Exhibici¨®n de la Real Sociedad en San Mam¨¦s
La Real Sociedad, fiel a su brillante tradici¨®n en San Mam¨¦s, cercen¨® el sue?o del Athl¨¦tic, hasta ayer invicto. El correctivo, que fue muy severo en todo momento, fue paliado levemente por la pundonorosa entrega bilba¨ªna en el segundo per¨ªodo. Y entre la exhibici¨®n donostiarra y el desastre local se hizo un hueco el ¨¢rbitro Enriquez Negreira que ignor¨® un penalti que hizo removerse de la peana al busto de Pichichi.El Athl¨¦tic hizo dos concesiones definitivas de partida. A estas alturas, cada elemento en el equipo titular es demasiado precioso como para perderlo. Y seguramente Salinas sea el m¨¢s valioso de todos. El largo tiene oficio, dureza, calidad y dotes de mando en un equipo todav¨ªa sin enhuesar. Y m¨¢s grave que la ausencia del defensa, fue la dejaci¨®n que hizo el Athl¨¦tic del control de la pelota. La Real, un equipo que se siente extraordinariamente c¨®modo cuando es capaz de tocar y manejar el bal¨®n, encontr¨® que el Athl¨¦tic le dejaba practicar su estilo mullido. La adormidera surti¨® efectos instant¨¢neos. Para el minuto 9 Beguiristain ya hab¨ªa adelantado a la Real.
La Real Sociedad andaba y desandaba el camino. Los centrocampistas, especialmente Larra?aga y el soberbio Beguiristain, mov¨ªan el bal¨®n a conveniencia. Los chicos de Kendall deambulaban hipnotizados tras la esfera. El equipo lleg¨® a tal grado de aturdimiento que era incapaz de detener la cadena de errores, entregas defectuosas, rebotes perdidos, y topetazos.
Angustiados, los jugadores anhelaron pronto que terminase aquel martirio, mientras la Real encabalgaba un gol tras gol ante la mirada inm¨®vil de los rojiblancos. En el segundo tanto, Loren recibi¨® uno de esos pases con la cabeza que s¨®lo se permiten en los rondos de entrenamiento. Para el tercero, M¨²gika se pase¨® entre la defensa rival (todos en plan Tancredo) y adelant¨® a Bakero, que se ech¨® una carrerita, recogi¨® la pelota y la col¨®, de lejos y suave, junto al poste.
La salida de Sarabia, acogida con algarab¨ªa, no surti¨® el efecto letal que buscan los entrenadores con la aparici¨®n del estilista. Para entonces el partido era un caramelo para los donostiarras, que rend¨ªan as¨ª su particular tributo a los presentes Luis Regueiro, Isidro L¨¢ngara y Pedro Areso -todos guipuzcoanos-.
En otro palco Iv¨¢n Sihuskin, segundo entrenador del Dinamo de Minsk, rival de la Real en la Recopa, no entend¨ªa nada de lo que suced¨ªa. Por momentos, crey¨® vivir una pesadilla. Las cuentas no le cuadraban. Bakero, supuesto estilete blanquiazul, acompa?aba a Larra?aga en el medio centro y Beguiristain mareaba a toda la defensa rojiblanca en la derecha, en la izquierda y en lo que hiciera falta.
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