La fiesta de Chirac

El primer ministro, Jacques Chirac, hizo ayer una elecci¨®n cuidada de sus invitados a la inauguraci¨®n de las cuatro exposiciones Cinco siglos de arte espa?ol.Dos de ellos destacaban a su lado, para ofrecer ante la Reina de Espa?a todo un simbolismo: Claude Pompidou, la viuda del presidente de la Rep¨²blica fallecido en 1974 y bajo cuya protecci¨®n se form¨® Chirac y recibi¨® el legado gaullista, y Philippe De Gaulle, el almirante y senador por el partido del primer ministro, el RPR (Asamblea para la Rep¨²blica), reconocible a la legua por el enorme parecido, en m¨¢s flaco y en sus rasgos menos en¨¦rgicos, con su padre, el general y presidente fundador de la V Rep¨²blica.

?sta era su fiesta y nadie iba a quit¨¢rsela. En Pompidou, Chirac aprendi¨® los menesteres grises de la alta administraci¨®n y de la pol¨ªtica de cada d¨ªa, y ya en los momentos de asueto, el sentido de la cultura, de la poes¨ªa y de la pintura contempor¨¢nea principalmente. Del primer ministro y alcalde de Par¨ªs se ha dicho que s¨®lo le gusta la m¨²sica militar, pero que gracias a la influencia de Pompidou aprendi¨® a apreciar las vanguardias pict¨®ricas y se convirti¨® en un buen lector de poes¨ªa. En De Gaulle hall¨® el aliento y la inspiraci¨®n que permiten a Francia seguir so?ando. Pompidou y De Gaulle estaban, pues, en la fiesta, donde la Francia chiraquiana quiso ofrecer un espect¨¢culo de europe¨ªsmo ilustrado y culto y de fraternidad transpirenaica, despu¨¦s de a?os y a?os de obst¨¢culos a la entrada de Espa?a en la CE y de palos en la rueda de la misma idea de unidad europea, en buena parte originados precisamente por los propios gaullistas.

Pero en segunda fila estaban tambi¨¦n otros invitados menos simb¨®licos. Por ejemplo, su sonriente ministro de Cultura, Fran?ois L¨¦otard, que no quiso ensombrecer en ning¨²n momento el protagonismo del primer ministro y que calific¨® de absurdos los comentarios sobre la supuesta recuperaci¨®n espa?ola de un cap¨ªtulo de la historia de la pintura asumida por Francia (Picasso, Gris, Mir¨® y Dal¨ª, principalmente). "Esta exposici¨®n es el s¨ªmbolo precisamente del di¨¢logo y de la proximidad entre ambos pa¨ªses", asegur¨® L¨¦otard.

El ministro franc¨¦s se mostraba muy optimista respecto a las posibilidades de actuaci¨®n cultural entre Espa?a y Francia, a pesar de que, seg¨²n varias fuentes, no se esperan resultados excepcionalmente brillantes de las reuniones del Alto Consejo de la Cultura, celebradas ayer y anteayer en Par¨ªs. Este Alto Consejo, formado por 10 personalidades de la cultura, cinco por pa¨ªs, se constituy¨® en 1985 y hasta anteayer mismo se ha mantenido inoperante.