China denuncia la participaci¨®n de extranjeros en los disturbios del T¨ªbet
La Prensa oficial china aseguraba ayer que varios extranjeros tomaron parte activa en los sangrientos disturbios nacionalistas del pasado jueves en Lhasa, en el curso de los cuales, seg¨²n diversas fuentes, murieron al menos seis personas y resultaron heridas m¨¢s de un centenar. Un portavoz del Departamento de Estado asegur¨® el s¨¢bado en Washington que dos norteamericanos -John Ackerly, de 31 a?os, y Blake Kerr, de 29- fueron detenidos durante algunas horas en la capital tibetana. Algunos turistas occidentales aseguraron que hubo decenas de detenidos extranjeros.
Funcionarlos del Ministerio de Exteriores chino en Chengdu admitieron que los dos estadounidenses hab¨ªan sido detenidos y posteriormente liberados.La polic¨ªa sell¨® el s¨¢bado los monasterios budistas, bloque¨® las carreteras e impuso el toque de queda en Lhasa despu¨¦s de los disturbios del pasado jueves, iniciados con una marcha independentista ante el templo de Jokhang (principal santuario budista de la regi¨®n), en la que participaron numerosos monjes budistas y seglares. Los incidentes llegaron a su m¨¢ximo grado de violencia despu¨¦s de que fueran detenidos varios de los manifestantes. Un puesto policial fue incendiado y reducido a escombros. Las diferentes versiones difieren sobre el n¨²mero de muertos, aunque la cifra m¨¢s baja que se baraja es la de seis, incluyendo a un ni?o y varias mujeres.
Helic¨®pteros del Ej¨¦rcito sobrevolaron en varias ocasiones la capital tibetana, mientras que docenas de veh¨ªculos armados patrullaban por las calles semidesiertas. Polic¨ªas con metralletas vigilaban la entrada del complejo de monasterios de Sera, en las afueras de Lhasa, mientras otros observaban el interior con prism¨¢ticos. El palacio de Potala, residencia del dalai lama, jefe espiritual de los tres millones de tibetanos, actualmente exiliado en la India, tambi¨¦n fue cerrado.
La versi¨®n oficial
Zhao Yunqiu, portavoz del Gobierno regional, dijo ayer que la polic¨ªa dispar¨® s¨®lo al aire, y acus¨® a los manifestantes de usar armas de fuego. "Seis polic¨ªas murieron el jueves", dijo. "Si hubo manifestantes muertos, ser¨ªa por error o por disparos de su propia gente". Zhao neg¨® que hubiesen sido cortadas las l¨ªneas de tel¨¦fono y t¨¦lex con Lhasa, pero la polic¨ªa, los directores de hoteles y trabajadores de Correos aseguraron que ten¨ªan ¨®rdenes de no permitir a los extranjeros que se comunicasen con el exterior. Las informaciones independientes sobre los disturbios han sido facilitadas por turistas occidentales. Ayer mismo, el Diario del Pueblo daba una versi¨®n de los incidentes que dejaba caer la responsabilidad de los mismos en los manifestantes y no ofrec¨ªa cifras de v¨ªctimas.
Los disturbios del jueves, que duraron m¨¢s de cinco horas y en los que intervinieron miles de personas, constituyen la m¨¢s sangrienta protesta contra el dominio chino, impuesto en 1951, desde que una rebeli¨®n nacionalista fue aplastada en 1959, lo que forz¨® la marcha al exilio del dalai lama.
El oficial Diario del Tibet describ¨ªa ayer los hechos como "un grave incidente pol¨ªtico" que pretend¨ªa destruir la unidad de China, y recordaba que "un T¨ªbet independiente es imposible".
Fuentes tibetanas aseguran que las manifestaciones del jueves no s¨®lo tuvieron lugar en Lhasa, sino tambi¨¦n en otras localidades tibetanas, y que se esperan otras protestas, ante la proximidad del 37? aniversario, el 7 de octubre, de la entrada de las tropas chinas en la regi¨®n.
Para Pek¨ªn, el T¨ªbet ha estado bajo dominio chino desde el siglo XIII, una versi¨®n que rechazan los nacionalistas seguidores del dalai lama.
Hablando en sus casas, en las calles y en los templos, muchos tibetanos aseguran que se est¨¢ al borde de una rebeli¨®n que acabara con el control chino. Un militante nacionalista asegur¨®: "Es la primera vez que hemos sacudido a los chinos desde 1959. Tal vez no se haya tenido ¨¦xito, pero se ha escrito una nueva p¨¢gina en la historia del T¨ªbet". "Odiamos a Ios chinos", dec¨ªa una mujer contemplando las ruinas del puesto de polic¨ªa incendiado. "Tenemos diferente lengua, diferente cultura, diferente historia; los chinos deben irse", aseguraba otra mujer entre sollozos. "Usaremos pu?os contra armas", afirmaba un monje de 21 a?os.
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