ªan un nuevo marco financiero favorable para la expansi¨®n de sus inversiones.
Obs¨¦rvese que la negociaci¨®n centralizada de los incrementos de salarios permite relajar hasta cierto punto la pol¨ªtica monetaria. En cambio, en un contexto alternativo de negociaci¨®n descentralizada de los salarios a nivel de sector o de empresa, la pol¨ªtica monetaria deber¨ªa atender forzosamente objetivos generales antiinflacionistas, dificultando con ello la expansi¨®n de la inversi¨®n.
Estas distintas bases macroecon¨®micas sobre las que puede funcionar un nuevo pacto (negociaci¨®n centralizada, conexi¨®n entre salarios reales y productividad, y pol¨ªtica monetaria menos restrictiva) no agotan el contenido forzosamente minucioso de un sutil y refinado contrato social que deben definir los agentes sociales afectados: Gobierno, sindicatos y organizaciones empresariales.
Un compromiso basado en el ajuste no s¨®lo ser¨ªa socialmente inasumible, sino econ¨®micamente inconsistente en el nuevo contexto de reactivaci¨®n.
El futuro pacto social debe ser, pues, un pacto para la expansi¨®n.
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