Juicio en Mosc¨²

Todos los peri¨®dicos del mundo, incluso aquellos que se publican en los pa¨ªses m¨¢s rec¨®nditos del planeta, citan el nombre de Mathias Rust y no agregan a continuaci¨®n aclaraci¨®n alguna. L¨®gico. Porque el joven alem¨¢n, que el pasado mes de mayo aterriz¨® con una avioneta deportiva en la Plaza Roja de Mosc¨², ha logrado por derecho una enorme popularidad. El tribunal que le juzga, el ¨®rgano de justicia m¨¢s alto de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tiene cargos contra ¨¦l. Y Mathias Rust sabe que con aquel inesperado y temerario vuelo carg¨® sobre sus hombros con algunas culpas.Pero tambi¨¦n es cierto que su delito no es grave ni alevoso, ni mucho menos pol¨ªtico. Tan s¨®lo el bolet¨ªn del Sindicato de la Juventud Trabajadora de los comunistas de la Rep¨²blica Federal de Alemania sigue hablando de la participaci¨®n de "altos oficiales de la aviaci¨®n alemana y ex generales nazis" en el vuelo. Al margen de esta solitaria campa?a, por parte alemana no hay m¨¢s que dos opciones: o solicitar indulgencia al tribunal sovi¨¦tico u observar en silencio los acontecimientos. Y en caso de que la pena impuesta sea elevada, finalmente, esperar de los sovi¨¦ticos un gesto de gracia. Seg¨²n la legislaci¨®n sovi¨¦tica, Mathias Rust tiene edad penal. Pero es muy posible que los propios jueces del tribunal que dictar¨¢ la sentencia tengan hijos de la misma edad que Mathias y consideren las travesuras que los j¨®venes suelen cometer. Eso podr¨ªa servirle de ayuda.

3 de septiembre