Cafiero, el ¨²ltimo de los hist¨®ricos
Antonio Cafiero es, como cabe a un pa¨ªs continuamente aserrado por los golpes de Estado, el ¨²ltimo de los hist¨®ricos. Cada uno de los que ganan elecciones desde que acab¨® la dictadura -antes Alfons¨ªn, ahora Cafiero- es un resto de conciencia, la punta de una flecha, una vasija, el pedazo de algo que debi¨® ser y no fue. La sociedad les desempolva, los sopla y los coloca en pedestales donde reciben el reconocimiento casi p¨®stumo.A los 65 a?os, que cumple el pr¨®ximo d¨ªa 12 de septiembre, su salvaje vida de animal pol¨ªtico ha sido una constante sucesi¨®n de galopes cortos con el ¨²nico fin de sobrevivir. El 17 de octubre de 1945, cuando las masas obreras cercaron como los indios a don Pedro de Mendoza, el primer fundador de Buenos Aires, para reclamar la libertad del entonces coronel Per¨®n, el asombrado estudiante universitario Antonio Cafiero estaba en la plaza de Mayo y observaba perplejo a esos "negros que se lavaban las patas en la fuente" sin pudor. Tres a?os despu¨¦s, en 1948, ya doctorado en Ciencias Econ¨®micas, era designado consejero financiero de la embajada argentina en EE UU.
El compromiso, la militancia y la decisi¨®n ejecutiva son una caracter¨ªstica personal que le distingue tambi¨¦n en su vida privada. Tiene 10 hijos. Su mujer, Ana Goitia, es una explosiva mezcla de vasca y peronista. Naci¨® en San Sebasti¨¢n y reside en Argentina desde ni?a. Toda la familia Cafiero participa en pol¨ªtica.
El ascenso sin obst¨¢culos de aquella promesa de la cantera peronista que fue, sucesivamente, director de Asuntos Econ¨®micos de la canciller¨ªa, ministro de Comercio Exterior a los 30 a?os y ministro de Comercio de la naci¨®n desde 1954, se interrumpe con el golpe de Estado de 1955. Desde entonces padece las consecuencias de ser peronista, identidad pol¨ªtica que pasa a convertirse para los militares en delito por el que debe responder. Paga en parte con varios meses de c¨¢rcel y luego con la lenta traves¨ªa de la llamada resistencia, que se prolonga hasta 1972, cuando Per¨®n es autorizado a regresar al pa¨ªs.
En 1973 Cafiero es uno de los fragmentos peronistas que asume otra vez una peque?a parte del poder. Ocupa la presidencia de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro y desde all¨ª observa c¨®mo montoneros y lopezreguistas saldan sus cuentas hist¨®ricas a balazos. Cafiero se somete a la decisi¨®n de Per¨®n y de su sucesora, Mar¨ªa Estela Mart¨ªnez. Le designan interventor general en la provincia de Mendoza; luego, embajador ante la Comunidad Europea en 1975. Regresa para intentar arreglar el caos como ministro de Econom¨ªa, y de ah¨ª parte hacia el Vaticano como embajador. Tras el golpe de Estado de 1976, Cafiero sabe que tendr¨¢ que pasar otra vez por la c¨¢rcel.
En 19:83 todo comienza otra vez. Las facturas internas todav¨ªa pendientes del peronismo se vuelven a pasar y Cafiero es apartado de la lucha por el poder partidario. Inicia a partir de all¨ª su propia resistencia, a la que llama "renovaci¨®n", y se aparta de la estructura oficial. Durante cuatro a?os rescat¨® ideas y hombres que parec¨ªan definitivamente perdidos. Cafiero sabe, por argentino y, peronista, que ubicar las ruinas es s¨®lo el principio.
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