El hilo de los navajos
Un compositor y un poeta reflexionan sobre la b¨²squeda de la perfecci¨®n
Entre los indios navajos un tejido no debe ser nunca perfecto. Ha de dejarse un hilo suelto para que el alma de la tejedora no quede aprisionada en su obra. El poeta Jos¨¦ ?ngel Valente refiere esta costumbre de los navajos como uno de los peligros inherentes a la b¨²squeda de la perfecci¨®n. El compositor Gonzalo de Olavide cree que hay que perseguir la adecuaci¨®n "entre la obra y su tiempo". Olavide, que habla de la importancia del azar en esa b¨²squeda, dice, con el fil¨®sofo Theodor W. Adorno, que "la perfecci¨®n, la belleza, se define por no poderse definir".
El arte es una forma de reconstruir el mundo, pero esa reconstrucci¨®n no es m¨¢s perfecta en funci¨®n de las dosis de realismo que el artista introduce en su obra. La b¨²squeda de la perfecci¨®n se puede rastrear tanto en la obra de Leonardo como en la de Picasso: son dos formas de informar esa reconstrucci¨®n, dos maneras de hacer visible lo que el artista percibe de la realidad. El cineasta V¨ªctor Erice es tan reacio como el arquitecto Rafael Moneo a explicar el porqu¨¦ de su dedicaci¨®n art¨ªstica, el porqu¨¦ de su minuciosa b¨²squeda de la perfecci¨®n. Basta con seguir el ritmo de sus filmes -El esp¨ªritu de la colmena o El Sur- para captar ese anhelo de perfecci¨®n.Jos¨¦ ?ngel Valente (Orense, 1929) advierte que "la perfecci¨®n no es una categor¨ªa est¨¦tica ni algo que, en rigor, quepa buscar de por s¨ª". Se pregunta c¨®mo definir el poema perfecto y en funci¨®n de qu¨¦. "Ni la perfecci¨®n es una categor¨ªa est¨¦tica ni la est¨¦tica -aunque la de Arist¨®teles lo haya sido- es una normativa".
Nostalgia de lo informe
El autor de Interior con figuras dice que no se escribe "buscan do el acabamiento o perfecci¨®n de la obra o de la forma, porque la forma existe s¨®lo para abolir se y abrirse a nuevas formas. La perfecci¨®n de la forma ser¨ªa en cierto modo su extinci¨®n. La forma existe en la medida en que se niega y aloja la nostalgia de lo informe. En su plenitud, la forma ha de negarse como acabamiento, como hundimiento, como perfecci¨®n". As¨ª, el poeta se refiere a la Sonata opus 111 de Beethoven como ejemplo de ruptura de la forma de la sonata, que le facilita la apertura a su infinita inconclusi¨®n. Y menciona lo inacabado como elemento de composici¨®n del romanticismo. En nuestros d¨ªas, la importancia de lo fragmentario no tendr¨ªa por qu¨¦ ser un s¨ªntoma de imperfecci¨®n. A la hora de afinar el peligro mayor que la b¨²squeda de la perfecci¨®n puede llegar a encerrar, Valente relata que "entre los indios navajos se sabe que un tejido no debe ser nunca perfecto y que ha de dejarse siempre un hilo suelto para que el alma de la tejedora no quede aprisionada en su obra. El deseo de perfecci¨®n en el artista puede responder, en efecto, a una patolog¨ªa, y es, como en el mundo de los navajos, un riesgo de muerte". Esa ansia de perfecci¨®n puede llevar a la esterilidad del artista. El ansia de perfecci¨®n llevaba al poeta Juan Ram¨®n Jim¨¦nez a una constante labor de depuraci¨®n. En ese incesante lavar el oro, el poeta puede llegar a una duda hiriente, al no saber ya distinguir si la versi¨®n pen¨²ltima es acaso mejor que la primera.
Para el arquitecto Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937), que se resiste a apadrinar cualquier mirador est¨¦tico, la b¨²squeda de la perfecci¨®n "es un placer anacr¨®nico". Confiesa que ser¨ªa "un defensor de momentos de perfecci¨®n en la historia del arte, pero hay otros momentos en los que la perfecci¨®n no es el elemento con mayor capacidad de arrastre. Hay artistas como Leonardo que arrastran a la vez de la perfecci¨®n y del misterio: Leonardo ser¨ªa el m¨¢ximo ejemplo de perfecci¨®n y misterio. La perfecci¨®n t¨¦cnica ayuda a veces a enmascarar otras imperfecciones. En arquitectura, la perfecci¨®n es muy dif¨ªcil. El mundo productivo de hoy permite muy poca b¨²squeda de la perfecci¨®n en la arquitectura".
Cuando se le sugiere esa ruta de la perfecci¨®n, el compositor Gonzalo de Olavide (Madrid, 1934) se remonta al proceso de composici¨®n como a un "principio de incertidumbre": "El hecho de componer supone un acercamiento a algo desconocido. Hay una serie de l¨ªmites muy imprecisos. La obra empieza a ser un laberinto, una serie de cosas que pueden ser y de cosas que se rechazan por razones equis. Se trata de descubrir el camino que va a llevar a la obra terminada. Es un proceso de depuraciones".
Atrapar el azar
El autor de Estigma, pieza dedicada a santa Teresa, estima que en el camino hay una especie de traspaso de l¨ªmites que no se da en la vida cotidiana: en el ir traspasando etapas sin un l¨ªmite se llega a una forma a la cual normalmente uno no llegar¨ªa. Al final, con la obra acabada, cada elemento cobra un significado". En ese significado que la obra acaba por cobrar, Olavide encuentra que el azar se convierte en un factor fundamental. "Toda obra terminada es una forma de la eliminaci¨®n de azar. El azar ya est¨¢ concretado ah¨ª. Pierre Boulez dice algo parecido: una obra es el haber atrapado el azar".
"Todo compositor debe tener un sentido de b¨²squeda. La perfecci¨®n de la obra debe ser ser una adecuaci¨®n entre la obra y su tiempo, por mucho que el tiempo en el que viva el compositor no acepte este tipo de orden escondido". Aunque "toda obra terminada", piensa Olavide, "debe tener, para que trascienda a su tiempo, esta adecuaci¨®n, que es inherente a la belleza por mucho que ese tiempo haya cambiado. Siempre hay un tiempo inmanente que pondera a la belleza. Definir lo que es la perfecci¨®n en el arte ser¨ªa definir el sentido de inmanencia de la belleza, y eso es muy dif¨ªcil. Adorno dec¨ªa que la perfecci¨®n, la belleza, se define por no poderse definir".
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