El c¨ªrculo vicioso
La madre de un toxic¨®mano muerto asegura que no encontr¨® plaza en los centros de rehabilitaci¨®n
Sof¨ªa Guti¨¦rrez se manifesta ahora, vestida de riguroso luto, por los aleda?os de la Puerta del Sol. Sujeta una pancarta en la que se lee: "Los asesinos de mi hijo, ?d¨®nde est¨¢n?". Su hijo Salvador Pastor, de 22 a?os de edad, fue encontrado muerto en Madrid el 28 de agosto con una jeringuilla clavada en el brazo. Antes buscaron infructuosamente una plaza en un centro de rehabilitaci¨®n oficial y se encontraron con un c¨ªrculo vicioso sin soluci¨®n.
Hace ocho meses, esta mujer, de 52 a?os, decidi¨® integrarse en la Asociaci¨®n de Madres Unidas contra la Droga. En Vallecas, su barrio, otras mujeres hab¨ªan decidido hacer lo mismo para tratar de ayudar a sus hijos heroin¨®manos. Salvador estaba perdido con la droga y su madre no pod¨ªa soportar verle llorar.Madre e hijo hablaron con distintos asistentes sociales e iniciaron la b¨²squeda de una plaza en los centros de desintoxicaci¨®n municipales y de la comunidad.
"Lo intentamos todo sin ning¨²n resultado", dice ahora Sof¨ªa. "Incluso miramos una granja, situada en la sierra madrile?a, en la que nos ped¨ªan 100.000 pesetas mensuales por el tratamiento". Esa oferta era demasiado cara para la familia. Sof¨ªa les explic¨® que su marido es conserje y s¨®lo gana 52.000 pesetas mensuales. "Los de la granja me dijeron que me pusiera a asistir por las casas, que algunas madres lo hac¨ªan, pero ninguna asistenta gana esa cifra", explica.
Sof¨ªa, que cuid¨® de sus tres hijos con todo el mimo que pudo, escribi¨® a la Reina. La Casa Real la remiti¨® a la Seguridad Social, y la Seguridad Social aconsej¨® que se dirigiera a la comunidad aut¨®noma o al Ayuntamiento para solucionar el problema de su hijo. Justo donde hab¨ªan empezado.
Salva no lleg¨® a recibir la carta de la Seguridad Social, fechada el 28 de agosto. Ese mes sus padres se marcharon de vacaciones. Una tarde les llamaron por tel¨¦fono unos vecinos desde Madrid. Su piso hac¨ªa d¨ªas que ol¨ªa muy mal. Un familiar alertado por los padres entr¨® en la casa y se encontr¨® el cad¨¢ver del muchacho. Salva llevaba varios d¨ªas muerto cuando encontraron el cuerpo. Ten¨ªa una jeringuilla clavada en uno de sus brazos.
La madre cuenta que el chico "empez¨® con la droga a los 14 a?os. Le meti¨® un camello mayor", dice. Trabaj¨® en una tienda de electr¨®nica, una carpinter¨ªa, una pasteler¨ªa... todo trabajos eventuales. En los ¨²ltimos tiempos colaboraba con Enrique de Castro, un cura de Vallecas que, como ciudadano de calle, se atrevi¨® a denunciar lo que sab¨ªa y facilit¨® las direcciones de los peque?os camellos para que la polic¨ªa se ocupara de los grandes traficantes.
Sof¨ªa, a la que acompa?a su hijo de nueve a?os, contin¨²a en Madres contra la Droga y acude a todas las manifestaciones de la asociaci¨®n. "Mi hijo ha muerto, pero hay que salvar a los otros chicos", dice.
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