La partida gallega
LA MOCI?N de censura presentada por los socialistas contra el Gobierno conservador de Xerardo Fern¨¢ndez Albor, cuya discusi¨®n parlamentaria se inicia el pr¨®ximo lunes, constituye la culminaci¨®n, por el momento, de la larga crisis que afecta desde su creaci¨®n al Ejecutivo salido de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas gallegas, agravada tras la fuga de Alianza Popular, en febrero pasado, del ex vicepresidente de la Xunta Xos¨¦ Luis Barreiro. En conjunto, el espect¨¢culo de circo y variedades ofrecido por los pol¨ªticos gallegos a lo largo de los ¨²ltimos meses ha convertido a sus protagonistas en competidores por el t¨ªtulo del pol¨ªtico m¨¢s oportunista del pa¨ªs. La cosa ha llegado tan lejos en materia de navajeo que ya s¨®lo la hip¨®tesis de una disoluci¨®n inmediata del Parlamento ofrece alguna garant¨ªa -modesta, de todas formas- de enderezamiento de la situaci¨®n.Los socialistas argumentan la necesidad de la moci¨®n de censura por el descr¨¦dito acumulado por el Ejecutivo gallego, tanto por los efectos de sus conflictos internos como por la falta de capacidad de liderazgo de su presidente. Es cierto que ese descr¨¦dito existe, y que lo que la derecha pensaba presentar como escaparate de su capacidad para gobernar de otra manera, m¨¢s bien ha resultado ejemplo de esa concepci¨®n de la actividad p¨²blica que considera la pol¨ªtica como la prolongaci¨®n de la guerra -entre caciques- por otros medios. Pero no parece que la alternativa presentada por los socialistas vaya a ser capaz de devolver su cr¨¦dito y dignidad a las instituciones. Para que prospere su moci¨®n ser¨¢ preciso que se unan a sus 22 votos parlamentarios los de la izquierda y el centro nacionalistas y los de la Coalici¨®n Galega, reforzada por los cinco tr¨¢nsfugas de Barreiro. Ello significar¨ªa la utilizaci¨®n de una parte de los votos obtenidos por la candidatura encabezada por Fern¨¢ndez Albor para derribar a ¨¦ste. Ser¨ªa legal, dadas las caracter¨ªsticas del sistema electoral, pero dif¨ªcilmente podr¨¢ ser considerado leg¨ªtimo por esos electores que asisten impotentes al tr¨¢fico montado con sus votos.
La cosa resulta a¨²n m¨¢s escandalosa teniendo en cuenta que fue el propio Barreiro -que aspirar¨ªa ahora a ser vicepresidente con Gonz¨¢lez Laxe- quien, cuando oficiaba de n¨²mero dos de Albor, se encarg¨® de descalificar como proyecto contra natura la propuesta de los socialistas de ir a un Gobierno de progreso con los nacionalistas. Pero ?qui¨¦n tirar¨¢ la primera piedra cuando resulta que quienes gritan ?traici¨®n! ofrecen a esos mismos nacionalistas entrar a formar parte de un Gobierno que ellos llaman de centroderecha? ?Por qu¨¦ la primera f¨®rmula ser¨ªa m¨¢s contra natura que la segunda?
Y si de pu?aladas por la espalda se trata, ?c¨®mo calificar la asestada a Fern¨¢ndez Albor por quienes anunciaron, en ausencia del presidente, la candidatura de Fraga para sustituirte? Si de oportunismo se habla, ?a qu¨¦ especie pertenece la pretensi¨®n de trasladar la crisis gallega al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid, a los que se tratar¨ªa de desestabilizar en represalia porque Gonz¨¢lez Laxe y sus amigos de ocasi¨®n -pero no s¨®lo ellos- hayan movido la silla de Albor? ?D¨®nde queda en este caso la soberan¨ªa de los electores?
Quienes amenazaron con sacar a Fraga del arc¨®n, dando por supuesto que ello condenar¨ªa a los socialistas a la oposici¨®n por largos a?os, pretend¨ªan disuadir a estos ¨²ltimos de su intenci¨®n de presentar la moci¨®n de censura. El resultado ha sido el contrario al previsto. Si ese negro destino era inevitable cualquiera que fuera su actitud ante el desacreditado Gobierno actual, se estaba invitando a los socialistas a pasar a la acci¨®n y tomar la delantera con el fin de prepararse para el futuro desde posiciones m¨¢s resguardadas. Es decir, desde el poder, aunque fuera precariamente conseguido. Es cosa sabida que en Galicia, especialmente, un sector del electorado vota siempre a los que mandan, cualquiera que sea su color.
Para que el intento prosperase era imprescindible darse prisa, porque a finales de mes estaba previsto el debate parlamentario sobre el proyecto de ley que capacitar¨ªa al presidente de la Xunta para disolver la C¨¢mara, como ocurre en Euskadi y Catalu?a. Los socialistas, y no digamos los nacionalistas, ten¨ªan dif¨ªcil la posibilidad de justificar un voto en contra de tal propuesta ahora que se trata de demostrar qui¨¦n es m¨¢s galleguista. Y, sin embargo, sab¨ªan que abrir esa posibilidad significaba despejar el camino a la hip¨®tesis Fraga, quien podr¨ªa pasar de amagar a dar.
Al intentar ganar por la mano mediante la moci¨®n de censura se congela la inc¨®moda cuesti¨®n. Pero, de momento, lo que la partida est¨¢ demostrando es que todos los jugadores utilizan estratagemas similares, todas ellas de tah¨²r. Tal vez a la hora de levantar los naipes se descubra que todos llevaban las mismas cartas. Porque resulta sorprendente que, pese a las invectivas intercambiadas, todos los jugadores act¨²en dando por supuesto que lo mismo da copas que bastos, tr¨¦boles o picas. Todo vale para el convento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Gerardo Fern¨¢ndez Albor
- Pol¨ªtica nacional
- Fernando Gonz¨¢lez Laxe
- Gobierno auton¨®mico
- PP
- Parlamentos auton¨®micos
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica municipal
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- PSOE
- Galicia
- Parlamento
- Gobierno
- Espa?a
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Sociedad