Odisea en Menorca

El lunes 12 de octubre regresamos de Menorca a Madrid en el vuelo 187 de Aviaco de las 22.15. Nuestro contrato con la compa?¨ªa Turazul comprend¨ªa el traslado del hotel al aeropuerto menorqu¨ªn, servicio que se realiz¨® parcialmente. Aconteci¨® que el conductor del autob¨²s nos dej¨® a los pasajeros -seis en total- en el edificio de salidas para el exterior, detalle que ignor¨¢bamos. En el lugar nos informamos de que la salida para Madrid se encontraba en otro edificio, a unos 700 metros, distancia que debimos realizar a pie, cargando las valijas, por un camino con escasa luz y transitado por autos de ?da y vuelta. Ya se sabe que las maletas, al retorno, van bastante pesadas. Agreguemos que uno de los esforzados caminantes era un septuagenario; otro, un matrimonio con un ni?o que la madre debi¨® llevar en brazos. Para colmo, uno de los pasajeros era un joven que ten¨ªa ciertas dificultades para caminar. Debo reconocer que el servicio de Turazul fue excelente, excepto en el momento final. Setecientos metros, quiz¨¢ m¨¢s que menos, son muchos metros para caminar con maletas y con el peligro de perder el avi¨®n. ?Por qu¨¦ el conductor del autob¨²s nos dej¨® donde nos dej¨®? No pod¨ªa ignorar que ¨¦ramos pasajeros para Madrid. Entonces, ?por qu¨¦ lo hizo? No encuentro respuesta adecuada.- H¨¦ctor B. Kuperman.