Ocaso del fumador

En el ejemplar del d¨ªa 23 de septiembre, su colaboradora Maruja Torres nos deleita con un art¨ªculo titulado La diligencia y que yo subtitular¨ªa El glorioso ocaso de los fumadores, porque as¨ª pretende sermonear a los cada d¨ªa menos numerosos adictos al tabaco; pues parece gozan de un morbo especial las causas perdidas, la contracorriente y las minor¨ªas.En la capital del imperio corren vientos light, todo se maquilla con la coraza de lo natural y, para desgracia de fumadores, ¨¦stos se pasan de moda. As¨ª, dentro de un tiempo asistiremos al espect¨¢culo de camellos ofertando tabacos con el aroma-sabor a?ejo de anta?o, sin conservantes, colorantes o aditivos; embajadores aut¨¦nticos de pulmon¨ªas cr¨®nicas y tosecillas ma?aneras. ?Qu¨¦ suspiros echaremos!, ?hasta me quieren sacar al mercado cigarrillos sin humo, sin tabaco y sin necesidad de quemarlos!, ipobrecillos!

Usted se creer¨¢, se?or director, que soy un recalcitrante adicto del cigarro, pues nada m¨¢s lejos. Yo..., en realidad, lo confieso, soy un reinsertado saludable, convertido y seducido por las insinuaciones de mi m¨¦dico y allegados, y as¨ª ?no hay quien aguante! Por eso ahora, desde mi nueva posici¨®n, no puedo decir otra cosa que "?arriba el tabaco!, ?abajo los fumadores!".-