Adhesi¨®n al lenguaje cotidiano de Steve Reich
La Sala Olimpia, de Madrid, registr¨® el martes un lleno, principalmente de audiencia juvenil, convocado por el arte peculiar de Steve Reich y su grupo de m¨²sica minimalista: Tim Ferchen, Bob Becker, Gary Kvistad, Nurit Tilles, Glen Wellez, Ad Niemann y Al Regni. Se presenta en tres programas que permiten una amplia visi¨®n de su personalidad creativa, un artista innovador, una de las figuras claves de la nueva m¨²sica americana, nacida al final de la d¨¦cada de los cincuenta.No hab¨ªa estado Reich entre nosotros y, si la memoria no falla, su ¨²nica aparici¨®n espa?ola tuvo lugar en los Encuentros de Pamplona 1972, en colaboraci¨®n con la danzarina Laura Dean.
La personalidad de Reich es muy rica dentro de la tendencia; su repetitivismo es m¨¢s una actitud est¨¦tica que un encastillamiento. Por ello, en cada obra escuchada nos descubre una idea y un modo de hacer tras los que, l¨®gicamente, habitan no ya influencias, sino factores determinantes que van desde el percusionismo africanista en Drumming (1970-1971) hasta el Sexteto para percusionistas y teclados, en el que reviven ecos balineses y se advierte la intenci¨®n danzable: no en vano la obra fue escrita en 1984 a instancias de Laura Dean.
Steve Reich
Steve Reich y su grupo. Obras de Reich. Festival de Oto?o. Sala Olimpia. Madrid, 14 de octubre.
Familiar
La Clapping Music, 1972, o sea la m¨²sica de palmas, es algo que en Espa?a suena bien familiar, por intelectualizado que pretenda estar. Es un primer intento de convertir al cuerpo humano en productor directo de m¨²sica, enlazado por cierto con las m¨¢s antiguas manifestaciones sonoras y r¨ªtmicas de la humanidad. De comienzo de los setenta es tambi¨¦n Six Pianos, en donde la iteraci¨®n se torna rica y minivariada en su interior y en su densidad. Nueva York Contrapunto, de los ochenta, como Vermont Counterpoint, para un instrumentista que se enfrenta con sus propias pregrabaciones, acusa de modo extremo el dominio de escritura y la s¨®lida formaci¨®n de Reich.En todos los casos, la m¨²sica de Steve Reich provoc¨® adhesi¨®n. No en vano nos hallamos ante una de las pocas manifestaciones musicales contempor¨¢neas que participan del lenguaje general y cotidiano de la m¨²sica de todos los d¨ªas: el rock e incluso parte del pop. De ah¨ª que, en Estados Unidos, Steve Reich y otros autores de an¨¢loga tendencia- no s¨®lo obtengan ¨¦xito, sino que puedan llenar grandes salas o polideportivos.
El Festival de Oto?o presta un excelente servicio de informaci¨®n al traer a Madrid lo que hasta la fecha era conocido s¨®lo por unas minor¨ªas interesadas por las expresiones de nuestro tiempo. Nada menos minoritario -aunque en principio irritase a determinados sectores- que la m¨²sica repetitiva, que a¨²n recientemente ha presionado, en todo o en parte, a muchos autores actuales.
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