Morir en el desierto junto a la moto
Se abre la pol¨¦mica sobre los 'rally-maratones'
Patrice Leclerc ten¨ªa 28 a?os; Peeters Rini, 32; Pierre Hubeaux, 38. Los tres fueron encontrados muertos en medio del desierto de Ksar Ghilane, a 130 kil¨®metros de Douz, en T¨²nez, donde se disput¨® el rally Djerba 500. Junto a ellos, sus motos casi intactas. Unos dicen que murieron de sed; otros, de fr¨ªo. Los hay que aseguran que fallecieron v¨ªctimas del esfuerzo realizado por encontrar una salida en medio del desierto. Lo cierto es que perdieron la vida en un rally de escasa relevancia. Los tres se perdieron el domingo 4 de octubre; cegados por una tempestad de arena. Su caso ha abierto la pol¨¦mica sobre la seguridad en los rally-maratones.
Jean-Marie Balestre, presidente de la Federaci¨®n Internacional del Deporte del Autom¨®vil (FISA), ha aprovechado la circunstancia para criticar a los organizadores de rally-maratones, las m¨²ltiples pruebas que han surgido a la sombra del Par¨ªs-Dakar, la gran aventura que incluso devor¨® a su creador, Thierry Sabine. Balestre ha criticado con dureza estas carreras y ha asegurado que la federaci¨®n internacional prohibir¨¢ las pruebas mixtas (coches-motos), no concediendo el permiso federativo a los organizadores que acepten motos en sus pruebas.Pero, eso s¨ª, Balestre no ha dicho nada del Par¨ªs-Dakar. Desde su flamante despacho de la plaza de la Concordia, en la capital francesa, Balestre manifest¨® a Antenne 2: "Son competiciones deportivas baratas, de segundo orden. Los organizadores no toman las medidas de seguridad necesarias. A veces se mezclan coches y motos en la misma prueba... Se lanza a los participantes por pistas incontroladas en las que pueden producirse tr¨¢gicos accidentes. El Djerba 500 es la ¨²ltima prueba".
Balestre estaba buscando simplemente una justificaci¨®n a la decisi¨®n que pr¨®ximamente tomar¨¢ la federaci¨®n internacional, que no conceder¨¢ el oportuno permiso a los organizadores que admitan motos en sus rally-maratones. La decisi¨®n fue tomada antes de que se produjera la tragedia de T¨²nez, pero Balestre ha sabido aprovecharla. "La asamblea general de la federaci¨®n ha tomado una sabia decisi¨®n, muy razonable".
El problema de Balestre es que ha visto crecer a su alrededor un tipo de competici¨®n que proporciona a sus organizadores grandes beneficios. El presidente de la federaci¨®n internacional no crey¨® jam¨¢s en estas pruebas y ahora intenta neutralizarlas como puede, pues ha comprobado que, junto a la desaparici¨®n de los Grupo 1, el Campeonato del Mundo de rallies, ganado por Lancia con suma facilidad, ha perdido inter¨¦s.
Competencia
No hace mucho, Balestre intent¨® obligar a TSO -Thierry Sabine Organization- a adelantar el inicio del Par¨ªs-Dakar al 25 de diciembre con el ¨²nico objetivo de que no ensombreciera el Rally de Montecarlo, prueba inaugural del Mundial de la especialidad. TSO consigui¨® que Balestre olvidara sus intenciones. La organizaci¨®n que dirige el padre de Sabine, que tiene en Ren¨¦ Metge a su hombre de confianza, vendi¨® los derechos televisivos del rally al Canal 5, cuyo propietario, Robert Hersant, es buen amigo y socio de Balestre.La federaci¨®n internacional teme que los organizadores de este tipo de pruebas acaben asoci¨¢ndose e intenten articular un campeonato mundial de la especialidad. En estos momentos, las grandes f¨¢bricas de coches y motos destinan important¨ªsimas cantidades de dinero a los rally-maratones, cuya dureza les proporciona una buena imagen.
El peligro es que TSO ha ganado tanto dinero con el Par¨ªs-Dakar que cualquier miniorganizaci¨®n se cree en condiciones de dise?ar su propia prueba. El grupo editorial que cre¨® el rallly Djerba 500 pens¨® que no era necesario seguir contando con un hombre de la experiencia del franc¨¦s Patrick Zaniroli, ganador del Par¨ªs-Dakar de 1985 y hasta este a?o brazo ejecutor de la organizaci¨®n. Parte de la tragedia se ha debido a la mala planificaci¨®n, porque los pilotos se perdieron en una etapa muy corta (180 kil¨®metros).
Un litro de agua, una raci¨®n de comida, un encendedor, un espejo, una linterna de bolsillo y una br¨²jula constitu¨ªan el botiqu¨ªn obligatorio de la prueba.
Pudieron morir de sed, fr¨ªo y agotamiento. Murieron en el desierto, junto a su moto.
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