80 minutos para una jugada
Resulta muy dificil encontrar un antecedente en los torneos magistrales de las ¨²ltimas d¨¦cadas donde un jugador invierta ochenta minutos en un s¨®lo movimiento, como hizo ayer Kasparov para realizar su d¨¦cima jugada.La tardanza del campe¨®n en avanzar una casilla su pe¨®n de dama no se debe solamente a la complejidad de la posici¨®n. Una de las cualidades m¨¢s destacadas de Kasparov es precisamente su gran capacidad para calcular muchas variantes a gran velocidad. Durante esa hora y veinte minutos, el aserbayano tuvo que encajar primero el golpe psicol¨®gico propinado por Karpov, que jug¨® agresivamente a pesar de llevar las negras, y le sorprendi¨® adem¨¢s con una novedad te¨®rica minuciosamente preparada en el laboratorio casero.
En ese tipo de situaciones, el jugador intenta convencerse de que si su rival ha hecho una jugada, ¨¦sta no tiene por qu¨¦ ser necesariamente buena. Pero siempre hay una reflexi¨®n secundaria que se sobrepone a ¨¦sta: "La ha jugado casi sin pensar, o sea que la tiene muy bien preparada. Tengo que andarme con mucho cuidado". Es como si el cerebro pusiera en funcionamiento un filtro de seguridad que obliga a pensar todo dos veces. Y el tiempo, Implacable, corriendo.
Autocontrol
Superada esta fase, todo depende del autocontrol nervioso. Para que las cosas marchen bien, el jugador debe calcular de acuerdo a una t¨¦cnica sistem¨¢tica llamada el ¨¢rbol de variantes, muy desarrollada por los entrenadores sovi¨¦ticos. La ¨²ltima jugada del rival es el tronco del ¨¢rbol; las r¨¦plicas razonables son las primeras ramas o variantes, de las que a su vez nacen otras ramas m¨¢s peque?as o subvariantes. El secreto est¨¢ en no pasar a otra variante hasta haber agotado el an¨¢lisis de la anterior.Pero en un estado de gran nerviosismo ¨¦sto puede ser muy dif¨ªcil incluso para un campe¨®n mundial. En lugar de seguir implacablemente la estructura del ¨¢rbol, la mente del jugador salta desordenadamente de rama en rama, sin establecer ninguna conclusi¨®n. En un momento dado, el jugador mira al reloj, queda horrorizado y se dice : "!Llevo m¨¢s de una hora pensando! Tengo que mover lo que sea". Y juega guiado por su intuici¨®n. Esto crea dos sensaciones muy desagradables: una de angustia por el poco tiempo disponible para el resto de la partida y otra de inseguridad por haber hecho un movimiento que no descansa en an¨¢lisis razonados.
En el Mundial, cada jugador dispone de dos horas y media para realizar los primeros 40 movimientos. Si no supera ese control, administr¨¢ndose el tiempo, pierde la partida. Lo normal es que las -primeras jugadas vayan muy r¨¢pido porque son de libro, o sea, ya se han practicado anteriormente.
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