El muro seguir¨¢ siendo el muro

Las declaraciones de Erich Honecker en Neunkirchen son hasta cierto punto sorprendentes y, en todo caso, un motivo m¨¢s para el optimismo moderado que ha despertado la visita del jefe del Estado de la RDA a Alemania Occidental. Quien interprete sus palabras como el anuncio de una pr¨®xima demolici¨®n del muro en Berl¨ªn y de la frontera de alambradas entre los dos Estados alemanes es iluso o necio.La frontera entre la RDA y Polonia, puesta por Honecker como ejemplo de frontera que "une a los dos Estados", est¨¢ lejos de ser lo que Occidente considera una frontera abierta. Para cruzarla, los ciudadanos de ambos pa¨ªses necesitan visados, las regulaciones de cambio de moneda son muy rigurosas y los tr¨¢mites de aduanas, penosos y muchas veces humillantes. No es una frontera abierta, como tampoco puede serlo la interalemana. Hay demasiadas diferencias pol¨ªticas, econ¨®micas, de moneda.

Honecker habl¨® de normalidad. Su visita a la RFA ha sido un gran paso en este sentido. Si nada entorpece los buenos prop¨®sitos expresados por ambas partes durante esta visita, se ha creado un marco pol¨ªtico para. incrementar los viajes a trav¨¦s de esta frontera en ambas direcciones. Crear puentes legales sobre un muro que existir¨¢ a¨²n mucho tiempo es un ¨¦xito indudable de las dos partes. So?ar con una frontera abierta es y ser¨¢ por largo tiempo una ilusi¨®n.