Las intrigas del libro

EL SAL?N Internacional del Libro, Liber-87, que esta noche se inaugura en Madrid, tiene como tema central la literatura y, dentro de la creaci¨®n literaria, va a dedicar una atenci¨®n relevante a la novela de intriga.Es como un s¨ªmbolo de la incertidumbre que amenaza al sector editorial espa?ol. El impuesto sobre el valor a?adido, moment¨¢neamente consolidado; la necesidad de una renovaci¨®n industrial que es exigida por la competencia internacional; un crecimiento insuficiente del n¨²mero de lectores; un moment¨¢neo estancamiento de las exportaciones a los pa¨ªses de habla hispana, y los problemas con la Instituci¨®n Ferial Madrile?a (Ifema), que han derivado en la reducci¨®n en un tercio del espacio del que dispuso el sal¨®n durante el pasado a?o, son algunos de los problemas del sector editorial y del propio Liber. La resoluci¨®n final de esos problemas es una inc¨®gnita, y es probable que la trama de la novela vaya a solventarse, como en las narraciones de misterio, con la muerte empresarial de m¨¢s de un editor, distribuidor o librero.

Desde hace meses, editores y Administraci¨®n negocian un plan de ayuda al sector que, partiendo del car¨¢cter cultural de la edici¨®n, tenga tambi¨¦n en cuenta sus caracter¨ªsticas industriales y comerciales y el hecho, innegable, de que la renovaci¨®n tecnol¨®gica y empresarial va a ser cara. Seg¨²n las fuentes que se consulten, las cifras imprescindibles para que la industria editorial espa?ola aborde con m¨ªnimas garant¨ªas de competitividad internacional su futuro se cifran entre los 4.000 y los 6.000 millones de pesetas. Cultura ha dado garant¨ªas a los editores de su buena disposici¨®n con la elaboraci¨®n conjunta de un plan de actuaci¨®n, cuya aprobaci¨®n se espera a corto plazo. Ahora habr¨¢ que ver si el plan se queda en lo mismo que la voluntad manifestada de reducir el IVA.

La renovaci¨®n no puede hacerse sin costes duros. La cifra de m¨¢s de 500 distribuidores en Espa?a, casi un distribuidor por editorial con actividad en el ¨²ltimo a?o, es totalmente descabellada, especialmente si se atiende al hecho de que la mayor¨ªa de ellos se concentra y no va m¨¢s all¨¢ de media docena de localidades. Paralelamente, la competencia no mejora el servicio, y los editores saben que el libro llegar¨¢ a determinados puntos de venta cuando su devoluci¨®n ya se haya iniciado en las grandes ciudades. En un mundo informatizado, el libro, como producto comercial y perecedero que tambi¨¦n es, no puede soportar estas dilaciones, con sus inevitables secuelas de inmovilizaci¨®n de capital y de acumulaci¨®n de ejemplares en almacenes cuyos costes gravan innecesariamente a las empresas.

Seg¨²n una encuesta encargada por este diario, el porcentaje de j¨®venes con h¨¢bito lector por voluntad propia se sit¨²a entre el 15%. y el 18%. Esto significa, por otra parte, que ni la industria editorial sabe venderles sus productos ni la educaci¨®n recibida, mucho m¨¢s extendida que hace unas decenas de a?os, ha sabido equiparar lectura y placer.

La visita a este Liber proporcionar¨¢ a quien quiera comprobarlo un nuevo dato, nada desde?able: a la industria editorial le ha salido un duro competidor en las instituciones oficiales, algunas de las cuales superan en lujo cualquier posibilidad empresarial. Por si hubiera dudas, basta con hacer un recuento de las presentes en el sal¨®n, que no son todas. En su conjunto, superan al n¨²mero de editoriales extranjeras presentes de forma individual. Sus productos, sin embargo, son dif¨ªciles de ver en librer¨ªas. Saber a d¨®nde van a parar tantos ejemplares estatalmente impresos es otra buena inc¨®gnita para los aficionados a la novela de intriga.