Jes¨²s Ezkerra: "El Gobierno no quiere conflictos y protege los sentimientos religiosos"

El nuevo embajador ante la Santa Sede, Jes¨²s Ezkerra, presenta hoy credenciales al papa Juan Pablo II. Ezkerra se halla ya instalado en la que fue la primera embajada de la historia de Roma, situada en la centriqu¨ªsima y famosa plaza de Espa?a. EL PA?S lo ha entrevistado mientras preparaba el discurso que pronunciar¨¢ hoy ante el Papa. En ¨¦l se subraya, sobre todo, que el Gobierno y el Estado ven con buenos ojos algunos puntos de pol¨ªtica exterior de la Santa Sede, lo mismo que la batalla de este pontificado a favor de los derechos humanos.

Pregunta. ?Con qu¨¦ sentimientos llega a la embajada en el Vaticano?Respuesta. Me duelen las circunstancias dolorosas que han precedido a mi nombramiento. Yo soy uno a los que se les acusa ahora de habernos equivocado cuando apoyamos la candidatura de Gonzalo Puente, como si nos hubi¨¦semos equivocado. Pero yo aconsejar¨ªa a esos cr¨ªticos a que esperen, porque la historia suele dar sorpresas. Lo que s¨ª siento es que por mi parte, a mis 50 a?os a¨²n no cumplidos, he llegado aqu¨ª con excesivo adelanto. Me preocupa mi futuro, que estoy seguro ser¨¢ a un nivel inferior del actual.

P ?Qu¨¦ significa ser embajador ante la Santa Sede?

R. En primer lugar, se trata de una embajada at¨ªpica. Los intereses que yo tengo que defender aqu¨ª son los mismos de cualquier otro embajador, que son los intereses nacionales. Pero lo que cambia es la otra parte, la Santa Sede, cuyos intereses son muy distintos, m¨¢s complejos que los de cualquier otro ente internacional. Sin olvidarse que la diplomacia del Vaticano es una de las m¨¢s antiguas y cuya sutileza es probada y proverbial.

P. ?Llega con alg¨²n contencioso pendiente?

R. No, en absoluto. Las relaciones entre la Santa Sede y el Estado espa?ol son buenas y correctas.

Libertad de informaci¨®n

P. Y, sin embargo, existe a veces la impresi¨®n de que el Vaticano sufra con algunas actitudes del Gobierno socialista espa?ol.

R. Lo que ocurre es que cuando lleg¨® al poder el Gobierno socialista algunos acuerdos entre Espa?a y la Santa Sede estaban a¨²n sin desarrollar. Y el Gobierno tuvo que aplicarlos concretamente, como los puntos jur¨ªdicos, la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas, el problema econ¨®mico, el educativo y el cultural. Y sobre este ¨²ltimo punto creo sinceramente, aunque otros puedan opinar lo contrario, que hoy en Espa?a existe mayor libertad en la educaci¨®n que antes. Se quejan los que tienen colegios elitistas y, por tanto, no reciben subvenci¨®n del Gobierno, pero eso no creo sea una discriminaci¨®n sino un problema de justicia social.

P. ?Y en materia de informaci¨®n religiosa en los medios del Estado?

R. Es verdad que a veces el Vaticano y la Iglesia espa?ola se quejan acerca de este punto, pero lo cierto es que hoy el Gobierno socialista ha concedido mayor margen a los programas religiosos. Lo que ocurre es que existe tambi¨¦n mayor libertad de expresi¨®n, y eso lleva a veces a que algunos puedan sentirse heridos en sus sentimientos religiosos cuando alguien opina en libertad contra las creencias de los dem¨¢s. Pero esto tambi¨¦n ocurre en el campo auton¨®mico, pero no por ello se puede impedir a los ciudadanos que expresen libremente sus ideas.

P. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses existe la impresi¨®n de que el Vaticano ha ganado la batalla frente al Gobierno espa?ol, obteniendo dos cabezas que le molestaban: la del embajador ateo Gonzalo Puente y la del corresponsal espa?ol de Televisi¨®n en Italia y el Vaticano, Javier P¨¦rez Pell¨®n. Y hay quien llega a sospechar que el Gobierno se ha achantado frente a las presiones vaticanas, y que ha ganado Roma.

R. Bueno, por. lo que a m¨ª se refiere, es curioso, porque es notorio que cuando yo me encargaba de las relaciones de asuntos religiosos no era tan bien visto por las jerarqu¨ªas. Por otra parte, el Vaticano se equivocar¨ªa si pensase que se ha tratado de una debilidad de mi Gobierno. Lo que el Gobierno no quiere es guerra, ni con la Santa Sede ni con los serenos de Madrid, no quiere conflictos y protege los sentimientos religiosos de los ciudadanos. Si alguien quisiese interpretar esto como debilidad del Gobierno, se equivocar¨ªa y podr¨ªa incluso acabar creando roces innecesarios.

Sociedad pluralista

P. ?A qu¨¦ atribuye el que est¨¦ preocupando tanto en algunos ambientes el saber si usted es o no creyente?

R. Creo que se trata s¨®lo de curiosidad, y no muy sana. Es curioso que nadie hasta ahora, antes de darme un cargo, me haya preguntado acerca de mis creencias y que ahora, de repente, se interesen tanto. Lo que puedo decirle es que mi ministro jam¨¢s me lo ha preguntado. Yo pertenezco a una sociedad pluralista en la cual la actitud personal en estos asuntos no tiene por qu¨¦ plantearse, es algo que pertenece s¨®lo a mi intimidad, aunque soy consciente de que voy a ser aqu¨ª objeto de buena observaci¨®n por parte de algunos.

P. ?Conocer¨¢ usted antes de presentar credenciales el discurso que le har¨¢ el Papa en su presentaci¨®n?

R. No; seg¨²n el protocolo, el Papa tiene que tener antes el discurso del embajador, pero nosotros no conocemos el suyo. En realidad, dichos discursos no se pronuncian, sencillamente nos los cambiamos.