El vino
"Le han quitado el derecho que ten¨ªa / este vino a cruzar por nuestra pena", escrib¨ªan Eladio Caba?ero/Juan Alcaide, mediado el siglo, cuando todav¨ªa no ¨¦ramos posmodernos ni posnov¨ªsimos ni nada. Cuando no ¨¦ramos m¨¢s que espa?oles. Estamos promediando el otro medio siglo y lo del vino sigue igual, salvo que va para peor, o sea que el vino est¨¢ hecho un hombre, hecho todo un Domecq, el t¨ªo, muy puesto, como un Garvey, parando en el sitio a los parados.Por la televisi¨®n han echado La espuela. Lo que hay que leer de la novela correspondiente, del sevillano Manuel Barrios, que dedic¨® o dedica su narrativa a contarnos el imperio andaluz de la espuela, como estrella ¨²nica en la bandera geneal¨®gica del vino. Pero tambi¨¦n puede leerse a cronistas menos sociales (mi adorado Juan Cueto acaba de anular hist¨®ricamente lo social como abstracci¨®n, cuando de ello y por ello comi¨® nuestra conciencia tantos a?os, y te juro que era concreto, Juan: hasta te lo pagaban los peri¨®dicos). Y me remito aqu¨ª a Manuel Halc¨®n, nada sospechoso de nada, o a don Juan Valera, si se le sabe leer, o al nerudiano Estatuto del vino. "Le han quitado el derecho que ten¨ªa...". Les han quitado todos los derechos, a los hombres del vino, a los trabajadores jerezanos, el vino es la bandera de los que hacen el vino, tan extensa y elocuente, o el vino es el mapa andaluz de una provincia que a?adir a Andaluc¨ªa, de un feudalato que a?adir a Espa?a, de una her¨¢ldica que tiene su ciudad sagrada en Jerez y su rubia dinast¨ªa por el mundo. El vino da para todo y para todos, mas parece que no, que el vino est¨¢ muy hombre y prende guerra.
Cardenalato del vino, cartograf¨ªa vinaria (y binaria) de Jerez, aristocracia de bodega que puede con Madrid y con el PSOE. Lo m¨¢s que hacen los gobernadores del ramo es organizar convoyes con escolta policial y practicar "incluso detenciones, si es necesario". Detenci¨®n de los dioses populares del vino, claro. Ay Mariano Baquedano, ay regidores civiles, y lo mal que est¨¢is llevando la cosa. Ay de ti, de m¨ª, Carmen Ynfante, de aquellos nuestros amores imposibles, ni?a huida del Jerez de hierro y vino hacia Par¨ªs de la France, ni?a que me est¨¢s pintando un desnudo para tu "galer¨ªa de chulos", carta te escribo aqu¨ª para que sepas que "le han quitado el derecho que ten¨ªa este vino", etc¨¦tera.
Los trabajadores, en defensa de su pan y de su vino, cortan el tr¨¢fico en las carreteras (escribo a tres d¨ªas de distancia). "Fedejerez", que de esta manera espantosa se llama la patronal del vino, maestro L¨¢zaro (Mar¨ªas se rebelaba hace poco contra la castellaniz aci¨®n g¨¹isqui, raz¨®n que le sobra: olvidemos el jeri?ac de Pem¨¢n), Fedejerez, en fin, sector vid, incoa expedientes a los huelguistas. S¨®lo los cultos incoan. Los obreros del vino no saben incoar. Ay de ti, Luis Garc¨ªa Ruiz, que despides a gente por la p¨¦rdida de horas y cosecha. Pedro Pacheco, alcalde de Jerez, se ha posicionado ante la huelga (as¨ª hablan/act¨²an, maestro L¨¢zaro), y los viticultores escribieron a Gonz¨¢lez porque les haga justicia. Bordeamos ahora toda la puesta en alza del campo andaluz, que la cr¨®nica debe tener un solo eje, nos quedamos aqu¨ª, Jerez, cosecha, provincia que a?adir a Andaluc¨ªa, con bandera propia, casta y clase. El vino est¨¢ muy hombre, en el Sur hondo (Surhondo) y le queda lejos la Constituci¨®n. Los reyes con espuelas del vino viven su propia monarqu¨ªa. Ni Pruna ni Ca?amero ni Casero. He visto este verano aquel Jerez de Carmen Ynfante. Y he comprendido por qu¨¦ se fue.
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