Lecci¨®n de tenis

Durante a?os, John McEnroe ha gritado y ha blasfemado en los partidos de tenis, y los pusil¨¢nimes directivos se lo han consentido. El pasado fin de semana, en la persona del ¨¢rbitro australiano de 22 a?os Richard Ings, el deporte alcanz¨® finalmente alguna dignidad y devolvi¨® el golpe. Por una vez, la par¨¢bola del malcriado ha terminado bien. Es lo mejor que pod¨ªa haber sucedido en cuanto al comportamiento adecuado en a?os.McEnroe perdi¨® el partido y los estribos, y se dedic¨® a soltar sus habituales peroratas a Ings, que se encontraba en su silla de ¨¢rbitro.Los funcionarios a los que McEnroe ha prodigado tales abusos en el pasado eran a menudo aficionados, voluntarios locales a los que ¨¦l pod¨ªa intimidar con impunidad. Pero Ings ha resultado ser un profesional, uno de los cinco ¨¢rbitros de plena dedicaci¨®n que hay ahora en competici¨®n. Amonest¨® a McEnroe, y cuando eso no result¨® le penaliz¨® quit¨¢ndole un punto, y finalmente, el juego que le cost¨® perder el set. Seg¨²n las reglas, el siguiente estallido le pod¨ªa haber costado el partido. La disuasi¨®n funcion¨®. Empez¨® a jugar mejor y gan¨® el partido. Zivojinovic le aplaudi¨® cuando se acercaron a la red para estrecharse las manos.

McEnroe parece que va a ser suspendido por dos meses. Esto interrumpir¨¢ su vuelta y podr¨ªa acabar con su carrera. Nadie se alegrar¨ªa de un resultado como ¨¦se, pero la lecci¨®n s¨®lo puede ser buena.

, 10 de septiembre