Una proposici¨®n sobre Ceuta y Melilla
EL PARTIDO Comunista de Espa?a ha avanzado algunos de los puntos de lo que constituye la ponencia pol¨ªtica que debatir¨¢ en su XII Congreso, previsto para febrero del pr¨®ximo a?o, entre los que destaca la posici¨®n que esboza para solucionar el contencioso de Ceuta y Melilla con Marruecos. Su conocimiento ya ha provocado reacciones contrarias entre los propios comunistas, hasta el punto de que la agrupaci¨®n del PCE en Ceuta se ha autodisuelto en se?al de protesta.Toda reflexi¨®n que haga cualquiera de las fuerzas pol¨ªticas sobre el futuro de Ceuta y Melilla debe ser acogida con una atenci¨®n exquisita por la sociedad espa?ola. Es un asunto que, precisamente por su dificultad y por la manipulaci¨®n a que se presta, exige la m¨¢xima lucidez y un esfuerzo constante en la b¨²squeda de salidas imaginativas, que tengan en cuenta la historia y el derecho pero tambi¨¦n los condicionamientos de la pol¨ªtica internacional. Desde esta perspectiva, la propuesta que hace el PCE sobre Ceuta y Melilla en su ponencia, congresual constituye una aportaci¨®n valiosa al debate nacional sobre este grave problema.
Por lo que ha trascendido, el PCE aboga claramente por negociar con Marruecos la retrocesi¨®n de Ceuta y Melilla, que se har¨ªa afectiva al final de un per¨ªodo de transici¨®n de 20 a 25 a?os. En este per¨ªodo de tiempo, Espa?a pondr¨ªa en marcha una serie de medidas transitorias acordadas con Marruecos, destinadas a salvaguardar los intereses leg¨ªtimos de los ciudadanos espa?oles. En lo que se refiere a los residentes musulmanes, se potenciar¨ªa la pol¨ªtica de concesi¨®n de la nacionalidad espa?ola a todos aquellos que "acrediten arraigo en ambas plazas". En todo caso, esta cuesti¨®n, que hab¨ªa sido abordada por el PCE en su manifiesto-programa de 1975 y que fue silenciada en sus congresos posteriores, "debe inscribirse en el marco de superar los problemas internacionales del Estrecho, en los que deben considerarse la situaci¨®n del S¨¢hara y la reclamaci¨®n espa?ola sobre Gibraltar".
M¨¢s que lo acertado o no de la propuesta, lo que debe valorarse en la posici¨®n del PCE es su claridad. Es cierto que desde una situaci¨®n de oposici¨®n minoritaria, alejada del poder, es f¨¢cil hacer propuestas de las que se sabe que no van a sufrir la prueba de la realidad. Pero con frecuencia ocurre que este tipo de propuestas, precisamente por no hallarse destinadas a su puesta en pr¨¢ctica inmediata, pueden aportar mayor claridad a la soluci¨®n de cuestiones de Estado que las aportadas por posiciones sometidas al vaiv¨¦n de los intrincados intereses del poder. El problema de Ceuta y Melilla es una cuesti¨®n de Estado. Por ello, cualquier aportaci¨®n que se haga al debate que genera este contencioso tiene que ser acogida como un elemento digno de estudio por el poder pol¨ªtico.
Precisamente la posici¨®n del Gobierno socialista en el tema de Ceuta y Melilla ha sido poco clarificadora, basculando entre negar el problema con Marruecos o considerarlo exclusivamente como una cuesti¨®n de orden p¨²blico. Lo segundo explica los errores acumulados en la aplicaci¨®n de la ley de extranjer¨ªa a los residentes de origen marroqu¨ª y lo primero -si se revelase como algo m¨¢s que simple cuesti¨®n de t¨¢ctica- ser¨ªa pura ceguera, lo cual en pol¨ªtica siempre se paga caro. Pero parece que la prudencia del Gobierno en la elaboraci¨®n de los estatutos de autonom¨ªa de Ceuta y Melilla, obviando del texto que est¨¢ consensuando con AP y con el CDS los aspectos que puedan condicionar el futuro, revela un gran cuidado por no a?adir dificultades legales sobrea?adidas. Como la historia ha demostrado en casos parecidos, ser¨ªa ingenuo pretender dominar el futuro de ciudades o territorios sometidos a conflictos de soberan¨ªa con decisiones de tipo legal. En el supuesto de Ceuta y Melilla, su futuro mejor s¨®lo puede ser resultado de una pol¨ªtica inteligente, y a largo plazo, de amistad y cooperaci¨®n con Marruecos, de una visi¨®n menos localista del problema y de una aceptaci¨®n de su dimensi¨®n internacional. Si la posici¨®n de los comunistas espa?oles sobre Ceuta y Melilla sirve para impulsar este tipo de pol¨ªtica habr¨¢ que congratularse, en cuanto que en un momento dado puede ser el instrumento adecuado para la salvaguardia efectiva de los intereses de Espa?a.
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