Los procesados por corrupci¨®n de menores afirman que se limitaban a "dar cobijo" a las ni?as
Los cinco procesados que declararon ayer en Valencia en el juicio por corrupci¨®n de menores se presentaron a s¨ª mismos como benefactores de las siete menores que la pol¨ªcia rescat¨® de su red y negaron que prostituyeran a las ni?as. De ser ciertas sus palabras, su actuaci¨®n consisti¨® en entregarles ropa y dinero continuamente, dejarlas dormir en sus casas " porque llegaban muertas de sue?o", y alimentarlas "con lo mejor que hab¨ªa en la casa". Otros 29 procesados declarar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas. El fiscal solicita m¨¢s de 300 a?os de prisi¨®n para los 34 encausados.
Arturo Carrasco Picazo, el principal inculpado, dijo a los periodistas que se sentaba en el banquillo porque lo hab¨ªan "crucificado pol¨ªticamente", ya que jam¨¢s tuvo relaci¨®n con la prostituci¨®n. Arturo grit¨® a los periodistas: "No sab¨¦is el da?o que nos est¨¢ haciendo la prensa". Su hermano Francisco comparte esta opini¨®n y lo demostr¨® al agredir a un periodista del servicio televisivo de la agencia Efe que grababa en v¨ªdeo el momento en que los procesados llegaban a la sala. El abogado del agresor evit¨® que el incidente llegara a m¨¢s.La red de prostituci¨®n fue desarticulada por la polic¨ªa valenciana a finales de 1984 y en los primeros meses de 1985. Una de las menores que hab¨ªa desaparecido de su casa y que fue encontrada dio la primera pista. El juicio se celebra en la Sala Segunda de la Audiencia Provincial y es probable que se prolongue durante m¨¢s de dos semanas. La defensa la ostentan 27 abogados. Entre los encausados se encuentra el ex teniente de alcalde de Burjassot, Santiago Gonz¨¢lez (PSOE).
L¨¢tigos y hematomas
Arturo Carrasco, para quien el fiscal pide 31 a?os de prisi¨®n, fue el primero en declarar. Demostr¨® una memoria prodigiosa para fechas y nombres. Sin embargo, fue incapaz de recordar qui¨¦n le produjo hematomas en todo el cuerpo a una de las ni?as que conviv¨ªa con ¨¦l. La polic¨ªa cuando lo apres¨® tuvo que llevar a la menor a la Casa de Socorro para ser atendida m¨¦dicamente.Carrasco s¨ª recordaba tener en su poder un l¨¢tigo "que era s¨®lo un motivo decorativo del coche", seg¨²n dijo. "?Usted decora el portamaletas de su autom¨®vil con l¨¢tigos?", pregunt¨® el fiscal. Tampoco se acordaba de una carta que escribi¨® de su pu?o y letra a una de las menores. "Trabaja un poco m¨¢s por si me hacen pagar una fianza", escribi¨® a la ni?a desde la c¨¢rcel. Arturo lleg¨® a vivir con cinco menores en su casa, a las que, explic¨®, se limitaba a "dar cobijo". Preguntado c¨®mo cab¨ªan en un peque?o domicilio, Arturo respondi¨®: "Dos ni?as dorm¨ªan conmigo en mi cama".
Francisco Carrasco y Olegario Ballesteros, que junto a Arturo, formaban la c¨²pula de la red, utilizaron la misma l¨ªnea de defensa. No recordaban los hechos esenciales y otros los negaban tajantemente. Una de las regentes de las casas de citas donde eran llevadas las menores, Matilde Lara, explic¨® que el negocio lo abandon¨® hace cinco a?os. Se?al¨® que sus declaraciones ante la polic¨ªa -en las que reconoc¨ªa los cargos- fueron efectuadas "bajo amenazas". El abogado de Matilde estaba presente durante estas declaraciones y jam¨¢s denunci¨® amenazas.
Dos inspectores de polic¨ªa se hicieron pasar por clientes en la casa de citas de Matilde. ?sta, seg¨²n los inspectores, les explic¨® que ese d¨ªa no ten¨ªa menores desocupadas, pero que al d¨ªa siguiente pasaran a la misma hora. Dos menores acudieron a la cita convenida en casa de Matilde y ¨¦sta fue -detenida. La procesada explic¨® este hecho diciendo que "dio la casualidad" que aparecieron las ni?as.
Juana L¨®pez, otra de las procesadas, declar¨® que se limitaba a dejar dormir a las ni?as en su casa. Posteriormente reconoci¨® que "cobraba 500 pesetas por la cama, porque de algo hay que vivir". Matilde y Juana dijeron conocer a algunos de los procesados, aunque no por su relaci¨®n con las menores. Seg¨²n Matilde, uno de ellos le vendi¨® un televisor y otro le pint¨® la casa.
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