Alboroto Soro
El prop¨®sito de los toreros a veces se advierte ya en el pase¨ªllo. Por ejemplo, ayer, en Guadalajara. All¨¢ iban, al comp¨¢s del tach¨ªn-tach¨ªn, Espl¨¢ ligero, como es su toreo; Mendes contoneando el cuerpo y el brazo derecho afectadamente extendido a un lado, a la manera de los vendedores de corbatas; El Soro, que es de pueblo, como diciendo "a m¨ª, que se me note", para lo cual despatarraba y desgarbaba al andar. El obervador atento que nunca falta, nada m¨¢s verlos cruzar el ruedo al comp¨¢s del tach¨ªn-tach¨ªn, pod¨ªa anticipar que Espl¨¢ torear¨ªa r¨¢pido, Mendes pinturero, y Soro lo de torear es mucho decir, pues a lo que iba era a armar el alboroto.
Todo sucedi¨® as¨ª, aunque el observador no puede presumir de profeta por eso, ya que as¨ª suele ser siempre en lo que llaman, con equ¨ªvoco atrevimiento, "la corrida de los banderilleros". Cada cual tiene sus recursos y los de El Soro son de efecto inmediato ante determinados p¨²blicos. A la mayor parte del que hab¨ªa ayer en Guadalajara le pareci¨® estupendo que El Soro corriera la mano con temple en redondos de larga factura -si tumbado y con el pico, mejor- y le aplaudi¨® por ello. Ahora bien, lo que de verdad le colmaba de felicidad fue que El Soro soltara escupitajos a los arpones de las banderillas (para lubricarlos, ser¨ªa), que apretara a correr al centro del ruedo y all¨ª se pusiera a pegar brincos con los brazos en alto, que se avalanzara hacia los tendidos de sol gesticulando su bravuconer¨ªa.
Ib¨¢n / L
F. Espl¨¢, Mendes, SoroToros de Baltasar Ib¨¢n, desiguales de presencia, algunos cornalones, en general manejables. Luis Francisco Espl¨¢: pinchazo, estocada corta a toro arrancado y descabello (petici¨®n, ovaci¨®n y salida a los medios); estocada corta baja y descabello (petici¨®n y vuelta). V¨ªctor Mendes: pinchazo hondo tendido bajo y descabello (algunas palmas); estocada corta baja (palmas y saludos). El Soro: pinchazo ca¨ªdo y estocada (oreja); pinchazo y bajonazo descarado (oreja). Plaza de Guadalajara, 19 de septiembre. Cuarta corrida de feria.
Tirarse de rodillas
Y m¨¢s a¨²n le colmaba de felicidad al p¨²blico que El Soro se tirara de rodillas y preludiara cada pase mediante primitivo salto, agreste pirueta en el aire doblando las piernas hasta golpearse el trasero con los talones, violenta ca¨ªda genuflexa sobre el terroso redondel, all¨¢ va el muletazo r¨²stico, vuelta a empezar.
Entusiasmadito voceaba el gent¨ªo con tanta cabriola y pirutea, y ya fue el paroxismo cuando, para matar al sexto, El Soro se quit¨® las zapatillas a patadas. "Est¨¢ m¨¢s zumbado que las maracas de Antonio Mach¨ªn", dijo uno. No era cierto. El Soro reafirmaba su personalidad -"A m¨ª, que se me note"-; ofrec¨ªa al p¨²blico lo que mejor entiende, a la pata la llana, a saltos, descalzo, y si llega a salir con boina, en vez de dos orejas corta cuatro.
Banderille¨® El Soro igual de montaraz, dos pares corriendo en tirabuz¨®n. Tambi¨¦n banderillearon sus compa?eros. Mendes, asom¨¢ndose al balc¨®n; Espl¨¢, por la ventana de al lado, aunque con admirable conocirniento de terrenos y querencias. Hizo Espl¨¢ un toreo muy dominador, muy seguro y al propio tiempo muy fr¨ªo porque torea siempre con la cabeza, nunca con el coraz¨®n.
Mendes tuvo dos encastados toros, cuyo genio desbordaba sus limitadas posibilidades muleteras y s¨®lo pudo estar valiente y pinturero. Tambi¨¦n podr¨ªa haber pegado brincos, como el colega. Claro que quiz¨¢ no habr¨ªa conseguido el mismo eflecto alborotador, por falta de credibilidad. Un torero que se contonea pinturero y para mayor exquisitez en la apostura anda con el brazo extendido a la manera de los vendedores de corbatas, si de s¨²bito empieza a pegar brincos, la gente puede creer que se ha vuelto orate. As¨ª que hizo bien en resolver su papeleta con dignidad y mesura.
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